Leticia Martínez Hernández - Granma.- Mientras Gustav azotaba la Isla de la Juventud con vientos de hasta 250 kilómetros por hora, en una redacción improvisada un equipo de reporteros aseguraba puertas, al tiempo que escribía sobre el peor huracán que azotaba al municipio especial. Quizás creyeron que las horas del embate serían las más difíciles, sin embargo, mantener informado a los pineros cuando no transmiten la radio ni la televisión y cuando el desastre es de tal magnitud, supera la tensión provocada por la racha más fuerte de Gustav.


Un ajetreo constante se respira en la redacción provisional del periódico Victoria. De un pequeño local ubicado en la sede del Partido y entre computadoras, ventiladores y tasas de café entraban y salían periodistas. Algunos llegaban para escribir de la repartición de galletas, otros salían a reportar sobre embarcaciones marítimas arrastradas tierra adentro por la embestida del mar. Todos con una única intención: ejercer con urgencia un periodismo veraz y orientador.

Sergio Rivero, director del Victoria, pasó horas muy difíciles durante el paso del huracán. La puerta abierta por una fuerte racha hizo que el viento entrara en el pequeño espacio escogido para transmitir informaciones, y rompiera parte del falso techo. También la herida sufrida en la mano de una de las correctoras sumó tensiones al momento. Sin embargo, anteriores contingencias ya habían armado de fuerzas al equipo de redactores, no solo para soportar los vientos sino para poner en marcha un eficaz periodismo de campaña.

Cuenta Rivero que horas después del huracán comenzaron a editar un boletín con las primeras impresiones del ciclón. Dos ediciones, de mil ejemplares cada una, vieron la luz. Su distribución se hizo a través de los Consejos de Defensa, los que comenzaron a repartirlos por los CDR, en muchos de ellos los vecinos se citaban para leer el boletín, en otros corría de mano en mano. Luego y cuando las condiciones lo permitieron se extendió la impresión a cuatro hojas diarias.

El periódico lo hacemos en doce horas, tiempo que disponemos para usar la planta eléctrica, comenta Rivero. Y nuestra intención primera es informar lo que sucede cada día y las decisiones que se van tomando. Tratamos de ilustrar los daños, la recuperación, pero sobre todo la respuesta del país.

Según explica Gloria Morales, periodista del Victoria, se publican también informaciones básicas para la población como la apertura de bodegas, la distribución del gas, dónde ir para cobrar, qué pasará con el curso escolar...

Entre los reporteros, un muchacho llama la atención por su juventud. Alexis Rúa estudia Comunicación Social, culminó el tercer año y ya tiene en su currículum la cobertura del huracán más fuerte que ha azotado a su terruño.

Como él dos jóvenes más se suman al equipo de periodistas que no supera la cifra de ocho. Así, y aún con la pena de haber perdido el techo, la casa de un familiar o caminar por las calles desoladas de Gerona, estos reporteros animan con letras a sus coterráneos, para como en el 1966, cuando el ciclón Alma se ensañó con la Isla, levantarla de la nada.

Por eso en las páginas del Victoria no faltan palabras como solidaridad, respuesta inmediata, reanudan, restablecen...

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