Lorenzo Gonzalo / Fotos © Virgilio Ponce - Cubainformación.- En la historia de las luchas políticas, en múltiples oportunidades, los protagonistas han sido forzados al exilio. El actual caso cubano no es nuevo.

Las 75 personas que fueron detenidas y condenadas por sostener vínculos con los funcionarios de Estados Unidos, recibir dinero y materiales de propaganda con el objetivo de desestabilizar al gobierno cubano, están siendo liberadas. El delito del que fueron acusadas es obvio. Estados Unidos ha agredido oficialmente a Cuba durante medio siglo y mantiene un presupuesto de varias decenas de millones de dólares, expresamente destinados a derrocar al gobierno de ese país. De aquí se desprende que cualquier vínculo de una persona con Estados Unidos, destinado a realizar la más mínima oposición al gobierno cubano, la convierte de facto en agente extranjero.


La campaña de la prensa estadounidense, que ha puesto a bailar a la media europea al ritmo de sus tambores, ha convertido un caso perteneciente íntegramente a la seguridad nacional cubana, en un espectáculo de Broadway.

Asumimos que para aliviar tensiones internacionales, el gobierno cubano ha accedido a la solicitud de la Iglesia Católica y a las gestiones del gobierno español, decretando la libertad de un gran número de presos.

El gobierno español es el único de Europa Occidental que ha abandonado las políticas agresivas alentadas por Washington contra Cuba y plantea relaciones negociadas y sustentadas en el diálogo.

Frente a la actitud del gobierno estadounidense, de imponer cambios políticos y económicos como condición para sostener relaciones y reducir sus injerencias en los asuntos internos de Cuba, España plantea el respeto entre los dos países y transparencia, por parte del gobierno cubano, en los asuntos que las campañas mediáticas señalan como violaciones de derechos humanos.

Lo planteado por España es de sentido común, cuando comparamos sus propuestas con las de Estados Unidos.

La presencia de presos en Cuba condenados por “cooperar con el enemigo” para “desestabilizar al Estado cubano”, dio lugar a amplias campañas internacionales que la diplomacia estadounidense supo instrumentar, con la precisión que permite el derroche de grandes recursos. Contrario a la benevolencia con que el mundo acepta las barbaridades que Estados Unidos comete, ocupando países y movilizando ejércitos en cientos de bases fuera de su tierra, a Cuba no se le reconoce, ni siquiera el derecho de adoptar medidas de defensa, ante la agresividad de una descomunal diplomacia como la de Washington. La prensa manipulada por esa misma diplomacia, ni siquiera considera las agresiones reales y el apoyo que el gobierno de Obama concede a terroristas como Posada Carriles, Orlando Bosch y otros que viven plácidamente en Miami. Estos señores han dinamitado aviones de pasajeros en pleno vuelo y bombardeado barcos civiles anclados en puerto. Algunos han colocado bombas en algunas de sus Embajadas y otros han asesinado a funcionarios cubanos mientras trabajaban en la ONU.

La prensa no enfoca el problema desde su problemática e injusta historia.

A los 75 presos los han puesto en libertad o están en ese proceso. También se ha conversado que “otros”, catalogados también de “políticos”, serán liberados siempre que sean pacíficos. Obviamente a los capaces de colocar bombas y asesinar no los van a poner en la calle.

La cobertura que la prensa ha dado a los presos que llegan a España, no ha contado con el análisis ponderado de analistas serios.

Si vemos los periódicos españoles, sus columnas de opinión están a cargo de gente que asumió una militancia anticastrista. Muchos de ellos disfrutaron el poder con “Castro”, como acostumbran decir, y sancionaron la existencia de un presidio político, donde ocurrieron hechos lamentables, ante los cuales palidecen las historietas que inventan o magnifican los recién llegados a España.

La situación cubana es tan seria y la actitud de los países “llamados libres” resulta tan bufónica, que se requiere de una prensa capaz de hacer un alto, prestándole atención a lo sucedido e integrando en sus análisis todos los elementos que han conducido los acontecimientos hasta la actualidad.

Es importante que, al menos por unos días, por unas horas, la prensa internacional, sobre todo la europea, se sitúe con seriedad ante la problemática cubana e instruya a sus lectores para que puedan juzgar con objetividad.

Distorsionando las desagradecidas declaraciones de un puñado de gente, que ni siquiera saben asumir con dignidad el papel de supuestos “presos político liberados”, reclamando de la España que les ofreció su tierra, habitaciones de hoteles con baño y tratamiento de reyes sin corona, la prensa no podrá contribuir a una justa solución del conflicto.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)

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