Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los pueblos - Capítulo Suecia - Cubainformación.- El viernes 9 de octubre, un grupo de delegados al X Encuentro de Cubanos residentes en Europa, sostuvieron un encuentro con 4 parlamentarios suecos del Partido de Izquierda y Partido Socialdemócrata. En esa reunión se hizo entrega de una declaración escrita, y se expusieron los motivos por qué los Cubanos residentes en Europa exigen el cese del bloqueo de EE.UU. a Cuba y la devolución del territorio de Guantánamo.


 

Finalizada la reunión en el parlamento, se rindió un emotivo homenaje ante la tumba de Olof Palme. El escritor René Vázquez Díaz, radicado en Suecia, dío lectura a un mensaje, y Victoria Andersson, presidenta de Cubanos por Cuba (Suecia) depositó una ofrenda floral junto a la tumba. 

Mensaje leído por René Vázquez Díaz: 

Querido Pimer Ministro Olof Palme: 

Nosotros, cubanos residentes en distintos países de Europa, nos hemos reunido en Estocolmo para discutir asuntos vitales como el bloqueo contra Cuba, las nuevas relaciones con EE UU y el perfeccionamiento del socialismo cubano, y acudimos a su tumba como un humilde símbolo de nuestra admiración y nuestro respeto. 

Usted luchó por una sociedad en la que el alto nivel de desarrollo técnico y económico se fundamentara en un fuerte sentido de la responsabilidad social, y en una identificación profunda con las condiciones de vida de otras personas. Decir Olof Palme es decir todo lo contrario al egoísmo y al capitalismo brutal; es asumir solidariamente la responsabilidad por los enfermos, los ancianos, la educación gratuita y la justicia social. 

Usted sostuvo que una capa de ricos pueden marcar, con su desmesurado poder económico y su estilo de vida, los actos públicos e incluso la literatura; pero que no pueden cambiar en lo más mínimo la situación de las masas condenadas al desempleo, al desprecio y al desamparo. 

“La idea de la solidaridad –escribió usted—es peligrosa para aquellos que tienen privilegios que defender. La solidaridad tiene una fuerza política explosiva que apunta contra el poder económico”. 

Usted nos advirtió que cuando las ideas conservadoras triunfan, e imponen las leyes del egoísmo, las contradicciones de clase proliferan aunque sean llamadas de otra forma. Entonces el poderío mediático y político de las derechas culpa a los pobres de los reveses, las dificultades y los fracasos. En ese ambiente brutal, generado por el triunfo del neoliberalismo, germina hoy un fascismo latente en Europa. 

Usted quiso llevar la equidad económica y la democracia a todos los ámbitos de la convivencia ciudadana. Usted quiso, incluso, que el pueblo influyera en las relaciones de producción, llevando la democracia de las mayorías al núcleo mismo de los poderes económicos. Usted fue denostado como nadie y tuvo enemigos salvajes, enemigos surgidos de la barbarie cuyo poder resultó ser mortal e inexorable. 

Como ciudadanos procedentes de un país al que EE UU quiso doblegar durante medio siglo, no podemos olvidar sus palabras a raíz de los bombardeos contra Hanoi en la navidad de 1972: “Lo que se está haciendo es torturar a seres humanos, martirizar a una nación para humillarla, para obligarla a plegarse por la fuerza”. 

No olvidaremos nunca que en 1973, mientras en Chile se torturaba y se asesinaba, y mientras la embajada de Cuba estaba sitiada por los militares de Pinochet, Suecia asumió, por medio de usted y de su inolvidable embajador de la dignidad y los derechos humanos, don Harald Edelstam, la protección y la representación de los intereses cubanos en territorio chileno. 

Cuando usted visitó Santiago de Cuba en el verano de 1975, usted dijo frente al Cuartel Moncada: “En los campos de la educación y la salud pública, Cuba, país bloqueado, ocupa el primer puesto en toda la América Latina. Esto se ha logrado a costa de grandes sacrificios personales, y de una inmensa abnegación”. 

Hoy estamos ante su tumba para decirle que Cuba ha alcanzado una victoria histórica obligando a EE UU a sostener negociaciones, pero que sigue bloqueada y que somos muchos, dentro y fuera de la isla, los que seguiremos haciendo cualquier sacrificio para crear bienestar para los cubanos, sobre la base del respeto a su soberanía y de su propia capacidad de desarrollo. 

Por ello conluímos este sentido acto de homenaje, con las mismas palabras con las que usted terminó su discurso en Cuba: 

- ¡Viva la amistad de Suecia y Cuba!

- ¡Viva la solidaridad entre los pueblos!

- ¡Viva Cuba independiente!

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