Javier Sánchez - Cubainformación.- Compadre: Creo que tiene alguna utilidad escribir esto en esta hora y manera. Y lo hago justo después de escuchar la “conversación” que mantuviste con el incalificable Luis Herrero; tarde, lo sé, pero me parece que no por haber pasado unos días (confieso no seguir siempre el rito atropellado que marcan los medios masivos) pueden dejar de tener valor algunas reflexiones al respecto de lo que dijiste en ella y, por extensión, de lo que has comentado a lo largo de estos días en que has estado de “rabiosa (nunca mejor dicho) actualidad”. Además, qué leche, puede ser la única manera que algun@s tenemos de comunicar esto contigo y con much@s otr@s.


Estoy de acuerdo (es en lo único, lo prometo…) con Luis Herrero en que tienes una gran responsabilidad; por eso, repito, creo útil ésto y por eso pienso que no deberías entrar a según qué juegos o hacer según qué calificaciones. Parece claro que en una más de las encerronas desinformativas a las que te han sometido estos días, y tras las presiones recibidas haces algunas declaraciones que ni tú mismo suscribirías en situación más calmada (como que Cuba es una dictadura). Hay otras, como tus reiteradas disculpas si estás equivocado, que te honran y dicen mucho, (bueno), de ti; pero quizá no era el momento de tantas disculpas. Más allá de presiones y de actitudes loables frente a condescendencia insultante, creo que hay cosas que sí de veras las crees y en las que merece la pena detenerse.

Y la primera me parece esa responsabilidad y su relación con la libertad de expresión. Has comentado varias veces que aquí, en la democracia española sí existe, aunque luego lo hayas matizado; que puedes decir lo que te dé la gana y que en Cuba eso te podría acarrear problemas. Visto el linchamiento, está claro lo que ocurre con quien, teniendo la proyección pública adecuada, se sale del redil, en el medio adecuado. Ésa es la cuestión clave. No es cierto que, personalmente, se pueda defender cualquier idea en cualquier sitio, eso está claro; ni siquiera la gente, como yo, anónima y, por tanto, relativamente inofensiva. Hablar de Euskadi, por ejemplo, en según qué términos, tal es el veneno inoculado, nos haría perder relaciones sociales, puede que laborales y hasta recibir alguna paliza, como tú dices temer. Eso en lo personal: en el terreno político, claro, podría implicar entrar en el tan amplio “entorno” e inaugurar una posible persecución política (perdón, qué tonto; olvidaba que no hay presos políticos en el Reino…) con penas de cárcel incluídas. Pero bueno, básicamente, se puede decir que…bueno, que hay otros lugares con menos libertad de expresión individual, …dejémoslo así…

Pero ése no es el caso que nos ocupa. La cuestión es poder decirlo en algún lugar en el que ser leído o escuchado al por mayor, como es tu caso, y no como el resto de l@s anónim@s, que nos la pasamos repartiendo panfletos o montando conferencias en lugares reducidos…

¿En una televisión o radio estatal, con más tiempo para explicarse que el de una llamada telefónica y con cierto impacto? ¿De manera que pueda alterar en un nivel inaceptable la corriente de opinión? No hombre, ahí no. Me remito a la contundencia con la que Carlos Fernández Liria razonaba acerca de las ilusiones de libertad de expresión en algunos de sus mejores ensayos breves, en los que se asombra de que los columnistas no censurados de, por ejemplo, El País no reparen en la medida en que su “pensamiento” coincide con la línea editorial del diario; o de l@s que creen que poseen una envidiable libertad de expresión por poder escribir en un blog que leen sus amigos . Por supuesto, creo que hay que defenderte, como a cualquiera de l@s silenciad@s cotidianamente, pero además, no eres cualquiera, y eso no puede pasarte por alto ni un segundito, o la reflexión que emane de ese olvido será irreal.

Por cierto que en ése ensayo citado, el propio Fernández Liria utiliza la estrategia de explicar la realidad cubana (y con ello la nuestra) a través de pequeñas “anécdotas”. Bueno. “Yo por ejemplo he podido decir lo que me ha dado la gana, es cierto, y eso en Cuba puede acarrear ciertos problemas” (sic). Dicho lo dicho sobre lo primero, una matización a lo segundo. Durante los meses en que tuve la inmensa suerte de vivir en al Isla Infinita, recuerdo muchas ocasiones en las que en la cola del pan en que discutía a voces lo inaceptable de la subida de la luz ( Noviembre de 2005; no es gratis, compadre…); o aquella en la que en los pasillos de una universidad el representante de los estudiantes se declaraba anticomunista (sin sospechar, por supuesto, que no lo era en absoluto…); o viajar en un bus a reventar, con un joven que perdía los papeles y decía que todo se iba a la mierda, que este país no servía para nada, y que si esto era Revolución,… y a quien le contestaba, no los policías que viajaban junto a él y que, como los militares, van en autobús como todo el mundo sin que nadie les tema ni les agreda (será que no se dedican a defender la”democracia” a hostias, como debe ser… o se lían a tiros contra su propio pueblo) sino un abuelo incombustible que le dio una lección ante aplauso general. O el hecho de que en la revista más importante de debate (Temas) lo haya de veras y de cuestiones de fondo; igualito que aquí en la mayoría de las revistas académicas, salvando honrosas excepciones…minoritarias, por supuesto.

Y, a nivel de medios (veo la incongruencia, si no, en el argumento…) no conozco otro país en el que el entonces número dos de la Revolución diga, como hizo, a un grupo de periodistas que, por favor, metieran más caña. Sobre los medios cubanos habría mucho que hablar; de sus muchas cosas positivas pero, también, y en alguna medida con dolor, de sus defectos reales. Sin embargo, el análisis revelaría que no provienen en medida alguna de “directrices supremas del dictador o su camarilla”( como diría una Rosa Montero cualquiera…), sino, en su mayor parte, de posiciones acomodaticias de cuadros medios y otras cuestiones sobre las que tod@ revolucionari@ debería reflexionar mucho.

Porque por estos lares informativos, no hace falta aclarar nada al respecto de la libertad de expresión y los “disidentes”, claro…Quizá sobra también decir que en Cuba hay aproximadamente once millones de crític@s con el sistema cubano. Es decir, tod@s. Entre otras cosas porque casi tod@s saben lo que significa criticar, porque tienen formación política y humana y porque han crecido en una sociedad en la que se tiene la mala costumbre de razonar.

Y respecto a lo antes mencionado, compadre: no me creo que de veras pienses que Cuba es una dictadura; y si es así lo lamento. En momentos como el de la entrevista citada y el acorralamiento de LH, que finalmente le salió bien, es difícil ir al fondo y razonar sobre qué es (o debiera ser… ) eso de la democracia, y la relación entre el mantenimiento de una farsa y un ejercicio banal tetranual; sin embargo, son idóneos para repasarle en las narices cómo funciona el sistema electoral cubano; y para recomendar al agusanado de turno, esto es, para decirle pensando en la gente decente que pudiera escuchar el programa, el libro al respecto de Ricardo Alarcón, por ejemplo ; o el estupendo material, más breve y accesible, elaborado por la gente de Cubainformación con los tópicos falsos más repetidos, incluido el de que en Cuba no hay elecciones .

Y, sólo si se tiene oportunidad, claro, todavía sería más útil argumentar, por ejemplo, que educación y salud universales y gratuitas no son ingredientes de lo que podríamos convenir en llamar una “auténtica democracia”, sino su condición necesaria e irrenunciable. Que mandar médic@s al mundo y no soldados imperiales, también por ejemplo, no son sino muestras de fondo; o que todas las comparaciones que hiciste al respecto de Colombia , de los EEUU o del propio Estado Español se quedan cortas; y en esto último, por favor, no recules. Como además añades en tu “conclusión” de hoy, dices que no pretendes comparar a Cuba con España: me alegro, compadre, porque son incomparables; porque en Cuba los errores, son errores (multicausales y complejos, claro) , de una sociedad que tiene como centro la búsqueda de la resolución de las necesidades humanas, la dignidad y la lucha por un mundo mejor (“patria es humanidad” como reza en el Palacio de Convenciones de La Habana). Aquí (o en EEUU o en Colombia) “los errores”son aciertos (o, como mínimo, consecuencias o necesidades) estructurales que nos empeñamos en considerar fallas sólo porque pedimos al capitalismo algo que no pretende hacer (y lo que pretende lo hace bastante bien…). En definitiva, porque la Isla Infinita es uno de esos lugares (durante mucho tiempo, el único, a nivel de estado, claro; hay miles más, que no nos convenzan de lo contrario…) gracias al cual, (si podemos conseguirlo, y lo vamos a hacer…) el mundo podrá aspirar algún día a ser más humano, más cósmico.

En fin, casi acabo enumerando, que me alargo más de lo pretendido:

Que lo que dice AI no es, y menos respecto a Cuba, la fuente más fiable, ni mucho menos la más “de izquierdas”, pero que aún así es bueno recordarle a esta gente el fantástico trabajo de Salim Lamrani "Doble moral. Cuba, la Unión Europea y los derechos humanos", ya que tanto cacarean con los “informes” sobre las cárceles cubanas…

Que algo que podamos denominar socialismo (eco-socialismo feminista; eco-feminismo socialista…por ahí iría, en mi opinión…) no es la condición suficiente para la resolución de problemas del mundo sino “sólo” su condición necesaria.

Que suficiente información hay en Rebelión y otras páginas que a diario incansables repiten que “la nieve es blanca” como para que haga falta otro aporte en defensa de Cuba ahora.

Y que ahora soy yo quien te pide disculpas por semejante perorata, tan obvia en su mayoría.

Joder Willy, que tienes una responsabilidad enorme.

Que no estamos estos días para fijarnos en los peros y en pequeñas divergencias. Bastante tenemos con los arreones, que en realidad no son más que estertores, fascistas. Por supuesto, pueda éste ser leído también como un mensaje más de apoyo; ójala hayan sido miles. No porque seas más importante tú que l@s miles de linchad@s cotidianamente, anónim@s, que dedican su esfuerzo a cambiar este sistema genocida, ecocida y etnocida; pero sí por ser, dentro del mundo en el que te mueves, de l@s poc@s que has demostrado coherencia, valor y una buena dosis de dignidad. No te mueras nunca, Willy: esto está ganado, la transformación del mundo ya no la para nadie, pero no va a ser fácil y nos harán falta todos los corazones dignos de seguir latiendo.

Un abrazo.

J.

P.D.: Ha salido en Rebelión un precioso escrito tuyo; de haberlo visto antes, claro, no hubiera dicho algunas de las cosas anteriores, o, al menos, las hubiese escrito de otro modo. En cualquier caso, encantado de leer esa última misiva, ya calmada, madurada y enriquecida, con la que nos obsequias.

Por mi parte, he corregido también la mía, escrita aprisa y corriendo, y muy inconsistente; con los arreglos es un poco menos endeble y algo más decente.

De nuevo la(s) derecha(s) (la explícita y la disfrazada de progre) nos ha hecho, sin quererlo, un favor. Cada cual ya está en su lugar y, como dices, cada vez son más l@s que no se tragan sus mentiras. Cada vez somos más, y ésto es imparable.

Está claro que ¡Venceremos!.

Un muy fuerte abrazo.

J.

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