Ángel Freddy Pérez Cabrera - Granma.- Veinticuatro años como delegado del Poder Popular y doce como presidente de un Consejo Popular, le garantizan a Félix José Marín Correa el prestigio y la autoridad necesaria para ejercer el legítimo poder del pueblo en el poblado de Güinía de Miranda, un fenómeno que ni el más insignificante personaje de la zona puede desconocer.


A su paso por las calles, mujeres, jubilados, funcionarios, obreros de los diferentes centros de trabajo, y hasta los niños de las escuelas lo identifican y reconocen, deteniéndolo para expresarle una queja o sugerencia acerca de algún asunto vital para la comunidad.

Lejos de molestarse, en su rostro jamás asoma la menor incomodidad porque, como él mismo dice, nació para servir a los demás, de ahí su disposición a enfrentar los retos que significa dirigir durante tanto tiempo en la base.

“Es aquí donde se decide el juego. Nadie conoce mejor que nosotros los problemas. Por qué debe venir un funcionario de Manicaragua o de la provincia a descubrirnos las contrariedades que tenemos, eso es tarea nuestra y de los delegados”, asegura Marín.

Recuerda sus comienzos en las funciones de delegado de circunscripción en 1989, una experiencia que le permitió sensibilizarse con las dificultades e inquietudes de las personas del pueblo, sus necesidades y muchas de las incomprensiones que la gente sufre a diario producto de la insensibilidad de algunos.

“Yo siempre les decía en las asambleas que la cuestión es no cansarnos. Hay que seguir tocando puertas, si este no nos oye o no quiere resolver la situación planteada, debemos recurrir a otra instancia y en alguna de ellas alguien nos va a entender, tengan confianza”, reflexiona el presidente.

Ese método de escuchar e intercambiar de manera constante con el pueblo lo he aplicado a mi función como presidente del Consejo Popular, y aseguro que nos ha traído muy buenos resultados. Como en todos los lugares, aquí en Güinía hay muchísimos problemas por resolver, pero también debo decir que, con el concurso de la comunidad, hemos solucionado otros que llevaban ni se sabe cuánto tiempo expresándose, reconoce Félix.

Entre las cuestiones resueltas, menciona la carretera que enlaza al poblado con Manicaragua, un sueño de muchos años, al igual que la puesta en funcionamiento del equipo de Rayos X en el pequeño hospital de la zona y la electrificación del asentamiento de Quemado Grande, por solo citar algunas realizaciones.

En el acápite de insatisfacciones, señala la mala calidad de los viales internos y de la carretera que conduce a la base de campismo Río Seibabo, la baja cobertura telefónica y la situación del suministro de agua, cuestiones que lo ocupan en cada proceso de rendición de cuentas.

“Este es un Consejo Popular muy grande, de 105 kilómetros cuadrados, donde funcionan trece circunscripciones, y si uno permite o acepta cualquier respuesta está embarcado. Aquí los funcionarios saben que deben hablarle claro al pueblo.

Nunca debe permitirse la mentira y el engaño porque dejaríamos de ser creíbles. No obstante, no siempre los problemas pueden tener solución inmediata, pero lo importante es hablar con transparencia”, explica Marín.

Reconoce asimismo como algunas situaciones planteadas por los electores pueden ser resueltas con el concurso de la comunidad, sin tener que esperar al otro proceso o a que venga alguien de afuera a solucionarlos.

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