Waldo González López - Revista Mujeres.- La destacada historiadora, poetisa y pedagoga Ana Núñez Machín, mujer modesta, cuyos libros de historia le han reportado diversos lauros nacionales desde años atrás, es mi colega como jurado del Concurso “Rubén Martínez Villena”, de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).  
Allí, sus amenos diálogos han hecho crecer nuestra amistad. Hemos incluido textos suyos en estudios y antologías de la estrofa nacional, como, particularmente, el más reciente: el primer volumen de Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX, que, publicada por la Editora Abril, recoge las mejores piezas poéticas escritas entre 1900 y 1995 y ya ha sido presentado en un Sábado del Libro, la Asociación Canaria de Cuba: la comunidad Las Terrazas, en Pinar del Río y en la Casa de Cultura de La Víbora, en esta capital, como preámbulo de su “lanzamiento” en diversas provincias en el marco de la ya venidera Feria Internacional del Libro 2010.

Para conocer más a la escritora

Veamos qué ha sido de la valiosa vida de esta creadora que en 1970 recibiría, junto al Premio Nacional de Edición y narrador Imeldo Álvarez, el Premio de la UNEAC: ella el “Enrique Piñeyro”, con su valiosa y ya clásica biografía Rubén Martínez Villena ─reeditada una y otra vez─, y el también ensayista: el “Luis Felipe Rodríguez”, por su libro de cuentos La sonrisa y la otra cabeza.

Ana nacería el siete de enero de 1933, en la habanera localidad de San Antonio de los Baños, hará 77 años. Graduada de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, estudió luego en la Facultad de Educación de la Universidad. Laboró como maestra rural durante nueve años y, al triunfo de la Revolución, trabaja como periodista en Noticias de Hoy, como más tarde en la Comisión Nacional de Alfabetización y en la Editorial Pedagógica del Ministerio de Educación.

La poesía, testimonio y lirismo

A lo largo de su intensa y extensa producción, sus textos irían apareciendo en no pocas publicaciones, como los diarios Revolución, Granma y El Mundo, y en las revistas Romances, Mujeres, Vanguardia Obrera, Cuba, Chic y Cine Gráfico, al margen de que serían traducidos en varios idiomas.

Su primer poemario, Raíces, lo daría a conocer en 1955, en los días en que Fidel y demás asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes guardaban prisión en el presidio de Isla de Pinos.

Imeldo Álvarez ha recordado también que, al leer aquel libro, se lo publicó en la editorial del periódico El Sol, del municipio capitalino de Marianao, del cual él era jefe de información y administrador. Y ha evocado, asimismo, la lectura que la poetisa diera de sus versos en Santiago de las Vegas, donde Marcelo Salinas presidía un grupo de jóvenes escritores de la región.

Su segundo libro, Tiempo de sombra (donde recoge vivencias de la lucha contra la tiranía batistiana), aparecería en 1959 en la Imprenta del Instituto Nacional de la Reforma Agraria.

Sus actividades se multiplicarían en la capital. En 196l vio la luz Sangre resurrecta; en 1964, Metal de auroras. Y más tarde: El pensamiento martiano en la Generación del Centenario, ensayo que, junto a su Historia local de San Antonio de los Baños, Lectura para jóvenes y otros textos (publicados por la Editora Pedagógica del MINED y el Departamento de Divulgación del Ministerio del Trabajo), marcaron con su impronta militante la poesía y la prosa historiadora y periodística de aquellos años.

Durante las últimas décadas han aparecido por Ediciones Unión (de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, de la que es fundadora) como por la habanera Editorial Unicornio, otros poemarios, con sus décimas, sonetos y poemas en verso libre, en los que evidencia su alto dominio y su lirismo.

La querida colegamiga Ana Núñez Machín, por su prosa y poesía de alto vuelo épico y lírico, recuerda el estallido de pólvora que parece indignación y la insuficiencia de la escala del iris de que nos hablara Rubén Martínez Villena:                      

                     El espectro visible tiene siete colores,
                     la  escala natural tiene siete sonidos:
                     puedes  trenzarlos todos en diversas canciones,
                     que  tu mayor dolor quedará sin ser dicho.


Ahora, cuando sólo días atrás cumplió 77 años, la experimentada periodista que es, asimismo, la fina poetisa, puede sentirse satisfecha. Porque ha cumplido siempre con sus propias expectativas, con sus sueños.

Por ello, desde la web de la Editorial de la Mujer y de la revista Mujeres (en la que tanto colaboraste y donde, además, trabajara tu padre, el valioso fotógrafo Carlos Núñez), te felicitamos, querida Ana, porque con tu digna edad, continúas soñando, tal dijo el poeta: “toda pasión, toda poesía”, en esta dura pero hermosa existencia, como en la poesía que antes y ahora escribes, enriquecida por el tiempo, todo el tiempo.
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