Chávez  no  es  el  diablo

Josu Montalbán - Cubainformación.- ¿Matarán los yanquis a Chávez? ¿Les quedará alguna estrategia que garantice sus fines? El proceso de demonización de Hugo Chávez continúa. No es nada nuevo. EEUU, y con ellos el imperialismo integrado por los neocons, los Bancos y las grandes corporaciones multinacionales han venido a poner el grito en el cielo conforme una serie de líderes, procedentes de los estratos más populares han ido ganando las elecciones en los países de Hispanoamérica.


Antes pusieron todas las dudas en la capacidad de Lula para gobernar un país estratégico como Brasil. Hicieron todo lo posible para que Oyanta Humala no gobernase Perú, aunque tuvieran que apoyar a Alain García, que tampoco era su preferido. No les pareció demasiado bien el triunfo de Tabares Vázquez, ni les ha parecido bien en de Lugo en Paraguay, aunque no se trate de países estratégicos. Intentaron evitar el triunfo de Ortega en Nicaragua, y evitaron que López Obrador sea hoy el presidente de Méjico con todas las medidas que tuvieron a su disposición. Y por fin el objetivo es Hugo Chávez, al que le siguen en el ranking Evo Morales y Correa.

El Diablo es Hugo Chávez. Porque gobierna con atrevimiento y está dispuesto a ser grosero con quienes son procaces y bárbaros, aunque lo ejerzan de forma diplomática. Hugo gobierna Venezuela, pero se ha propuesto interferir en la política hispanoamericana fundándose en su poder económico. UNASUR, ALBA y algunos otros organismos alternativos a los que se crearon a la sombra de gobiernos dependientes de EEUU, han surgido en oposición a ellos. En ellos participa el Diablo, pero a Bush se le caen las lentes cuando ve a su lado a Bachelet, a Lula, a Cristina Fernández, a Tabaré Vázquez y, sobre todo, a Uribe. “América Latina ha cambiado”, dijo Hugo Chávez en esa reunión de UNASUR, urgente e improvisada, que se posicionó en contra del intento de golpe de estado denunciado por Evo Morales.

Venezuela ha denunciado un intento de golpe de estado que terminó en poco: cinco militares detenidos y la expulsión del embajador de EEUU en Caracas. Las grabaciones hechas públicas son esclarecedoras: “Aquí el objetivo es uno solo, tomar el palacio de Miraflores, si el señor está allí”, o “Una de las posibles acciones pudiera ser volarlo (el avión presidencial) capturarlo con aviones en el aire o con la tropa de infantería en el aeropuerto cuando él (Chávez) esté llegando de viaje”. No parece desmesurada la respuesta de Chávez a quienes considera que están tras ese intento de matarle: “¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda!”. A la vez, expulsaba al embajador yanqui.

Pero la demonización va también por otros derroteros. Washington ha denunciado la debilidad de Chávez (y también de Evo) para hacer frente a sus desafíos internos, justamente tras las palabras de Hugo anunciando que intervendría si se produjera el derrocamiento de Evo Morales tras un golpe de estado más que posible en Bolivia. Ciertamente pudiera ser algo más discreto en sus apariciones públicas y utilizar un lenguaje políticamente correcto pero aún no se han olvidado aquellos tiempos en que los dirigentes hispanoamericanos eran educados y parecían prudentes sólo porque obedecían las consignas económicas, políticas y sociales procedentes de Washington. Mientras ponían sus territorios y sus recursos naturales o geográficos a su disposición, en sus respectivos países la mayoría de los ciudadanos vivían en la pobreza y la miseria.

Y bien, ¿porqué demonizar a quien ha accedido al gobierno de Venezuela de modo democrático, e incluso ha sometido su legitimidad a varios referendos supervisados por observadores internacionales, que ha ganado? Salvo el último referendo para la reforma constitucional, que perdió, el pueblo venezolano ha venido refrendando sus políticas, ¿porqué considerarle un Diablo? Cuando sea derrotado en las urnas tendrá que irse, y se irá. Si no fuera así, entonces habrá que criticarle, pero no ahora. Es decir, que caben las opiniones pero no los juicios sumarísimos.

Recientemente Vargas Llosa llamaba a la movilización en las elecciones del próximo 23 de Noviembre, para elegir gobernadores y alcaldes, pero advertía que no cabe ningún tipo de fraude electoral por el sistema sofisticado usado en Venezuela. Y decía que estaba convencido de que “el proyecto autoritario que Chávez ha puesto en marcha como revolución bolivariana o socialismo del siglo XXI tiene menos posibilidades de materializarse que hace unos años”. Su optimismo viene, según explica, de “la libertad con que los venezolanos critican en calles, plazas, cafés o donde sea al gobierno sin dejarse intimidar por las represalias”. Curiosa contradicción, que un gobierno “tan autoritario” no intimide ni amenazando con represalias. Lo curioso es que su mentor fuera Teodoro Petkoff, fundador del MAS, antiguo comunista y guerrillero que abandonó el MAS cuando el partido aprobó su apoyo a Chávez. Pero Petkoff fue un traidor al socialismo en el mismo momento en que, formando parte del gobierno del socialcristiano Caldera tomó la decisión de eliminar los controles del cambio de precios, reiniciar la privatización generalizada de empresas y servicios públicos y eliminar el sistema de Seguridad Social así como el sistema de Prestaciones Sociales imperante hasta su llegada. Al parecer seguía ya las líneas que ha marcado en su posterior libro “Solo los estúpidos no cambian”.

Resulta sorprendente la reflexión que hace el mismo Vargas Llosa en su artículo después de haberle calificado como autoritario u opresor del pueblo: “el Gobierno no ha querido o no ha sabido sobornar a la clase intelectual y artística y ponerla a su servicio…, las universidades tampoco han sido arrolladas por el régimen y casi todas ellas conservan su independencia”. Entonces, ¿a quién oprime, engaña o manipula? Vargas Llosa, a pesar de la profundidad de sus reflexiones, raya en el tópico y la vulgaridad cuando eleva a la máxima categoría lo que un cubano dijo sobre su emoción cuando llegó a Caracas: “Cuando llegué a Venezuela y ví por primera vez una botella de Coca-Cola se me llenaron los ojos de lágrimas”. ¡La Coca-Cola como símbolo de progreso y libertad!

Sin embargo esta estrategia de demonización para la que se están prestando organizaciones diversas, además de gobernantes y políticos, también está siendo respondida con contundencia. Se acusó a Chávez de apuntalar su proyecto en las capas más bajas y humildes de la población, los parias de los tranchitos que rodean a las grandes urbes. ¿Hay algo malo en ello? ¿Cabe sustento más noble para un proyecto revolucionario que se llama socialista? ¿Acaso no ha cambiado el mapa de Venezuela en lo que se refiere a los parámetros que miden la pobreza? Según datos que recojo del siempre certero profesor Vicenç Navarro (Catedrático de la Pompeu Fabra), el porcentaje de pobres ha descendido del 54% en 2003 al 27,5% en 2007. La Economía ha crecido considerablemente a pesar del paro patronal que se produjo entre los años 2002 y 2003, que motivó descensos importantes en el PIB. A pesar de ello los crecimientos posteriores han alcanzado una media superior al 12% anual. A la postre estas cifras han derivado en un mayor gasto social y más bienestar para los venezolanos. El gasto público social, que estaba en el 8,2% del PIB antes de la llegada de Chávez pasó al 12,3% en 2003, y a 13,6% en el 2006. Considerando solo la sanidad, educación y la vivienda el gasto aumentó del 5,7% del PIB al 10,1% en el 2006. En suma, que el gasto público social se ha triplicado durante el gobierno de Chávez. Pero, a su vez, el crecimiento económico también hace crecer de modo automático el bienestar de las gentes. Desde que Chávez consiguió el control de la energía en 2003 la economía venezolana ha crecido un 87%, descontando la inflación, lo que ha supuesto que haya creado empleo a un ritmo tres veces mayor que EEUU. Además el parámetro que mide las desigualdades también se ha reducido, siguiendo en coeficiente de Gini, de 49,80 a 44,10 en 2006.

Vicenç Navarro interpreta en su artículo “La falta de objetividad en los análisis mediáticos sobre el Gobierno de Chávez en España”, el debate mantenido por dos analistas americanos de tendencias bien diferentes (Francisco Rodríguez en Foreign Affairs y Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y Política de Washington), y su interpretación resulta fundamental para hacer desembocar en el punto justo la discusión sobre las cifras de cada cual. Porque Rodríguez aporta el dato aislado de que los niños nacidos con bajo peso han pasado del 8,4% en 1999 al 9,1% en 2006, sin advertir que ha mejorado el sistema de registro de nuevos nacimientos, ni que la mortalidad infantil ha bajado de 21,4 a 15,5 muertes por cada 1000 nacidos vivos. Igual cabe decir del importante número de médicos incorporados al sector público, que ha pasado de 1.628 en 1998 a 19.571 en 2007. Es preciso subrayar cómo culmina Navarro su artículo: “Puede concluirse que el diagnóstico de fracaso e insensibilidad social del Gobierno Chávez no es sostenible. Antes lo contrario, es un experimento que no carece de notables éxitos que permanecen silenciados en los medios de persuasión españoles”. Preciosa y atinada palabra como conclusión: “persuasión”.

Lo evidente es que Chávez “se ha convertido para los ectores populares en punto de encuentro, referencia natural de aspiraciones y anhelos de redención social siempre olvidados y postergados por las clases políticas que han hecho (hicieron en su tiempo) suyo el proyecto moderno de Venezuela”. Pero, fracasado aquel proyecto, el sociólogo Wladimir Ruiz Tirado se hace una importante pregunta en su libro “Las lógicas de Chávez”: “¿vale la pena sacrificar el enorme potencial popular que representa la era Chávez para asumir la construcción de un proyecto verdaderamente moderno; o, por el contrario, debemos tomar la extraordinaria energía del pueblo y dedicarnos a la construcción y diseño de un modelo propio, el cual, si bien puede tomar prestados algunos elementos modernos no sucumba ante su inevitable decadencia?”. La respuesta es compleja pero, en todo caso, el proyecto interno de Venezuela no parece resentirse ante su creciente influencia en la Geopolítica de Hispanoamérica y del Mundo.

La presencia de Hugo Chávez en el mundo no es testimonial. Es cierto, como dice Vargas Llosa, que alguna parte del socialismo bolivariano es promovida en el mundo a golpe de talonario. Se lo puede permitir porque, además, tiene el talonario bien dotado pero, ¿acaso lo hacen otros de otro modo? Los venezolanos deberán cuidar que lo más grueso del talonario vaya a parar preferentemente a ellos, aún sopesando los beneficios que pueda acarrearles una política exterior equilibrada y más o menos ambiciosa. Pero habrán de ser ellos, y no Vargas Llosa ni los medios de persuasión que atinadamente califica Vicenç Navarro, quienes cuiden y saquen sus conclusiones.

Demonizar a Chávez es cerrar vías a posibles procesos liberadores de países enteros en Hispanoamérica y otras zonas del Mundo. Pero sobre todo obedece al artero interés de quien hace una lectura mezquina que solo el atroz y brutal neoliberalismo, tan de moda hoy, puede aceptar. El decisivo 23 de Noviembre próximo, en que serán elegidos 22 gobernadores y 335 alcaldes, marcará un antes y un después. Para algunos sería bueno que todos los partidos opositores, unidos, obtuvieran un porcentaje muy alto de victorias, es decir, que se fraguara ya la posible derrota definitiva de Hugo Chávez. Tal es la obsesión que les asiste que parece desprenderse de sus deseos que lo idóneo no es que venza una opción útil, eficaz y razonable, sino que desaparezca Hugo Chávez, lo cual, teniendo en cuenta que sus victorias anteriores no merecieron ningún reproche de los observadores internacionales que acudieron a vigilar los comicios, ni por tramposos ni por trucados, sólo hace engrandecer más a Chávez, al menos en su faceta “sui generis”.Recientemente el histórico dirigente del laborismo británico Tony Benn lamentó el acoso al que se ve sometido el Gobierno de Hugo Chávez, al que dedicó esta acertada loa: “Hay dos llamas ardiendo al mismo tiempo, la llama de la ira contra la injusticia y la llama de la esperanza de un mundo mejor, y esas dos llamas arden ahora mismo en Venezuela”.

Fuentes consultadas:
- “Caracas al vuelo”, artículo de Vargas Llosa (EL PAIS, 24 de Agosto)-
- “Las Lógicas de Chávez”, de Wladimir Ruiz Tirado.
- “La demonización de Chávez en España”, de Vicenç Navarro.

 

América Latina
TVES.- Transmisión de la edición número 43 del programa "Con Maduro +"....
Cubainformación.- Este próximo 25 de Mayo tendrá lugar en la localidad vasca de Orereta / Errenteria (Gipuzkoa) una jornada de Encuentro de Solidaridad Euskal Herria-Venezuela....
Consulado de la República Bolivariana de Venezuela en Vigo - Cubainformación.- El cónsul general de la República Bolivariana de Venezuela en Vigo dio inicio a un intenso programa de visitas institucionales a autoridades, m...
Lo último
La Columna
La Revista