Paquita Amas Fonseca – La Jiribilla.- Estoy convencida de que muchas personas dedicadas a la investigación sienten una sana envidia por el Dr. Gilberto Valdés. El estudioso cubano no solo tuvo la oportunidad de conocer, sino que compartió una mesa de trabajo con el Subcomandante  Marcos. El encuentro ocurrió en el Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andres Aubry “Planeta tierra: movimientos antisistémicos”, convocado por la Comisión Sexta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el CINECI, la Universidad de la Tierra Chiapas y la Revista Contrahistorias, realizado del 13 al 17 de diciembre último.


El Dr. Valdés, coordinador del grupo GALFISA del Instituto de Filosofía y de los talleres internacionales sobre paradigmas emancipatorios, agradeció como cubano la donación de maíz, no transgénico, realizada el pasado año a Cuba por comunidades zapatistas, explicó brevemente el contexto actual en que se despliega el perfeccionamiento del socialismo cubano en sus 50 años de experiencia singular, además de exponer una síntesis de las principales reflexiones construidas en los talleres sobre paradigmas emancipatorios de La Habana acerca de las alternativas antisistémicas.

Desarrollado el coloquio en las instalaciones de CIDECI, Antiguo camino a San Juan Chamula, Colonia Nueva Maravilla, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, nuestro entrevistado —que responde estas preguntas de forma exclusiva— compartió con otros importantes investigadores. 

¿Cómo llegas a participar en el Primer Coloquio Internacional In Memoriam Andrés Aubry. “Planeta tierra: movimientos antisistémicos”?

De casualidad, gracias a una sugerencia de Joel Suárez del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr (CMMLK). Yo estaba en México, habían invitado al CMMLK a esta conferencia y como soy uno de sus colaboradores, me propuso para participar en mi condición de académico cubano. No lo dudé un segundo y partí para San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, una de las ciudades más bellas de este mundo, casi mítica y de reconocida significación en el movimiento alterglobalizador. Mi presencia fue a título individual, en mi condición de estudioso de estas problemáticas del movimiento social-popular en América Latina. Fue un privilegio estar ahí, no solo por compartir con figuras tan destacadas del pensamiento emancipatorio latinoamericano y mundial, sino por conocer a tantas personas sencillas asistentes a la Conferencia, a tantos jóvenes solidarios que apuestan por ese otro mundo posible con el que seguimos y seguiremos soñando. Las personas que me albergaron esos días, Mauricio y María del Carmen completaron el cuadro de cariño y solidaridad que me hizo sentir en San Cristóbal, tan alta y fría, el calor de nuestra Habana, pegada al mar.

¿De qué forma se organizó el coloquio y quiénes participaron?

Estuvo organizado por conferencias colectivas en las que la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se expresó a través de la participación del Subcomandante Insurgente Marcos, vocero del EZLN.

Asistieron muchas personas tanto de México como del exterior. Entre los invitados en los paneles se encontraban Sylvia Marcos, Naomi Klein, Inmanuel Wallerstein, Francois Houtar, Pablo González Casanova, Enrique Dussel, Sergio Rodríguez Lascano, Carlos Antonio Aguirre Rojas, Gustavo Esteva, John Berguer, Jean Robert, Peter Rosset, Ricardo Gebrim (de Consulta Popular del MST), Jorge Alonso, Ernesto Ledesma y quien te habla. Participó además el filósofo mexicano Luis Villoro. 

¿Por qué si el Subcomandante Marcos critica la “metateoría” que caracteriza a la academia aceptó participar en paneles con académicos tan destacados?

Marcos realiza una crítica, demoledora además, de lo que llamó metateoría desligada de la realidad, que, a su juicio, ha caracterizado a sectores de la academia. Entiendo perfectamente esta crítica que me parece justa y cierta en general y me recuerda lo expresado también en ese sentido por el presidente Correa en FLACSO, lo que sucedió con la academia latinoamericana en tiempos neoliberales. Pero no me corresponde juzgar las opiniones de Marcos sobre la academia en ese contexto específico, tan solo te las expongo. 

Los laboratorios asépticos alcanzaron a las ciencias sociales, dijo, logrando una especie de “higiene antirrealidad” en sus torres de cristal, con el objetivo de ocultar la realidad y garantizar la impunidad de ese crimen mundial llamado capitalismo. A ese mundo impoluto de arriba, a esa teoría blanca, no puede acceder la realidad. El pensamiento crítico se ha visto en la necesidad de superar el abismo entre teoría y realidad, pero ha tenido que hacerlo a contracorriente. En ese momento de su primera disertación expuso lo que llamó algunas tesis sobre la lucha antisistémica. Para que sean valoradas a tenor de lo expuesto realmente, las transcribo de forma textual:

“UNO.- No se puede entender y explicar el sistema capitalista sin el concepto de guerra. Su supervivencia y su crecimiento dependen primordialmente de la guerra y de todo lo que a ella se asocia e implica. Por medio de ella y en ella, el capitalismo despoja, explota, reprime y discrimina. En la etapa de globalización neoliberal, el capitalismo hace la guerra a la humanidad entera.

DOS.- Para aumentar sus ganancias, los capitalistas no solo recurren a la reducción de costos de producción o al aumento de precios de venta de las mercancías. Esto es cierto, pero incompleto. Hay cuando menos tres formas más: una es el aumento de la productividad; otra es la producción de nuevas mercancías; una más es la apertura de nuevos mercados. 

TRES.- La producción de nuevas mercancías y la apertura de nuevos mercados se consiguen ahora con la conquista y reconquista de territorios y espacios sociales que antes no tenían interés para el capital. Conocimientos ancestrales y códigos genéticos, además de recursos naturales como el agua, los bosques y el aire son ahora mercancías con mercados abiertos o por crear. Quienes se encuentra en los espacios y territorios con estas y otras mercancías, son, quiéranlo o no, enemigos del capital. 

CUATRO.- El Capitalismo no tiene como destino inevitable su autodestrucción, a menos que incluya al mundo entero. Las versiones apocalípticas sobre que el sistema colapsará por sí mismo son erróneas. Como indígenas llevamos varios siglos escuchando profecías en ese sentido. 

CINCO.- La destrucción del sistema capitalista solo se realizará si uno o muchos movimientos lo enfrentan y derrotan en su núcleo central, es decir, en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio SEIS.- Las transformaciones reales de una sociedad, es decir, de las relaciones sociales en un momento histórico, como bien lo señala Wallerstein en algunos de sus textos, son las que van dirigidas contra el sistema en su conjunto. Actualmente no son posibles los parches o las reformas. En cambio son posibles y necesarios los movimientos antisistémicos. 

SIETE.- Las grandes transformaciones no empiezan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba. La historia no se transforma a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino, como lo señala Carlos Aguirre Rojas, a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente, abajo y a la izquierda, y construyen otra política.

Habría, creemos nosotros, nosotras, que ‘desalambrar’ la teoría, y hacerlo con la práctica.”

En su última intervención en el Coloquio retomó esta problemática y explicitó más su noción de la teoría revivificada por la práctica, su visión, que recuerda a Paulo Freire, del ser humano como sentipensante, y destacó que el desafío es “sentir con la cabeza y pensar con el corazón”:

“Cuando las zapatistas, los zapatistas hablamos, ponemos por delante el rojo corazón que en colectivo latimos. 

Entender lo que decimos, hacemos y haremos, es imposible si no se siente nuestra palabra. 

Yo sé que los sentimientos no tienen cabida en la teoría, cuando menos en la que ahora anda a los tropiezos. 

Que es muy difícil sentir con la cabeza y pensar con el corazón. 

“Que no son menores las masturbaciones teóricas que el plantear esta posibilidad ha creado, y que los estantes de librerías y bibliotecas están llenos de intentos fallidos o ridículos de esto que les digo. 

Lo sabemos y entendemos. 

Pero insistimos en que el planteamiento es correcto, lo incorrecto es el lugar en el que se está queriendo resolver. 

Porque para nosotros, nosotras las zapatistas, el problema teórico es un problema práctico. 

No se trata de promover el pragmatismo o de volver a los orígenes del empirismo, sino de señalar claramente que las teorías no sólo no deben aislarse de la realidad, sino deben buscar en ella los mazos que a veces son necesarios cuando se encuentra un callejón sin salida conceptual. 

Las teorías redondas, completas, acabadas, coherentes, están bien para presentar examen profesional o para ganar premios, pero suelen hacerse añicos con el primer ventarrón de la realidad. 

Hemos escuchado en esta mesa luces y destellos que, a nosotras, a nosotros los zapatistas, nos dan aliento y respiro.” 

Y a continuación destacó los aspectos más novedosos de las reflexiones y aportaciones teóricas expuestas por las personas participantes en el evento.  

¿Como influyó el actual escenario latinoamericano en los contenidos de los debates?

En América Latina hay un nuevo escenario geopolítico, de quiebre relativo de la hegemonía del imperialismo estadounidense, que Emir Sader califica con razón de posneoliberalismo. No es aún el socialismo del siglo XXI como realidad desplegada, no es ya una ruptura con la lógica del capitalismo, ni una alternativa carente de contradicciones de todo tipo, pero implica, con más o menos consecuencia y radicalidad según cada proceso, la posibilidad de “acorralar” la absolutización del principio mercantil. Se necesita voluntad política de los gobiernos y participación popular para lograrlo y avanzar por esa senda, que enfrenta peligros y desafíos enormes. Y eso no es poca cosa: sacar la política, el trabajo, la salud, la educación, el compañerismo, el amor, el sexo de esa perversa mercantilización de la vida. Los movimientos sociales, las organizaciones populares de inspiración antisistémica se están posicionando en el nuevo escenario posneoliberal surgido en la región, y hallan soluciones constructivas (no exentas de conflictividad) a la tensión tradicional existente entre la lógica geopolítica, contrahegemónica, de lucha antineoliberal, antimperialista, por una parte y la emergencia civilizatoria y cultural contenida en las demandas libertarias y de reconocimiento de los movimientos sociales, la lucha antisistémica, emancipatoria, anticapitalista como horizonte que no se puede abandonar.

En los talleres sobre paradigmas emancipatorios que como sabes venimos realizando desde hace años (y que el próximo será en 2009), concebimos al movimiento social popular como expresión plural, compleja, que se articula frente al sistema de dominación múltiple del capital, sus lógicas y mecanismos de sujeción actual. En el último taller se debatió la necesidad de avanzar hacia la autoconstitución de movimientos políticos alternativos, a partir de la experiencia política propia de los movimientos sociales populares, de poner en común, en medio de la diversidad de organizaciones, redes, movimientos, campañas e iniciativas populares, los sentidos políticos y éticos de la articulación, construir una nueva política que no contraponga fines y medios. Y esa es, tal vez, una de las contribuciones en materia de cultura política más sugerente del zapatismo.

En la Conferencia en Chiapas, estos temas suscitaron posturas diferentes y matices interpretativos entre los participantes, lo que es obvio, ya que se trata de un debate sobre estrategias y tácticas del movimiento antisistémico, que varían de un contexto a otro en nuestra región. No hay recetas ni esquemas teóricos generalizables para todos los procesos. La verdad social es contextual, no olvidemos esa máxima epistemológica. Cada centro de gravedad político nacional, subregional, exige análisis y debates concretos, no sacados de ninguna preceptiva, ni extrapolados de una realidad a otra. No sería acertado juzgar las posturas del zapatismo con categorías propias de otros contextos, por otra parte, es necesario reconocer la superexplotación y exclusión ancestrales a que han sido sometidas las comunidades indígenas, la traición y manipulación sistemática de sus aspiraciones. Desde esa realidad, a mi juicio, es que debemos entender el “tiempo y la razón política” de sus posiciones, sin desconocer que existen discrepancias que hoy se observan en sectores de la izquierda y del movimiento popular en su conjunto y que corresponde solo a ellos dirimir y superar en la práctica política concreta.

Hay que decir que la Conferencia respondió, esencialmente, a una coyuntura muy particular: la situación de potencial peligro para las comunidades zapatistas en la actualidad. 

La periodista y activista social canadiense Naomi Klein es autora de un libro novedoso que se debate actualmente en el seno del movimiento alterglobalizador, La doctrina del shock. El auge del capitalismo de desastre. ¿Qué puedes decirnos de su intervención en el coloquio?

Ella se definió como periodista al servicio de la lucha contra el dominio de las corporaciones del capital, de ahí que su búsqueda de nuevas áreas de investigación se justifica por la necesidad de avanzar en la lucha. Definió la actual etapa como el ascenso del capitalismo de desastre, todo capitalismo es un desastre, dijo.

Reconoció que el actual movimiento antisistémico a nivel mundial nació en Chiapas. Admitió con tristeza que después del 11 de septiembre el movimiento antisistema perdió su empuje en América del Norte y Europa. Nos llamaron terroristas, nos mostraron Guantánamo y nos dijeron “esto es lo que les hacemos a nuestros enemigos”…

La crisis actual es real, expresó, pero no implica el colapso, sino el dominio absoluto de las corporaciones en todos los aspectos de la vida. El llamado estado de shock entra inmediatamente después de un desastre para generalizar e imponer las políticas neoliberales. Se trata de un cambio paradigmático radical que va más allá de la privatización, del complejo militar industrial. El ejemplo de la Zona Verde en Iraq es revelador. La Zona Verde no es solo un lugar, es un modelo, una idea. Es la zona de la economía de reconstrucción privatizada. Es hoy el modelo para el mundo capitalista. Nueva Orleans fue la nueva frontera del capitalismo del desastre. Otro ejemplo fue la ayuda de EE.UU. a Perú con el sismo, consistente en construir campamentos privatizados para damnificados, con macdonals incluidos. Durante los incendios en California, expresó, vimos que algunas casas no se encendieron porque habían sido bombardeadas por bomberos privados.

El cuadro se completa con la transferencia de dinero público a manos privadas y la búsqueda feroz por nuevos mercados: industrias de la seguridad frente a los terroristas, de los inmigrantes y ahora frente al cambio climático, en general, respuestas privatizadas al desastre.

Es una nueva economía que sigue la lógica de la ganancia, no por mera conspiración. El capitalismo es una máquina de crear desastres, como es la idea nefasta del crecimiento económico rápido.

La significación de la Zona Verde como zona celestial en la tierra se extiende en cada desastre ocasionado por el sistema.

Estamos metidos en la recta suicida, destacó, es lo que nos dice esa economía del desastre. Cada nueva crisis es una nueva oportunidad para vender. Pero no se trata de una crisis final del sistema, si no la paramos con lucha, será el colapso de la vida. La tierra es finita, concluyó, es un ciclo, no hay escape salvo que paremos esta locura.

Participó otra destacada mujer de México, Sylvia Marcos. Esta feminista y estudiosa de la cultura indígena de México resaltó la importancia de contextualizar el papel de la mujer en las comunidades zapatistas sin extrapolar mecánicamente a esa realidad los conceptos feministas de Occidente, explicó los giros realizados en esas comunidades a partir de las transformaciones de las Juntas de Buen Gobierno y los caracoles zapatistas.

¿Qué importancia le concedes a la participación cubana en encuentros de este tipo?

Los cubanos tenemos mucho que aportar en eventos de esta naturaleza. Aunque seamos sociólogos, historiadores, politólogos, filósofos, o cualquier otra especialidad, hablamos desde una experiencia viva, rica, reconocida, que se resiste a ser encapsulada de forma libresca, que reclama espíritu transdisciplinar, aportamos lo nuestro con humildad, con desenfado, pero con razones que lo avalan que vienen desde una historia de resistencia y creación que llevamos en los genes culturales y políticos, y si por ahí nos equivocamos en una u otra apreciación, la moral de los hechos, aclara nuestra palabra, como diría Benedetti. Pero tenemos, sobre todo, mucho que aprender, mucho que seguir profundizando sobre el sistema de dominio del capital, sus lógicas perversas, antihumanistas. Lo que llamamos socialismo entre nosotros debe buscar su perfeccionamiento, corregir sus deformaciones burocráticas y tecnocráticas, teniendo muy claro que la solución nunca podrá venir de la “civilización” o barbarie excluyente, patriarcal, discriminatoria y depredadora del capital. Tenemos que construir entre todos otro modelo de bienestar, no centrado en el consumo impositivo, ni en la mejoría aparente de uno u otro sector a costa de la exclusión política, económica y cultural de las mayorías. A propósito, en la conferencia fue muy ilustrativa la intervención de Jean Robert, para quien los hábitos lingüísticos del sistema-mundo internalizan la lógica del capital. La actual jerga económica, política, profesional, carcelaria nos hace hablar capitalismo, enfatizó. Por ejemplo, las políticas públicas se condenan por populistas, la gratuidad que es justa desaparece ante las relaciones utilitarias. Llamó a confeccionar un Glosario del lenguaje capitalista para descapitalizar nuestras mentes y sentimientos.

Puedes citarme algunos aspectos del Subcomandante Marcos que te impresionaron.

Lo afable en el trato, pese a la mística que lo rodea y al símbolo del pasamontañas, su obstinación en defensa de sus ideas, su sentido del humor y la belleza indiscutible de su discurso.

¿Qué opinión vertió sobre Cuba?

Es bien conocido la solidaridad histórica del pueblo de México con la Revolución Cubana, la admiración y el respeto por nuestro pueblo incluso por sectores que no comparten nuestra ideología y nuestro proyecto. En ese contexto, las opiniones expresadas por Marcos sobre Cuba, a mi juicio, cobran una significación muy especial. Para mí, que estaba ahí cuando las dijo, a su lado, fue un momento de mucha emoción, pues el texto leído por Marcos sobre Cuba, algo que sucede de esa manera por vez primera, es de una postura solidaria sin ambigüedad, diáfana, un reconocimiento muy honesto a la experiencia de la Revolución Cubana para los pueblos que se internen en sus propios caminos antisistémicos. El texto debe ser conocido, te lo digo tal cual lo leyó:

 

“Algo de Geografía y Calendario básicos.”
 

“Hay en el Caribe, tendida al sol y cual verde caimán, una alargada isla. “Cuba” se llama el territorio y “Cubano” el pueblo que ahí vive y lucha.
 

Su historia, como la de todos los pueblos de América, es una larga trenza de dolor y dignidad.
 

Pero hay algo que hace que ese suelo brille.
 

Se dice, no sin verdad, que es el primer territorio libre de América.
 

Durante casi medio siglo, ese pueblo ha sostenido un desafío descomunal: el de construirse un destino propio como Nación.
 

“Socialismo” ha llamado este pueblo a su camino y motor. Existe, es real, se puede medir en estadísticas, puntos porcentuales, índices de vida, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación, desarrollo científico y tecnológico. Es decir, se puede ver, oír, oler, gustar, tocar, pensar, sentir.
 

Su impertinente rebeldía le ha costado sufrir el bloqueo económico, las invasiones militares, los sabotajes industriales y climáticos, los intentos de asesinato contra sus líderes, las calumnias, las mentiras y la más gigantesca campaña mediática de desprestigio.
 

Todos estos ataques han provenido de un centro: el poder norteamericano.
 

La resistencia de este pueblo, el cubano, no solo requiere de conocimiento y análisis, también de respeto y apoyo.
 

Ahora que tanto se habla de defunciones, habría que recordar que ya se llevan 40 años de tratar de enterrar al Che Guevara; que a Fidel Castro lo han declarado muerto ya varias veces; que a la Revolución Cubana le han marcado, inútilmente hasta ahora, decenas de calendarios de extinción; que en las geografías que se trazan en las estrategias actuales del capitalismo salvaje, Cuba no aparece, por más que se empeñen.
 

Más que como ayuda efectiva, como señal de reconocimiento, respeto y admiración, las comunidades indígenas zapatistas han enviado un poco de maíz no transgénico y otro más poco de gasolina. Para nosotras, nosotros, ha sido nuestra forma de hacerle saber a ese pueblo que sabemos que las más pesadas de las dificultades que padece, tienen un centro emisor: el gobierno de los Estados Unidos de América.
 

Como zapatistas pensamos que debemos tender la mirada, el oído y el corazón hacia este pueblo.
 

No vaya a ser que, como a nosotros, se diga que el movimiento es muy importante y esencial y bla, bla, bla; y cuando, como ahora, somos agredidos, no hay ni una línea, ni un pronunciamiento, ni una señal de protesta.
 

Cuba es algo más que el extendido y verde caimán del Caribe.
 

Es un referente cuya experiencia será vital para los pueblos que luchan, sobre todo en los tiempos de oscurantismo que se viven ahora y se alargarán todavía algún tiempo.
 

En contra de los calendarios y geografías de la destrucción, en Cuba hay un calendario y una geografía de esperanza.
 

Por esto ahora decimos, sin estridencias, no como consigna, con sentimiento: ¡Que viva Cuba!
 

Muchas gracias.
 

Subcomandante Insurgente Marcos. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Diciembre del 2007”.

 

Sin que manejes una bola de cristal, ¿qué destino prevés para el movimiento zapatista?

El neozapatismo que emergió en 1994 marcó para muchos un parteaguas entre el desencanto y la esperanza, y aguó la fiesta a los sostenedores del mito del fin de la historia. Desde entonces, la emergencia de múltiples y novedosas formas de resistencia y lucha a nivel local, nacional, regional y mundial, obligó al pensamiento crítico a dar cuenta de la creciente rebeldía y de las alternativas sociopolíticas populares en ciernes. Proliferó, a contracorriente, un nuevo movimiento plural contrahegemónico que se negaba, con sus prácticas y visiones alternativas, a aceptar la peor de todas las utopías: la utopía de no tener utopías. Reapareció la noción de diversidad en el campo popular, no como mero dato de la heterogeneidad de actores contestatarios, ni como un lastre a superar, según las visiones tradicionales de la izquierda, sino como desafío de articulación, como principio constitutivo de toda alternativa emancipatoria.

El Subcomandante Marcos ha expresado: "el capitalismo agonizante ha puesto los ojos en nuestras selvas, desiertos, bosques, montañas, ríos, aguas, vientos, mares, playas, maíces, saberes que durante miles de años hemos aprendido, defendido, alimentado, cuidado”[1]. El ecocidio, etnocidio, feminicidio y genocidio son enfrentados hoy por trabajadores ocupados y no ocupados del campo y la ciudad, excluidos de las redes de reproducción del capital, mujeres, campesinos, jóvenes e indígenas de nuestro continente que protagonizan las luchas más variadas y creativas contra la recolonización imperial y la lógica perversa del capital. En este sentido, más allá de la polémica que enfrenta su decursar en el contexto mexicano, el futuro del zapatismo ya está construyéndose, transfigurándose, en esas resistencias y luchas. 

¿Habrá otros encuentros con Marcos?

No lo podemos saber, por lo pronto en el final de la conferencia se dijo: “Quienes hemos hecho la guerra sabemos reconocer los caminos por los que se prepara y acerca.

Las señales de guerra en el horizonte son claras.

La guerra, como el miedo, también tiene olor.

Y ahora se empieza ya a respirar su fétido olor en nuestras tierras. 

[1] “Con espíritu anticapitalista, se abre el encuentro indígena de América”, La Jornada, viernes 12 de octubre de 2007.   

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