Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Un reporte de BBC hizo saber que Cazas F-16 de Ankara derribaron dos días atrás un avión de Moscú que violó su espacio aéreo; que el incidente ocurrió cerca de la frontera con Siria, donde “Rusia realiza bombardeos aéreos contra grupos de oposición armada al gobierno del presidente sirio Bashar al Asad”; y que Turquía denunció que el avión de combate, un Su-24 ruso, ignoró al menos 10 advertencias emitidas por su fuerza aérea turca, razón por la cual tuvo lugar el suceso —las negritas son mías.
Otro despacho de la misma agencia adelanta que, pese a la contundente respuesta del presidente ruso, Vladimir Putin, una ruptura de relaciones con Ankara es algo que parece poco probable; cita a Famil Ismailov, editor del servicio ruso de la BBC: “Si bien lo sucedido es un tremendo dolor de cabeza para Rusia, al punto de que se puede transformar en una verdadera pesadilla, ambos países tienen mucho que perder si se llegasen a plantear una ruptura de relaciones”; y aclara, sin embargo, que la amistad [¿?] entre los contendientes se ha visto sometida a una prueba de fuego, especialmente después de que Putin calificara lo sucedido como “una puñalada en la espalda” y de que advirtiera sobre “graves consecuencias” en su relación con Turquía.
Varios informes de prensa han resaltado que el presidente Barack Obama certificó el derecho de Ankara a defender su espacio aéreo ante violación alguna, aunque también hizo un llamada a la prudencia; que desde el alto mando de la OTAN (Pacto Militar del Atlántico Norte) han salido pronunciamientos de la propia magnitud; y que las autoridades turcas ha recordado enfáticamente el artículo 5 de dicho Pacto que establece que un ataque armado contra uno miembro del bloque se considerará dirigido contra todos, en alusión a una posible reacción bélica del Kremlin contra Turquía —las negritas son mías.
En este contexto, un colega me preguntó qué opino al respecto y no tardé en responder: primero, si bien está por ver qué pudiera acontecer en los próximos días, no creo que la sangre llegue al río —es mucho lo que se pierde con un conflicto bélico a escala global; y segundo, el gran poder mediático ha aprovechado la oportunidad para envenenar todavía más a la opinión pública sobre la relación Vladimir Putin-Bashar al Assad —apenas se difunde el rescate del piloto ruso que desmiente a Turquía.
No obstante, a mi percepción en este minuto incorporo otro elemento de juicio, un detalle histórico, a saber:
En Turquía, Hermanos al Rescate y la Helms Burton, se puede leer acerca de lo ocurrido casi 20 años antes, el 24 de febrero de 1996 en aguas territoriales cubanas, ocasión en que dos aviones Cessna 337 Skymaster, de la organización Hermanos al Rescate, violaron repetidas veces nuestro espacio aéreo provenientes de Miami, e incluso sobrevolaron temerariamente la ciudad de La Habana; al paso que subraya:
“Cuando los dos Cessnas vinieron abajo después de múltiples advertencias de las autoridades de la Isla, la reacción del presidente demócrata, William Clinton, estuvo muy lejos de admitir que Cuba tenía “el derecho de defender su territorio y su espacio aéreo”. Endureció el bloqueo y lo codificó bajo la Ley Helms Burton, normativa de aplicación extraterritorial que ahora tiene supuestamente atada las manos de Obama para desplegar su nueva política con Cuba. […]”.
¿Curiosamente?, de este triste episodio ni los políticos de Occidente liderados por Estados Unidos de América ni la gran prensa que está a su servicio han expresado media palabra por estos días. Así, la moraleja es obvia: el cómo ha sido presentado el derribo de un avión ruso por ataque turco, contrasta con la actitud contraria ante una acción de defensa de Cuba. Así, estamos en presencia de otra doblez de enemigos de los pueblos.
