Pero, ¿qué era la Reforma Agraria? ¿Una simple modificación de la tenencia de la tierra?
En el mundo se hablaba mucho de la Reforma Agraria cubana, y cada quien tenia una percepción distinta acerca de ella. La firma de la ley agraria cubana benefició a más de 100 000 labriegos y anticipó el proceso de remoción de los males tradicionales que sufrían las masas.
Otorgó a titulo gratuito la propiedad de la tierra a pequeños arrendatarios, colonos, aparceros y precaristas y puso en manos del Estado las grandes extensiones no parceladas que eran administradas por los latifundistas, pasando a ser explotadas por la nación como propiedad de todo el pueblo.
Encaminada a la transformación del agro cubano, la radical ley, que afectó fundamentalmente a los monopolios yanquis y a la oligarquía terrateniente, se completó con una segunda y última legislación agraria, que completaba la primera.
La mujer campesina, que desde siempre participó en las luchas agrarias del país, devino puntal en cuanta tarea transformadora fue plasmando la Revolución. Ella fue de las primeras en alistarse con sus familias en cooperativas, fincas y en las Brigadas de Ayuda Mutua, organizadas por la Federación de Mujeres Cubanas y la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños). Igualmente, engrosó los contingentes y batallones de apoyo a las zafras azucareras, cafetaleras, citrícolas y en otras tantas faenas en las que su trabajo y entrega han sido y son pivotes y ejemplos.
La crisis global y los cambios climáticos no nos son ajenos e intensifican sus azotes con el aderezo de un bloqueo de medio siglo. De ahí que el hombre y la mujer del campo trabajen mancomunada e intensamente para satisfacer la creciente demanda de alimentos de la población y llevar a las mesas familiares, incrementados y abaratados el fruto de la tierra. Con estos objetivos a ojos vista, los campesinos y las campesinas celebrarán su día, el 17 de mayo.