Norelys Morales Aguilera - islamia.nireblog.com.- La Casa Blanca afirmó este domingo que es "improbable" que el presidente de EUEU, George W. Bush, acuda el lunes a la convención republicana en Minesota ante la amenaza del huracán Gustav, que impactará previsiblemente ese día en Luisiana.

Difícilmente los habitantes de Nueva Orleáns, que ya están en pánico, lo puedan creer de buena fe, cuando es el máximo responsable de la desprotección a los damnificados del Katrina, que por estos días recuerdan la catástrofe de la cual muchos no se recuperaron aún y nos dejó ver la desidia del Presidente vacacionando y la incapacidad oficial para preservar vidas y bienes, especialmente de los más pobres.


Cuando ya el meteoro no es un peligro para los cubanos aún lo siguen, sabiendo lo que puede esperarse de un organismo ciclónico, que los meteorólogos norteamericanos pronostican que tocará su territorio con categoría cinco, la máxima (vientos de 250 km/h) en la escala Saffir-Simpson. Como un monstruo lo calificaron los cubanos, ya que ha sido el más destructivo que azotó la Isla en los últimos 50 años y hubo una racha de viento en Pinar del Río de 340 km/h considerada un récord en la larga lista de huracanes que cruzaron la Isla.

Afortunadamente las previsiones tomadas rindieron fruto y no hubo que amentar pérdidas de vidas humanas en Cuba, mientras que otras islas del Caribe la cifra es de más de 80 personas. Desde el territorio cubano de la Isla de la Juventud, telefónicamente, el corresponsal de la Televisión Noel Otaño mientras veía el azote del meteoro, calificaba el panorama de desolador.

Según el corresponsal de La Jornada en La Habana, como es habitual, la eficiente Defensa Civil cubana encabezó las operaciones de resguardo, empezando con la evacuación de poblados bajos en las provincias de Pinar del Río y La Habana (la región homónima que envuelve a la ciudad capital), el traslado de población a lugares seguros y la protección de objetivos económicos.

Por lo menos 350 mil personas fueron desplazadas a lugares apropiados, entre casas de amigos y familiares y refugios públicos. Las ciudades perecían desiertas, incluida La Habana. Árboles y postes eléctricos caídos y algunas casas destruidas podían observarse en la Isla de la Juventud y el resto de los lugares. Inmuebles bajo el agua, almacenes derrumbados y vía destruidas.

Los despachos noticiosos apenas dan cuenta de que los principales dirigentes de la nación fiscalizaban los preparativos y ayudaban en la toma de decisiones a las autoridades locales. Los recursos para resguardar todo lo posible estuvieron en cada sitio, así como fueron reforzados los servicios médicos en sitios que pudieran quedar aislados por las aguas. Unos 3 mil médicos, más personal de apoyo y salones quirúrgicos móviles fueron desplazados, al mismo tiempo que todo el sistema asistencial permanecía dando sus servicios.

Salvar vidas. Previsión. Solidaridad. Disciplina. Son pilares de estos días excepcionales que imponen cada vez más las adversidades reforzadas del clima mundial. El domingo el occidente de Cuba amaneció restañando lo que el meteoro dañó. En la autopista nacional, que atraviesa la mitad de la isla se podía ver los primeros contingentes de camiones con operarios eléctricos que son los que marchaban a reponer el servicio eléctrico junto a los que laboraban ya. Todo se vuelve un hervidero y se cuantifican los daños en viviendas y a la economía.

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