Mariana Gil Jiménez, Lic. en Letras, Facilitadora de Labrys y Co-creadora de Com_una hereje, y Laritza Perez Rodriguez, Lic. en Psicología, Coordinadora de Labrys y Co-creadora de Com_una hereje - Red Semlac.- A lo largo del archipiélago cubano y su historia, la ciudad de Santa Clara ha sido y es aún reconocida como el epicentro de la cultura LGBTIQ+. Si bien desde la década del noventa del siglo pasado cuenta con la existencia de “El Mejunje” —centro cultural fundado por Ramón Silverio el 26 de enero de 1985, con un propósito inclusivo de todas las diversidades (no exclusivamente sexuales) existentes en nuestra sociedad—, en un sentido estricto, la ciudad no estuvo vinculada al activismo lésbico hasta ya adentrados los años 2000.


Tras el surgimiento de la Red Nacional de Mujeres Lesbianas y Bisexuales, asociada al Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), a partir de  2002 se crearon grupos que integraron esa red en varias provincias del país, entre ellos, el grupo «Labrys», conformado el 23 de agosto de 2013 en la provincia de Villa Clara y actualmente activo en su capital, Santa Clara.

En un inicio, Labrys se implicó en la promoción de salud y prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH/sida, así como en el trabajo con otras redes sociales comunitarias también vinculadas al Cenesex, fundamentalmente, la redes HSH (orientada a Hombres que practican Sexo con otros Hombres) y TransCuba (encaminada a las personas trans, parejas y familias). Dicha colaboración ha sido y continúa siendo de crecimiento y nos ha ayudado a enriquecer nuestras perspectivas; asimismo, ambas redes, al poseer una trayectoria y experiencias previas, fungieron de guías en los primeros pasos.

Sin embargo, llegó un momento en que se hizo imperante la necesidad de reorientar nuestro activismo al sujeto que nos era propio, a la mujer que ama a otra mujer, pues, al establecer cierta simbiosis con dichas redes, perdimos nuestro objetivo principal: visibilizar la existencia de las mujeres lesbianas y bisexuales, sus problemáticas y demandas sociales.

Precisamente, durante la pandemia global de covid-19, la pausa obligatoria y las cuarentenas nos ofrecieron la oportunidad de pensar cómo reenfocar el desempeño del grupo, qué nuevas metas trazarnos, qué actividades realizar… En ese contexto, comenzamos a llevar el activismo a las redes sociales, fundando grupos, páginas y canales de Labrys en Facebook y Telegram, así como perfiles en Twitter, Instagram y Pinterest.

Al incorporarnos a las redes, visibilizamos nuestro trabajo y accedimos a un número mayor de personas que habitan diversos escenarios. Otro resultado alcanzado mediante la tecnología e Internet ha sido la búsqueda, gestión, elaboración y difusión de materiales afines a nuestros propósitos y anhelos, dentro del activismo. Gracias a esto, hoy contamos con infografías, libros y audiovisuales que, de otra manera, no hubiésemos podido obtener.

Por otra parte, uno de los retos que permanece –junto al fluctuar de integrantes– es sumar miembrxs presenciales, que se comprometan y asistan a las convocatorias. Una limitación que afecta nuestra labor y servicio es la ausencia de un local destinado a Labrys, donde, además de ser fácilmente accesibles para las personas que precisan de ayuda y/o asesoramiento, podamos llevar a cabo las reuniones mensuales, encuentros que promuevan la socialización y cohesión grupal, además d talleres propios de capacitación destinados a lxs nuevxs integrantes y que garanticen una constante superación en nuestra formación como activistas, no solamente en cuanto a la adquisición de información, sino también al manejo de los conocimientos pertinentes y al desarrollo de habilidades comunicativas para transmitirlos.

Aun así, hemos conseguido integrarnos a propuestas comunitarias y académicas de conjunto con las redes HSH y TransCuba, y la Articulación Juvenil de Villa Clara. Ejemplo de ello fueron las actividades coordinadas por el Mes de la Historia LGBTQ+ en Cuba, organizadas en el mes de mayo del presente año, y el encuentro sociocultural y feminista por el 8 de marzo, realizado en el Parque de las Arcadas de la ciudad. Un logro de Labrys en este aspecto ha sido retomar el espacio de cinedebate “Segunda piel”, creado por la crítica de cine Ileana Margarita Rodríguez Martínez y que se enfoca en el abordaje de materiales vinculados a las temáticas de la sexualidad y el género, en todas sus dimensiones. Este espacio sesiona el último miércoles de cada mes, en el Cine “Camilo Cienfuegos”, con la presentación de los filmes a cargo de Laritza Perez Rodriguez, quien ejerce de Coordinadora del grupo en la actualidad.

Feria comunitaria en la facultad de Ciencias Sociales de la UCLV, por el Mes de la Historia LGBTQ+ en Cuba. Foto: Cortesía de la entrevistada

Incentivadas por la idea de explorar otras formas de activismo relacionadas con las Artes, ambas –coordinadora y facilitadora– decidimos componer un fanzine con una perspectiva feminista, mediante el cual promover la cultura lésbica, en su máxima extensión, con un eminente carácter político. En un primer momento, habíamos concebido el fanzine como una expresión grupal, una propuesta inherente a Labrys; sin embargo, poco a poco le fuimos añadiendo nuevos caminos, deseos… Y luego de comprender las oportunidades y alternativas que nos brindaba, resolvimos apostar por algo mayor. De este modo, surgió “Com_una hereje”: un proyecto cultural independiente, cuya principal manifestación consiste en un fanzine homónimo.

El fanzine Com_una hereje tiene una periodicidad mensual. En su estructura, cada número contiene una portada de nuestra autoría, una nota editorial y tres secciones: “LES Irreverentes” es la primera y está destinada a temas que tributan a la historia de las luchas lésbicas; “Sobre el olvido”, la segunda sección —en su honor, lleva el título del poema homónimo de Ada Elba Pérez Rodríguez, poeta y artista cubana, muy nuestra— convoca al rescate de la literatura escrita por mujeres y comparte sus escritos; por último, “Luna Roja” es una sección que pretende exponer y cuestionar políticamente múltiples asuntos y problemáticas de salud que repercuten en las mujeres.

Frente a nuestro anhelo inicial de repartir los ejemplares del fanzine en físico y sin remuneración económica alguna, hemos encontrado una dificultad tangible: la imposibilidad de adquirir recursos fundamentales para su confección, tales como impresoras, tinta y hojas de papel. A esto se le añade otra barrera: las complejidades legales para difundir publicaciones seriadas de este tipo en el país, ya sean en formato físico o digital.

Por esta razón, hemos recurrido a las redes sociales para complementar nuestro trabajo. Aquí han nacido nuevas secciones, como “Ofrenda” (título que hace homenaje a Liuba María Hevia, cantautora cubana), en la cual reivindicamos la labor de mujeres cubanas y su relevancia para la cultura —en el sentido más amplio de la palabra. También hemos incluido un espacio de formación para las lectoras: “Lecturas impostergables”. Este tiene como objetivo contribuir al desarrollo de un pensamiento crítico a través de las lecturas de ensayos y discursos de mujeres que luchan contra el orden social cis-hetero-patriarcal, desde diversos contextos y realidades. También hemos sumado la elaboración de otros escritos propios, principalmente, reseñas literarias y textos acerca de la vida y obra de mujeres en las artes.

Nuestros sueños son infinitos. De momento, al ser un proyecto muy joven y contar solo con nosotras dos como co-creadoras, editoras, redactoras, investigadoras y demás funciones, Com_una hereje hoy bosqueja algunas metas para su crecimiento. En primer lugar, estamos tejiendo la idea de confeccionar un fanzine similar orientado a las niñas. En este caso, con ellas no podemos escatimar en la difusión física de este, pues, durante la infancia se precisa aún más del contacto sensorial para la apreciación de las artes. Por tanto, mientras buscamos y gestionamos los recursos, vamos concretando las formas y contenidos que caracterizarán este nuevo fanzine. También pretendemos efectuar talleres presenciales y “encuentras” feministas donde, más que debatir la teoría, esta se construya a partir de las experiencias de las mujeres en su cotidianidad. Tenemos, además, el propósito a largo plazo de convertirnos en un espacio de difusión para las obras de mujeres artistas y escritoras cubanas, así como realizar convocatorias y premios literarios anuales. Por último –y muy significativo para nosotras–, cultivamos el deseo de crear un archivo que rescate la cultura lésbica y la historia de mujeres que han amado a otras mujeres dentro de la isla. Inspirando este anhelo, Santa Clara guarda el apremio de alzarse como antorcha violeta, lleva la urgencia de saberse hereje y sorora. Para ello, habrá de convocar a muchos aquelarres… Habrá de devenir ciudad «amora».

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