Elson Concepción Pérez - Granma.- Contento por lo que él mismo denomina "mi pequeño aporte" al fortalecimiento de los entrañables lazos de amistad entre Belarús y Cuba, y en víspera de su regreso a Minsk, donde "hay muchos buenos amigos de la Isla", el embajador Igar I. Paluyán, accedió a responder preguntas a Granma.

La entrevista coincide con la agudización del conflicto provocado por la actitud injerencista de Washington que, además de cuestionar la política bielorrusa y su sistema de gobierno, ha reducido al mínimo su embajada en Minsk, en la que las autoridades de la nación europea desactivaron una red de espionaje dirigida por un funcionario norteamericano.


Se aprecia un deterioro en las relaciones entre su país y Estados Unidos. ¿Cuál es la causa?

Así es. Y, aunque estamos trabajando por una solución optimista al problema, al mismo tiempo debemos estar listos para el peor caso.

Nosotros partimos del concepto de la no intromisión en los asuntos de otros países. Sin embargo, por desgracia, el gobierno actual de Estados Unidos piensa lo contrario.

A pesar de que somos un país pequeño, tenemos nuestro orgullo nacional. No queremos ni pretendemos pelear con nadie, pero, por supuesto, haremos todo lo posible para preservar nuestros intereses y nuestra soberanía.

¿Alguna medida de la administración norteamericana?

Sí. Se trata de una empresa de petróleo de Belarús, a la que le embargaron todas las cuentas bancarias en Estados Unidos o bancos de filiales estadounidenses.

Es una entidad totalmente bielorrusa; y aunque las pérdidas económicas no son muy grandes, lo que sí vale es el precedente que puede constituir la medida. Si permites que lo hagan una vez, tendremos que prepararnos para las consecuencias futuras.

Ha hablado usted de ampliar las relaciones de su país con América Latina y la perspectiva que ofrece el marco del ALBA. ¿Cuál es su visión de futuro al respecto?

Las relaciones económicas y comerciales con Cuba se están multiplicando; pienso que debemos analizar todas estas perspectivas y potencialidades, y aprovechar el alto nivel tecnológico de Belarús, las experiencias de Cuba, y complementar ambas cosas con recursos y otras posibilidades de países latinoamericanos.

Un solo ejemplo: ahora Belarús está armando tres ensambladoras en Venezuela: de tractores, camiones y equipos para canteras.

Por supuesto, cuando las mismas estén funcionando, no solo podrían cubrir las necesidades venezolanas. Pueden —digamos—, en el caso de los tractores, volver a aparecer en Cuba y en otros mercados del área, y se ahorraría el flete que desde Venezuela es mucho menor que desde Belarús.

Eso beneficiaría a todos los países, y pienso que el ALBA es el modelo más apropiado para desarrollar ese tipo de cooperación.

¿En qué situación está la adquisición de ómnibus de Belarús para Cuba?

En la primera mitad de junio debe llegar el primer lote, luego irán arribando otros, hasta el otoño, en que deben estar aquí los 100 contratados.

El primer paso ha sido el más complicado, pero avanzaremos. No tengo dudas.

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