Leslie Salgado Arzuaga y Randy Saborit Mora - Revista Alma Mater.- Hace medio siglo un trío de universidades conformaban el panorama académico del país: La Nacional, La de Oriente y La Central de Las Villas. La nacida en 1728  llevaba la sabiduría de más de dos siglos de ejercicio en sus aulas. Al interior de la Universidad de La Habana (UH) se pensaba el por venir  con nuevos aires. Después de 50 eneros, varias personalidades de la cultura, la política y la sociedad cubana cruzan sus voces para hilvanar la historia de la UH en tiempos de cambio.


Dr. Ricardo Alarcón,
Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En 1959 una parte del estudiantado no quería la transformación, y prefería aquella institución donde su familia había tenido privilegios. Esos elementos trataron de evitar que el movimiento estudiantil siguiese su trayectoria revolucionaria. Provocaron, incluso, actos terroristas. Estabas, por ejemplo, en la Plaza Cadenas (hoy Ignacio Agramonte) y ahí mismo volaba un automóvil.
Al triunfar la Revolución había que lograr el milagro de que la Universidad se incorporase a aquel proceso de transformación general, se transformase a sí misma, y se abriera al pueblo.
Cuando se lanzó el plan de becas, para darles oportunidad a los jóvenes que tenían el bachillerato vencido y que por una razón u otra no habían podido alcanzar la universidad. Se les ofreció alojamiento, alimentación y los gastos fundamentales para vivir en la capital. Se habilitaron varios edificios como 12 y Malecón, F y 3ra, 25 y G, que siguen siendo residencias estudiantiles. De pronto empezamos a ver estudiantes de todas partes del país.

Dra. Ana Cairo Ballester,
Profesora  de la Facultad de Artes y Letras de la
Universidad de La Habana.

Después del 59, Fidel visita constantemente la universidad. Tenía en la Plaza Cadenas y en la rectoría un ágora donde se interactuaba, donde él como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, hablaba, discutía, polemizaba con los universitarios.
Muchas ideas sociales, muchos proyectos revolucionarios de los sesenta, surgen en la Universidad de La Habana, que se convierte en un laboratorio de experiencias sociales muy democrático.
Un rasgo de la universidad de los sesenta fue la relación docencia-investigación. El proceso de reforma propició, por primera vez, el trabajo coparticipativo entre estudiantes y profesores. La CUJAE salió de un proyecto entre estudiantes y profesores, por ejemplo.

Dr. Eduardo Torres Cuevas,
Director de la Biblioteca Nacional.

La Universidad de La Habana no es separable del proceso revolucionario, ni en la lucha, ni en la transformación durante la Reforma Universitaria del 62. Para mí la figura que más ayudó a ese cambio fue el propio Fidel: sus ideas, sus debates ayudaron a que la universidad se transformara. Él asumió los sueños y las esperanzas de los estudiantes.
Ahí donde está la tanqueta de la FEU, Fidel venía periódicamente, casi siempre los viernes por la tarde y muchos universitarios nos sentábamos a discutir y a conversar cosas con él. Fue una etapa muy bonita.
La Universidad de La Habana no era sólo de los habaneros, era la universidad de todo el país. Aquí estudiaba todo el que podía. Por eso vemos en esa universidad a personas  de otras partes de Cuba.

Dr. Julio César Guanche,
Profesor de la Facultad de Derecho de la UH.

En el año 94 vivíamos como diría el poeta argentino tiempos difíciles, aunque todos son difíciles. Del 1992 al 1997 fue mi universidad. Las anécdotas son muchas y sería infinito hablar de los problemas y carencias enormes que tuvimos. Era muy trabajoso hacerlo todo, desde llegar al aula hasta regresar a la casa. Sin embargo, realmente tengo los mejores recuerdos de la universidad,  y creo que muchos logramos ser felices.
Llegué a pesar 115 libras que era casi el mínimo para mi edad y estatura. Cuando miro las fotos de entonces detenidamente, veo que éramos todos unos espectros fantasmales de lo delgados que estábamos. Sin embargo, en todas las fotos aparecemos sonriendo y eso es algo que a mí todavía me da mucha alegría.
El V Congreso de la FEU realizado en el año 1995, fue un suceso para mí que definió muchas cosas, incluso para el grupo generacional que compartíamos en ese momento la universidad. La FEU fue muy crítica, muy discutidora, debatía y analizaba mucho. Ese es para mí es el mejor recuerdo de la universidad. Había muchos criterios en conflicto, y a la vez, mucha preocupación por darle un rumbo a aquella situación tan difícil que se vivía.

Dra. Concepción Campa,
Directora del Instituto Carlos Juan Finlay

A principios de los setenta se vivía en una revolución donde por un lado se universalizaba, mientras por otra parte ocurrían agresiones del enemigo. Participamos en la zafra del 70 con toda la ilusión y la energía de la juventud.
Para mí fue una gran ilusión venir a estudiar al Alma Mater, a la colina universitaria. Subirla es algo así que no tiene paralelo en la historia. Empezaban los 70 y el grupo Moncada venía a la escalinata. En las aulas nos deleitábamos con su música, sobre todo en las actividades de la FEU. Entre mis cualidades no está la de ser buena bailadora, ni muy buena en la música, pero disfrutaba mucho.
En nuestras aulas había estudiantes vietnamitas, y con ellos aprendimos la realidad de su país, tan dura en plena guerra. También, africanos que compartían con nosotros el cada día, y que además nos fueron enseñando muchas cosas. Fue una época preciosa que me forjó como estudiante revolucionaria.

Dr. Fernando Martínez Heredia,
Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007.

A inicios de 1959 la Universidad de La Habana estaba cerrada y no abrió hasta mayo, cuando algunos comenzamos primer año. Después hubo que transformar la propia Universidad, por eso se hizo la ley de Reforma Universitaria en 1962.
En Cuba se estaba produciendo un cambio social y humano sumamente profundo. Comenzaba la época de la juventud vestida de verde olivo, del nuevo look de la ropa informal. De los fusiles y los helados en las manos de las mismas personas.
Recuerdo a los estudiantes de Economía haciendo las investigaciones que Fidel les había pedido en el 63 sobre problemas concretos de la economía cubana. Los de Filosofía investigábamos sobre la rehabilitación de prostitutas en Camagüey. O cómo hacer un plan platanero en Artemisa, para el campesino que dejaba de ser el pequeño agricultor de su pedazo y comenzaba a ser parte de un gran plan estatal. Es decir, la universidad volcada a los problemas de una manera real, no verbal. La universidad cambiándose a sí misma.


 

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