Johanna Puyol - La Jiribilla.- “La victoria, si se paga a un alto precio, es también amarga”, afirmó el cineasta Rogelio París sobre su película Kangamba, nuevo filme cubano que tuvo su premier mundial el 26 de septiembre en la sala Chaplin de la Cinemateca de Cuba, donde se mantendrá hasta el próximo 4 de octubre.


Una coproducción del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), Kangamba recrea la epopeya de resistencia y coraje que protagonizaron 92 asesores cubanos y cerca de 800 combatientes angolanos de las FAPLA cuando fueron atacados por las fuerzas de la UNITA, muchas veces superiores en hombres y armamentos, en el pequeño poblado de Cangamba. Allí, en medio de la selva, cubanos y angolanos aguantaron el cerco por siete días, sin agua, comida ni medicamentos, defendiendo bajo el fuego sostenido de artillería y morteros un terreno comparable al de un campo de fútbol, hasta que el arribo de refuerzos puso en fuga al enemigo.

Rogelio París, recordado por el filme Caravana que dedicó también al papel cubano en la guerra de Angola, cambió la primera letra de Cangamba como símbolo de que este filme es un reflejo artístico de la historia, de la que se considera un traductor: “Kangamba no niega el espectáculo, la epopeya; pero también recrea la realidad, el humanismo, las reacciones del hombre ante situaciones límite, de aquellos héroes obligados a serlo porque lo requería el momento. Es una reflexión sobre el ser humano, no pretende ser una película testimonio.”

Para narrar esta historia de fuerte carga épica, el director rehuyó las trilladas contraposiciones de “los buenos” y “los malos” y la violencia gratuita que podría convertirla en “un Rambo tropical”: “Es un intento por lograr un discurso épico —por el martirologio y la epopeya— e intimista: se trata de historias de hombres y mujeres en la guerra, no de guerra. Tratamos de mostrar África a nivel ecuménico, para nosotros y para el mundo.”

Precisamente, uno de los mayores retos de todo el equipo de filmación fue “africanizar” esta Kangamba ficticia, recreada por completo en el terreno del Polígono Nacional en Camagüey cuyo paisaje se asemeja al original. Para la reconstrucción se duplicaron las casas del poblado y más de 50 kimbos (chozas) hechos a mano, se cavaron más de dos kilómetros de trincheras e incluso se sembraron cien eucaliptos, árbol común en la región angolana. Pero la transformación fue más profunda aún, Rogelio París se refiere a este proceso como “africanizar de adentro hacia afuera”: “No hablo de la flora y la fauna, sino de la actitud, de la voluntad, el tono, el timbre, la actuación de la gente. Algunos creyeron que Joao y María eran actores angolanos, porque son impecables. Siendo estudiantes de 3er año, fue un riesgo total, pero cuando Joao y María se ponen a discutir, son africanos. Logramos que los actores reprodujeran el portugués del Sur de Angola en la década del 80.”

Además de los  efectos especiales que estremecen en las escenas bélicas y una banda sonora de excelencia que acompaña los momentos cumbre de la acción, la colaboración de las FAR en cuanto a equipamiento y personal, y la estrecha relación que se logró entre los actores y los sobrevivientes reales de la batalla de Cangamba fueron esenciales para lograr un ambiente de guerra verosímil en esta producción de siete meses de rodaje.

Por 14 años, desde la misma filmación de Caravana, Rogelio París acarició la idea de llevar al cine esta historia de heroísmo, pero no fue hasta 2004 en que comenzó a desarrollarse el proyecto, que comenzó con un periplo por todo el país buscando a los ex combatientes dispersos y siguió por África, donde viajó a buscar la otra cara de la historia: “La experiencia más importante que dejó esta película fue el aprender a ser más humanos, más solidarios; el aprender a aprender. Nos ha dejado un legado importante de información, de cultura, de ética. Hemos aprendido también a superar situaciones límite y la validez de dos culturas.”


 

A pesar de ser un canto a la resistencia y a la perseverancia del hombre ante las dificultades extremas, Kangamba termina con una nota inesperada en la que el cineasta revela el rostro más cruel de la guerra. “Cuando 20 años atrás, en Caravana, me decían: mataron a fulano por un tiro zafado, un accidente, me sorprendía la frase siempre igual: ‘Así es la guerra’. Por eso sentí que la gente comprendió el final absurdo de un hombre muy fuerte, que acaba de decir: ‘No sabemos cómo estamos vivos’, pero que estaba ahí, en la guerra. En medio segundo todo se acaba, por tanto, lo importante es vivir con dignidad.”

La película se estrenará en todo el país el 2 de octubre, con una presentación especial en Camagüey como un homenaje al apoyo del pueblo y de las instituciones de esta provincia al proceso de filmación. A lo largo de la Isla, el estreno se realizará en 271 espacios, entre cines, teatros, universidades e incluso proyecciones en al aire libre en los lugares dañados por los huracanes Gustav y Ike.
 

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