Álvaro García Linera, ex vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Foto: Alma Mater (tomada de Reuters).


«(… ) estamos en el mundo y en el continente a la espera de un nuevo ciclo de protagonismo del movimiento estudiantil que a lo largo de estas décadas que ha tenido se ha masificado»

Redacción Alma Mater

Por Raúl Escalona Abella

Tres dedos blancos y finos comprimen la frente. Dedos de pianista, pero también de escritor, de profesor, de combatiente revolucionario. Con tres de los dedos de su mano derecha, Álvaro García Linera se sostiene la cabeza en el punto en que las cejas, blancas también, casi llegan a juntarse.

Estamos en la Sala 5 del Palacio de Convenciones de La Habana, obra de Nino Quintana inaugurada para la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados; todavía quedan lumbres de aquel extraordinario esplendor. Sesiona un Congreso sobre el Nuevo Orden Económico Mundial, organizado por la Internacional Progresista, como parte de la V Conferencia por el Equilibrio del Mundo. Es 27 de enero de 2023 y, dentro de unas horas, miles de antorchas descenderán por la Colina Universitaria recordando a Martí, en el año de su aniversario 170.

«Compañero Linera», le digo, y por un instante me siento rebasando una barrera de confianza que no tengo con quien fuera, hasta el 10 de noviembre de 2019, el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Sin embargo, en el mismo segundo me repongo, ¿por qué no ‘compañero’?, ¿acaso es un irrespeto dirigirme así a un revolucionario de este continente? En Cuba todos solíamos ser compañeros y compañeras — una buena parte seguimos siéndolo — , y, sin embargo, Linera lo es del mundo que deseamos construir los cubanos y bolivianos revolucionarios.

— Compañero — me estrecha la mano y me mira fijo, con los ojos adoloridos, esperando una presentación.

— Usted no me conoce. Mi nombre es Raúl Escalona, vengo de la Universidad de La Habana.

— Encantado, me dice, llevándose la mano izquierda, cargada de papeles, hacia el pecho.

— Quería explorar la posibilidad de que me concediera una entrevista para las compañeras y compañeros de la Universidad, y publicarla en una revista, — le digo.

— Me parece bien, pero no va a poder ser ahora, tengo un intenso dolor de cabeza, — y cuando dice esto, cierra los ojos, al parecer obligado por el dolor, o en muestra física a lo que acaba de expresar.

— En la tarde debo dar una conferencia, podemos hablar 30 minutos luego, — propone.

— Muy bien, le digo, y refuerzo mi satisfacción con un patético «Maravilloso». «Una foto, por favor». Le extiendo mi teléfono a Danna, estudiante de Periodismo que me acompaña, y siento los nervios corroerme hasta paralizarme el rostro. El resultado está en la imagen, que es, cuando menos, lastimosa: Álvaro García Linera queda semimovido, como si estuviera a punto de evanecerse; a su lado, quedo desarrapado y con la mueca del asombro y la consternación que no dan crédito a lo que acaba de suceder. Sin embargo, sucedió.

Son las 5:00 p.m. y, tras una conferencia de 45 minutos y varias paradas por fotos, Linera cumple su palabra de la mañana y, en uno de los pasillos del Palacio, nos sentamos a conversar.

Raúl Escalona Abella: ¿Cómo entender, en el seno de las revoluciones, la relación entre la capacidad política del estudiantado y su rol activo en el movimiento popular y los ritmos académicos de la institución universitaria?

Álvaro García Linera: Es complicado porque mira, los procesos de politización del movimiento universitario no son continuos, no son permanentes, son también por flujos. Y en América Latina y en el mundo hay dos grandes momentos de politización: a inicios del siglo XX, cuando se dan las primeras grandes reformas universitarias, y que abren todo un ciclo de participación y articulación de la formación académica con las necesidades del país y luego un reflujo que va a durar décadas; y luego vas a tener otro gran flujo en los años sesenta y setenta.

Fue promovido en buena parte por la Revolución Cubana, la lucha de emancipación de Vietnam que van a crear todo un marco teórico, una serie de simbolismos y de imágenes emblemáticas del compromiso de la sociedad y vas a tener que en el mundo entero las universidades asumen un gran protagonismo político que lleva a muchos de ellos a reivindicar la educación y su vinculación con lo popular, sino más allá, desde la lucha estudiantil a transformar el país, y muchas organizaciones guerrilleras en el continente surgen de las aulas universitarias y desde las aulas universitarias en Europa y Estados Unidos buscan dar un impulso a la transformación, y luego viene después de ese gran momento, otro momento de declive del movimiento estudiantil.

No quita que en esos tiempos muchos estudiantes ya se han sumado a la lucha y, en fin, pero ya no tienen ese protagonismo, que es a inicios del siglo XX y a fines del siglo XX, y desde ese entonces no has vuelto a tener un nuevo protagonismo mundial y continental del movimiento estudiantil, o si ha tenido presencia ha sido como más colateral, a la emergencia de otro tipo de protagonismo que puede venir del sector campesino indígena o popular urbano.

Entonces, tener en cuenta el protagonismo del movimiento estudiantil se ha dado por flujos históricos, no es algo permanente, aunque cada vez que se hace presente irradia al conjunto de la sociedad y deja un conjunto de líneas-fuerza que van a tener repercusiones en las siguientes décadas.

Y hoy estamos en el mundo y en el continente a la espera de un nuevo ciclo de protagonismo del movimiento estudiantil que a lo largo de estas décadas que ha tenido se ha masificado. O sea, el porcentaje de estudiantes que ahora ha pasado del analfabetismo a tener educación primaria, del 10% al 90%, y el porcentaje de jóvenes que pasan del nivel secundario al nivel universitario también ha ido creciendo de ser el 2–3% elitista, 15% en los años 70’, hoy en día está por cerca del 60% en América Latina.

Cada vez hay una mayor masificación de estudiantes que tienen un grado universitario o que están pugnando por tener un grado universitario, pero todavía no se han dado procesos de unificación y de articulación política y de formulación de protagonismo, ni en el mundo ni en América Latina. Supongo que algún momento sucederá eso, y se abrirá otro horizonte de posibilidades al conjunto de transformaciones sociales que pueden plantearse.

Te hablo de un protagonismo colectivo, porque presencia de universitarios y profesores universitarios en los procesos políticos de América Latina por supuesto, siempre ha existido, pero ‘el sujeto estudiantil’ como protagonista, todavía no; aunque hemos visto algunos destellos, desde 2011, en el sector estudiantil de colegios, los llamados pingüinos, que es muy interesante. Quizás sea la señal de una época que está comenzando a despuntar por el conjunto de dificultades que está asumiendo esta nueva cualidad masificada de la enseñanza.

¿Qué sucede? Hay más gente que busca movilidad social mediante el estudio, pero la estructura económica y social no está adecuada todavía a esa masificación, y entonces está generando una frustración, ¿para qué estudias? No encuentras el trabajo y no puedes ejercer, por lo que te debes dedicar a otra actividad. Te aguantas tú, pero luego viene tu hermano, luego tu hermana. Hay una falla entre masificación académica y estructura social que no se ha adecuado, y esas dos capas tectónicas van a friccionarse pudiendo dar lugar a un nuevo estallido y protagonismo estudiantil que sea ojalá para bien: mayor democratización, mayor participación, mayor justicia social, y no un regreso a formas elitarias, pero estamos todavía en los inicios de lo que podría ser un nuevo ciclo.

Movimiento estudiantil chileno, 2019. Foto: CLAUSOLIVA

REA: En la experiencia de los años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), ¿cómo fue la relación con el movimiento universitario (estudiantes y trabajadores)?

AGL: En la experiencia del MAS los actores protagónicos han sido los indígenas campesinos…

REA: Le hago la pregunta con total intención, porque la base social del movimiento pudiera no parecer ese mundo de las universidades que tiene un desarrollo eminentemente urbano, y, sin embargo, nos es muy útil conocer la experiencia concreta que se suscitó allí.

AGL: Si bien los protagonistas son el movimiento indígena campesino, el hijo del campesino ya va a la universidad; quizás no logre salir profesional, pero ya va, y entonces muchas de las ideas que marginalmente profesores de izquierda que habían resistido en las universidades, manejaban, lo que se enseñaba al alumno, este le contaba a su papá, le contaba a su mamá, ya sea su papá en el campo…

REA: Se da un proceso de irradiación del conocimiento hacia la familia…

AGL: Irradiación y cierta influencia. Y luego regresaba del campo y la ciudad otra vez hacia la universidad; entonces ha habido un proceso de retroalimentación. Ha sido muy interesante como ideas que se fueron gestando en el ámbito académico, en sectores reducidos, porque en la academia proliferaban los neoliberales, y a través de los hijos de sectores populares le llegaba a los barrios, llegaba a los dirigentes, llegaba hacia los sectores populares y luego también ellos traían hacia la universidad y entonces en términos de producción de ideas había una influencia muy importante, muchas de las ideas, como idea-fuerza de las transformaciones que luego se van a hacer, se gestaron en el ámbito universitario y luego tenían repercusión popular, o quizás de las formulaciones más precisas de una voluntad, formulaciones más depuradas, pero no han tenido un protagonismo social del movimiento universitario.

Luego, un segundo momento ha surgido a lo largo del tiempo, hemos promovido que cada vez más jóvenes tengan educación universitaria y también hemos formado universidades indígenas, y entonces ha habido una mayor densificación de la formación universitaria y lo que ha acentuado más la cercanía con esos sectores; pero lo que sí se ha dado en nuestra experiencia es un rechazo de las universidades privadas hacia el Movimiento por la cercanía de los hijos de universitarios con sus papás, que son de los sindicatos y las juntas de vecinos, y como los sindicatos y juntas de vecinos estructuran el poder estatal, sus dirigentes son ministros, sus dirigentes son alcaldes, sus dirigentes son diputados, senadores; entonces viene el estudiante campesino y ¿dónde puede conseguir trabajo?

Él tiene más oportunidad de conseguir trabajo como universitario de universidad pública que un universitario de universidad privada, ¿por qué? Porque el universitario de universidad pública su papá ahora es ministro, su papá es alcalde elegido por la comunidad, su tío es parlamentario; en cambio el universitario formado en el extranjero y en la universidad privada, su papá no está en el gobierno, su papá ya no es alcalde, ya no es gerente de empresa, su tío ya no trabaja en el parlamento, y entonces ellos se han visto como marginados, desplazados del poder, porque hay esta emergencia popular, plebeya y campesina.

Estos que siempre habían sido educados bajo el mando de que les corresponde gobernar porque son los mejores, ahora resulta que no encontraban, encontraban una barrera, los mejores venían de la universidad pública, y de la privada y del extranjero rechazados. Entonces tú has tenido que durante el 19 [1] jóvenes de universidades privadas marchando y movilizándose contra Evo, diciendo ‘estos indios nos han quitado nuestros puestos que nos corresponden por naturaleza, por nuestro color de piel, por nuestro acento, nuestro origen social alto’, y entonces salían en marcha y cuando los militares y los policías junto a Áñez estaban en el poder son los que se abalanzan sobre el Estado y comienzan a botar a todos los llamados indios de la administración del Estado, ¡es su venganza! Tú has tenido un protagonismo conservador de universitarios de universidades privadas y católicas frente a universitarios y a sectores populares…

Álvaro García Linera y Evo Morales. Foto: ABI.

REA: Si se da esta «revolución plebeya» que logra tomar el aparato del Estado y logra ir dándole acceso a capas sociales que están históricamente excluidas, marginadas y discriminadas terriblemente…

AGL: Eso lo resumiríamos en la siguiente frase: de los Chicago boys que decidían el destino de Bolivia durante treinta años con el neoliberalismo: hijos de ricos que fueron a estudiar a Estados Unidos y a Europa, pasamos a los Chuquiago boys, Chuquiago es la ciudad de La Paz en aymara, es decir, hijos de emigrantes, de campesinos, de obreros que han pasado por la Universidad, la universidad pública y que ahora están en los cargos públicos junto a sus papás, que son dirigentes sindicales, que son dirigentes barriales y que ahora se han vuelto parte de la administración del Estado.

REA: Yo le preguntaría si más allá de la administración del Estado el MAS desarrolla un entramado de organizaciones estudiantiles que es capaz de tomar conciencia de ese movimiento, porque si en el 2019 hubo una gran movilización de derecha, no conozco con precisión, pero sería importante preguntarle si existió una contramovilización de esos estudiantes que pudieron impedir lo que sucedió, la toma de las universidades, o un avance de la derecha. Le preguntaría si existe ese tipo de movimiento más allá de las estructuras del Estado, más allá de las estructuras formales de la institución, un entramado de organizaciones capaz de movilizar y hacer que los estudiantes, marginados siempre, y hoy en el poder, tomen conciencia de mediante qué procedimiento político y mediante qué proceso de acumulación política han llegado a ese punto.

AGL: No, esa fue una gran debilidad. Hay una estructura del MAS dentro de las universidades, pero se vio claro en los momentos de crisis que era una estructura más formal, no era una estructura real porque no tuvo la capacidad de contramovilización. Los que sí se movilizaron fueron obreros de las minas, vinieron sectores campesinos y no el estudiantado que había podido subir, y veía a sus padres gobernar y las opciones de trabajo, no salieron a movilizarse.

Ese es un déficit que tiene que ver con falta de formación y es responsabilidad nuestra, no es culpa tanto de ellos como de nosotros por no haber hecho más esfuerzo en la formación. Tan importante es la conciencia política, no solamente la adhesión a un nombre y a una idea, sino la sistematicidad, y el estudiante está para eso, para eso tiene tiempo, para ser más sistemático y profundizar los temas; y ahí hemos tenido nosotros una terrible debilidad.

El fuerte sector universitario y estudiantil que participó en el primer momento de nuestro proceso no generó las condiciones para reproducir esa presencia, esa militancia, esa mística, esa organicidad. Es decir, los que se forjaron en la resistencia al neoliberalismo traían el espíritu curtido con rayas de las batallas, de las marchas, de los fracasos, y entonces portaban una mística, y un compromiso. En cambio, los nuevos que habían surgido sobre el bienestar construido no se habían forjado de esa manera y cuando hubo crisis no pudieron responder como se esperaba. Entonces ahí está una gran deuda y una falla que hemos tenido nosotros.

REA: En varias ocasiones hemos escuchado al expresidente Evo Morales hablar sobre la descolonización como proceso político para América Latina. ¿Qué rol le atribuye a la universidad en ese proceso de descolonización? ¿Cómo entender una universidad descolonizadora en medio de un sistema académico que propicia la voluntad de construir en sus márgenes la semejanza, es decir, los accesos a la academia oficial están dados en reproducir el saber metropolitano?

AGL: Sin duda la descolonización es todo un universo porque va desde temas de Estado, temas educativos, temas de la vida cotidiana, temas del conocimiento, es como una transversalidad a todo el horizonte de vida que tienen las personas.

En términos de Estado descolonizar es que los indígenas, mayorías, los afrodescendientes no solo sean poder de Estado, sino que sean el núcleo de la identidad nacional. No solo el reconocimiento a los pueblos, eso es multiculturalismo que hay en Estados Unidos; es ellos gobernando y ellos siendo el centro de la identidad de ese país, eso es lo que no soportan las élites, somos mestizos todos. ¡Claro que somos mestizos! Pero hay de mestizos a mestizos. No es lo mismo ser mestizo rubio, de ojos azules, educado en Europa, ¡mestizo!, y otra es ser un indígena aymara… mestizo, que, con mis costumbres, con mi idioma tú te nucleas alrededor de mí, yo soy el modelo a partir del cual tú te vas a reflejar, no yo hacia ti, sino tu hacia mí. Eso es descolonizar, que es más allá del multiculturalismo de reconocer a minorías, es cambiar el eje del mestizaje. ¿Cuál va a ser el modelo de mestizo? ¿El castellano hablante rubio de piel blanca o el indígena aymara?

REA: Es el punto en el radica el fundamento de la nación.

AGL: Exacto, y eso es Bolivia. Y a partir de eso se construye Bolivia. Descolonizar en la economía es tener soberanía sobre tus factores económicos, no es necesariamente desligarte del mundo, sino definir bajo qué términos te relacionas con el mundo. Tú los defines, no ellos. Descolonizar en Educación es incorporar los saberes legítimos de tu formación, los saberes de tu historia, de tu cultura y de tu tradición, como saberes legítimos premiamos, socialmente, la escala de ascenso social.

Te pongo un ejemplo: cómo ser presidente de la Corte Suprema de Justicia. Normalmente era meritocracia, maestría, licenciatura y doctorado, pero ¿quiénes tenían opción de tener maestría y doctorado, a quiénes sacaban los gringos a tener maestría y doctorado en algunas universidades extranjeras? Pues los hijos de las élites durante siglos y siglos. ¿Qué hicimos nosotros? Licenciatura, licenciatura; maestría, saber hablar aymara o quechua; doctorado, haber apoyado y defendido organizaciones sociales y sindicales. Vas modificando el concepto de mérito.

¿Qué es lo legítimo? Lo reconocido por el Estado. ¿El que escriba un libro sobre el Derecho Romano o el que haya ayudado a defender a una comunidad en un litigio con una empresa extranjera? ¿Cuál vale más? Esta última. Vas construyendo otras categorías del saber legítimo que es construir otro poder desde los mismos saberes, porque no es solamente aprender lo que hay en Europa y lo que hay en Bolivia, pero cuando haya que premiar estatalmente, porque el Estado es el que asigna valor y jerarquiza, jerarquices también lo tuyo, incluso por encima de lo que aprendes, aprendes las dos cosas, pero sabes que lo que aprendiste de aquí, sobre aquí, y para aquí tiene más valor, más puntos que sobre Derecho Romano o Filosofía griega, aprende también, pero este vale más. Es un proceso complejo basado en la búsqueda de desmoronar las jerarquías del saber, incorporando otras jerarquías de saber legítimo, y eso lo hace el Estado.

En Educación hay que aprender inglés, sí, pero también hay que aprender aymara, por lo que cada boliviano tiene que saber tres idiomas: el castellano que te comunica con todos; un idioma extranjero, si quieres inglés, francés o chino; y un idioma nativo. Cuando salga la generación actual en la secundaria saldrán hablando esos tres idiomas de la enseñanza general pública: un idioma indígena, un idioma que te comunica con el mundo y un idioma que te comunica en Bolivia. Son aprendizajes para ir descolonizando las normas, los saberes, los conocimientos; no está realizado ya, pero vas ajustando cada vez más la rosca del tornillo.

REA: En Cuba, bajo la actualización del Plan E de estudios, se ha potenciado el vínculo de la universidad con las empresas.

AGL: Es un tema muy complicado. Tienes dos maneras de mediación entre conocimiento y utilidad social. Mercado y Estado. Y sociedades que tenemos estructuras comunitarias antiguas, la comunidad también puede ser. Nosotros no lo hemos logrado. Es un déficit asociado a lo que comentaba antes del movimiento estudiantil universitario en Bolivia. No estuvo en los momentos, porque no lo hemos sabido entender y no lo hemos sabido trabajar desde el propio gobierno. Sí, es un error nuestro, de los líderes que teníamos la obligación de haber trabajado más este tema, lo dejamos ahí, quizás por la experiencia de la Constituyente.

Cuando se da la Constituyente y se buscaba hacer una transformación en la universidad a los dos años de estar en el gobierno, se movilizaron todas las universidades con sus rectores y sus burocracias para que no tocáramos nada. «¡Nuestra autonomía!», dijeron. Y teníamos la movilización de la derecha, de la Media Luna que conspiraba para tumbarnos, mandó a revocatorio, teníamos la Iglesia diciéndonos que éramos Satán; teníamos a los médicos diciéndonos que íbamos a cerrar las clínicas, más la universidad, y dijimos «no», hubo que elegir a los enemigos, y dijimos que no lo vamos a tocar, y en vez de recuperar luego esa batalla, la dejamos. Nos ocupamos de construir universidades, de darles más dinero, pero las relaciones al interior de estas no se transformaron. Fue un gran déficit.

Estudiantes de la Universidad de La Habana observan la presentación del Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla ante la Asamblea General de la ONU, en noviembre de 2022. Foto: Resumen Latinoamericano.

REA: ¿Qué valoración haría del reto de Cuba en este momento?

AGL: Es para mí un gran reto y ahora me estoy llevando libros para estudiar más a ustedes, su economía. Porque tú no tienes una economía que se funda en la ley del valor, en la acumulación ni en el trabajo del otro para ser apropiado para el enriquecimiento de unos. Ciertamente, hay algunos que tienen más, pero no es la acumulación, la producción dirigida a la acumulación de un pequeño grupo, que acumula, acumula, acumula y se vuelve dueño de todo, y entonces… ¿qué es?

Es lo que tengo que estudiar, esta excepcionalidad cubana que le ha permitido sobrevivir sobre el cerco más impresionante de la historia de la humanidad hacia un país tan pequeño y mantener su unidad, su existencia, condiciones básicas de vida por encima del nivel latinoamericano con salud y educación. Esa excepcionalidad la tengo que entender antes de responder, y de aquí a unos tres años te voy a poder decir: «esta es mi mirada». En serio, es un compromiso, no te lo voy a hacer en seis meses, de dos a tres años yo me he propuesto eso como meta: tener para mí, como persona, como marxista, como comunista, tener una mirada coherente de la excepcionalidad cubana. Es mi obligación, no puedo morirme sin estudiar eso.

[1] Se refiere a la jornada del 10 de noviembre de 2019, cuando se perpetró un golpe de estado contra el gobierno del presidente de Bolivia Evo Morales Ayma, que culminó con su gobierno y dio paso al régimen proimperialista de Jeanine Áñez.

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