Luisa Cuevas - Cubainformación.- Después de leer atentamente muchos de los escritos publicados en estos últimos días sobre la forma en que se ha informado de los cambios en el Consejo de Ministros del gobierno Cubano, me he decidido a dar también mi opinión.  
A modo de presentación:

No soy una intelectual ni soy muy leída, funciono por “intuición marxista”, y en general no me falla. Soy una mujer que llevo trabajando desde los 19 años y militando desde los 15 (año 1970). Nací en una familia comunista que me educó para saber ver donde había una injusticia, y luchar contra ella. Vamos, que ninguna injusticia cometida en ningún lugar del mundo, contra cualquier ser humano, me fuera indiferente.

Soy europea, más concretamente gallega. Sé en qué forma está dividido el mundo y a qué intereses obedece esta división; sé qué son las clases sociales y el sistema patriarcal; sé que el nivel de vida que yo tengo se sostiene “gracias” a que millones de personas malviven y malmueren cada día, y ninguna de ellas es cubana.

Nunca he empuñado las armas, aunque participé en la lucha antifranquista cuando por manifestarte o por hacer una pintada las personas nos jugábamos la vida muriendo de un tiro o cayendo por la ventana de una comisaría.

No me defino como amiga de Cuba sino de la Revolución Cubana
y me implicaba en campañas de solidaridad política, cuando algunos de los que dicen que la solidaridad no debe opinar sobre estos temas, proponían campañas humanitarias frente al bloqueo en los peores años del periodo especial. Como decía antes, por cultura familiar crecí antifascista y antiimperialista, anticapitalista y antipatriarcal, solidaria con las personas que sufren represión y con los pueblos que luchan por su independencia y su liberación social (y no solo al otro lado del océano). En ello llevo militando desde que tengo uso de razón y en concreto en el internacionalismo desde hace 30 años y en la solidaridad con Cuba desde el año 90.

Siempre he defendido la necesidad de solidaridad política y considero a esta como identificación con los procesos revolucionarios que llevan adelante los pueblos. He acuñado una frase que dice que “la solidaridad bien entendida empieza por una misma”, para indicar que soy solidaria con los pueblos que luchan, porque yo también lucho por cambiar las cosas en la sociedad en la que vivo.

No se si tengo que “justificarme” o “hacerme perdonar” algo más. Dicen algunos, que los que discrepamos de la forma como se han hecho las cosas, ponemos mucho empeño  en autodenominarnos amigos y amigas de Cuba. Que se pregunten por qué lo hacemos, seguramente en sus escritos está la respuesta cuando dicen que “los verdaderos amigos de Cuba” no debemos cuestionarnos el por qué de que la Revolución haya actuado como lo ha hecho.

Mi opinión sobre la forma en que se ha informado de los últimos cambios en el Consejo de Ministros del gobierno Cubano.

Nos enteramos de los cambios por una nota del Consejo de Estado en que se informaba de unas modificaciones que, aparentemente, respondían a una necesaria optimización de recursos reduciendo la “burocracia” en el más puro sentido administrativo, y no sabemos si también en el político, de la palabra. Inmediatamente intuimos que había algo más, puesto que dos de los que pasaban a la reserva, eran dos de las personas que hasta ese momento se nos había dicho que eran el relevo generacional, cabezas visibles de la recuperación económica y del buen hacer en las relaciones internacionales de Cuba. Se nos había invitado a charlas con ellos, habíamos publicado sus escritos, sus conferencias, ........

Al día siguiente una “reflexión” del compañero Fidel prende la llama de la (como él mismo dice) “chismografía” cuando habla de que “la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno”.

Para completar el cuadro, “los dos mencionados por los cables como más afectados”, presentan su renuncia a todo, reconociendo sus errores y asumiendo sus responsabilidades, con dos escritos muy similares y en unos términos que continúan sin aclarar qué es lo que está ocurriendo.

A partir de ese momento se inicia un serio debate en el seno del movimiento de solidaridad, y una serie de personas empiezan a hacer pública su discrepancia con la forma en que se ha informado y la necesidad de saber qué ha pasado con Lage y Pérez Roque.

Siempre he manifestado que para defender a la Revolución Cubana y las medidas que allí se van adoptando a lo largo de los años, debemos tener información de por qué estas se llevan a cabo y así tener argumentos para defenderlas o como mínimo saber explicarlas.

Entiendo también que en Cuba no se van a tomar decisiones ni a hacer las cosas para “facilitarnos” el trabajo a la solidaridad; la Revolución tiene sus propias necesidades, prioridades, tácticas y estrategia.

Por tanto lo que yo cuestiono no son las medidas adoptadas ya que, en principio, doy por bueno que lo que haya ocurrido se corresponde con la gravedad de estas medidas. Lo que cuestiono es la falta de información concreta de por qué se toman, y el argumento de que “el pueblo cubano no necesita más información”, “está acostumbrado a ser informado de esta forma”, etc. ya que tiene “plena confianza en sus dirigente que nunca le han decepcionado”.

Creo que la misma confianza que demuestra tener el pueblo cubano en sus dirigentes, han de tenerla los dirigentes en el pueblo de Cuba. Un pueblo preparado, con una democracia participativa a prueba de bloqueos y periodos especiales, que ha debatido en parlamentos obreros, en organizaciones de masas, en donde haya sido y frente a quien haya sido cualquier medida, merece saber en qué conductas indignas han caído aquellos que hasta hace dos días eran reconocidos dirigentes de la Revolución. Esta sería una más de las formas en que esta demostraría su fortaleza, cortando de raíz cualquier conducta improcedente, sea de un despachador de gasolina o de un ministro.

Considero que la Revolución ha sobrevivido y lo seguirá haciendo gracias a la comunión entre el pueblo y sus dirigentes y esta debe estar basada en la confianza mutua. Sabiendo por qué se hacen las cosas, es como mejor las ponemos en práctica y las defendemos frente a cualquier enemigo. Esa es la base de la sobrevivencia de la Revolución Cubana, el debate, la participación política, la rectificación de los errores, la corrección de desviaciones, .......... así el proyecto cubano seguirá siendo invencible.

Luisa Cuevas Raposo
Militante del Movimiento de Solidaridad con Cuba en la CESC-Madrid
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