Entrevista con Margarita Ruiz, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio 

M. M. López y Marianela González - La Jiribilla.- “Un tema fundamental ha de ser la conservación del tesoro vivo, de aquel que desaparece físicamente cuando se ha bailado o cantado, por solo dar un caso, pero queda como parte de quienes lo han visto y no se va nunca”,  esbozaba Herman Van-Hoff en un adelanto a los posibles temas a debatir en el VII Congreso de Patrimonio en La Habana. Es el tema más fresco, inquietante, lleno aún de caminos por andar; pero no el único. La urgencia del llamado Patrimonio Intangible, la salvaguarda de los valores más auténticos y de arraigo popular, ha venido a sumarse a los logros del ya maduro estudio de las obras construidas y los monumentos naturales.



La presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio, Margarita Ruiz, conversó con La Jiribilla acerca de los principales planteamientos en torno al Patrimonio Tangible o Construido, en tiempos en los que los museos virtuales son espacios en ascenso. 

¿Cómo asegura Cuba el cumplimiento con lo convenido para la conservación del Patrimonio Cultural como concepto único?

Habría que precisar que las primeras investigaciones de la UNESCO fueron dedicadas al Patrimonio Tangible, o sea, los grandes edificios o las fortalezas que se han conservado con el paso del tiempo. Por tanto, las primeras listas Patrimonio de la Humanidad fueron para ellos.

En el año 1982 se le otorgó tal distinción a La Habana Vieja y su Sistema de Fortalezas por su trazado como ciudad, por sus valores arquitectónicos y culturales. Así entra Cuba a las listas, en tiempos donde existían pocos sitios declarados. Luego todo el concepto inicial se enriquece: se desarrolla la sociología, la antropología, la propia museografía… y van surgiendo nuevas teorías. Surge así el concepto de Patrimonio Intangible o Inmaterial, que nombra a aquellos elementos que no tienen una representación fija. Comienza a hablarse de la oralidad y de manifestaciones artísticas que existen en el momento en que se producen, pero forman parte luego de la vida de la gente, como un sentido de pertenencia. Pero, al mismo tiempo, toma fuerza el tema de la globalización y lo que pudiera significar para la pérdida de manifestaciones culturales en pueblos más pobres o con menos posibilidades objetivas de defenderlas. Es entonces cuando la UNESCO advierte la necesidad de crear una convención que llame a los estados partes a defender estas manifestaciones, muchas veces en peligro por su pertenencia a regiones marginales o periféricas.

Para Cuba ya existía un camino andado, una estructura que ha funcionado hasta hoy. Hubo investigadores de la talla de Argeliers León y Don Fernando Ortiz, de modo que al llegar estas ideas desde la UNESCO acerca del Tesoro Vivo o Intangible, estaba ya creado el sistema de Casas de Cultura, de Museos Municipales —principales investigadores y responsables de los sucesos culturales de su localidad. Estaba conformada toda la red de instituciones, por lo que se nos hizo muy fácil la firma de esa convención y se comenzó un reforzamiento de todas las estrategias de salvaguarda en todos los centros patrimoniales. 

En ese sentido, ¿cuáles son las directrices principales en relación con la salvaguarda y gestión del Patrimonio Tangible?

Eso ya es un camino andado y, por tanto, con muchas perspectivas. Allí está el Centro Histórico de La Habana Vieja, el Morro de Santiago de Cuba, Trinidad y el Valle de los Ingenios, el Centro Histórico de Cienfuegos, el Parque Humboldt, el Valle de Viñales y el Parque Nacional Granma, inscritos en las listas de Patrimonio Construido y Natural.

Pero nada de eso es un regalo. Para que la UNESCO acepte un expediente de propuesta, tiene que estar muy bien preparado. Por ello en Cuba lo elaboramos en los Centros de Patrimonio, de los que tenemos uno en cada provincia. Se elabora un documento muy profesional, que explique su situación constructiva, sus valores, el manejo de dichas edificaciones, su uso social y turístico, etcétera. Ya a partir de que un centro es aceptado el compromiso del país se eleva y la conservación del conjunto adquiere mayor importancia. En esta fase se estudia mucho su vínculo con el turismo, que se interesa mucho en los centros patrimoniales —como hemos constatado en Cuba— y se traza una estrategia en cuanto al uso turístico del centro patrimonial. Todos estos elementos constituyen a su vez líneas de investigación, tela por donde cortar en cada rincón del país.

¿Cómo valora el papel de los investigadores cubanos como actores de la salvaguarda, y cómo se ha manifestado dicha función en el Congreso?

El trabajo de los investigadores es realmente muy serio, dado en primer lugar por su preparación no solo en las licenciaturas, sino a través los cursos de museología y restauración del CENCREM. Si uno toma el programa del evento y sobre todo si participa en las ponencias, se advierte en primer lugar una diversidad. Se investigan distintas modalidades en las más disímiles localidades del país y cada quien propone temas, aristas y alternativas para la conservación o gestión de los sitios que se estudian. He visto desde investigaciones sobre el control climático de instituciones hasta estrategias en caso de desastres naturales, estudios sobre uso turístico y proyectos comunitarios con base en hallazgos paleontológicos. Son un factor importante, ciertamente, quizá uno de los más valiosos que participan en el largo y constante proceso de preservar lo nuestro.        

Cuba
Daniel Devita - Doble D.- La Casta fue grabado en estudios ÁGUILA MAGNÉTICA (Buenos Aires, Argentina) y VT ESTUDIO (La Habana, Cuba)....
Lo último
Hablemos de menstruación
Piezas de la serie #manchoynomedoyasco, de la artista española Cintia Tort Cartró Lari Perez Rodriguez, Mariana Gil Jiménez y Zaida Fabars Abreu - Revista Muchacha.- Existen tantos prejuicios y desconocimientos asociados a la men...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista