Manuel Juan Somoza - Foto: Claudia Camps - Cuba Contemporánea.- Admito que cometí el error de dejar pasar demasiado tiempo, entretenido en otros temas -ZunZuneo, entre ellos- y que cuando me tocó informar del reciente aumento del precio de la leche en polvo respiré hondo primero, dejé las cuentas propias para después y apelé a la mayor dosis de sobriedad profesional que fui capaz de encontrar.

“Ah, cuate, aquí eso pasa todos los días, aumentan los precios y los salarios, y siempre los primeros suben mucho más que los segundos”, me comentó el editor mexicano al que fue a parar mi informe. 

Claro, yo no vivo allá, mis sueños y mis dudas están en Cuba, y no respondí porque todavía las cuentas propias me daban vueltas punzantes en la cabeza, sin tiempo para sacarlas. Después, el aluvión de críticas que me llegó por todos los flancos, así como los otros temas, me hicieron perder la perspectiva.

Salí entonces a registrar opiniones con nombres y apellidos, edades y profesiones, para que nadie dijera que estaba “generalizando anécdotas”, hasta que una amiga, entre sorprendida e incrédula, me sugirió leer la repercusión que tuvo en Cubadebate el asunto de la leche y la subida de precios.

De ahí el título de este comentario, porque las 54 opiniones que leí (de más de un centenar y medio) conforman un muestrario lo suficientemente elocuente del sentir de la gente.

No estamos ante los desproporcionados precios de la venta “libre” de autos nuevos y de uso. “A joderse, eso no es vital para vivir”, me comentó un amigo por aquellos días de enero en que pedí desde esta web que alguien explicara la lógica de tal disposición. Mi amigo había perdido toda esperanza de tener auto propio -algunos compatriotas nunca la han tenido-, y duda de que sus tataranietos puedan disfrutar, al fin, de un sistema público de transportación que sea efectivo.

Ahora, sin embargo, se trata de un alimento básico. “Duro zarpazo, sobre todo al bolsillo de nosotros, los padres…”, opinó FABIOMAXIMO en Cubadebate. “Y por qué no subir los precios de las bebidas y cervezas para así no subir los de la leche, pobre de muchos que tenemos que pagar más de la mitad del salario mínimo en Cuba (240 CUP) para poder desayunar decentemente”, comentó AMOESTAISLA.

Otros hicieron sus cálculos. “Una tonelada son 1 000 kg entre 5 563 que cuesta la tonelada eso da 2.20 CUC el kilo de leche. O sea un kilo de leche en el mercado internacional cuesta 2.20 CUC al país. Por qué venden el kilo de leche a 6.60 CUC. Eso es el triple de lo que cuesta y con dos kilos de leche que vendan me pagan un mes de trabajo a mí…”, concluyó TINTI1.

Entre esas opiniones, me llamó la atención la de SADMAN, quien escribió: “Y yo me pregunto, padre también de dos hijos e ingeniero (dígase salario bajo y poco poder adquisitivo). Por qué si usamos la vara del mercado internacional para subir los precios, no usamos esa misma vara del mercado internacional de trabajos para subir los salarios, que es uno de los principales problemas de nuestro país”.

Y es que ese es otro de nuestros dramas: el alto costo de la vida en el país. Para ser ingeniero, agrónomo, arquitecto, en cualquier parte del mundo hay que dedicar tiempo de juventud a fin de dotarse del conocimiento necesario, siempre con la esperanza de que todos ayudarán a transformar el mundo y, muchas veces, con el acompañamiento de padres y madres deseosos de que sus hijos sean lo que ellos no pudieron ser, que vivan mejor que ellos, y más en Cuba, donde la educación pública es un derecho.

Entonces, hasta cuándo un ingeniero, un agrónomo, un arquitecto cubano equivaldrá, como dice SADMAN en reproducción de una verdad generalizada, a “salario bajo y poco poder adquisitivo”.

La subida del precio de la leche en polvo y las 54 opiniones son reflejo de muchos males que arrastramos desde hace décadas. La “actualización del modelo”, en su filosofía, busca eliminar tanta contradicción, tanta escasez, tanta distancia de la modernidad. Pero cuando se aplican subidas de precios como estas en un país donde los bolsillos siguen huecos, es imposible suponer, entender, aceptar que la filosofía está en correspondencia con la práctica.

Dejé de esperar respuesta desde mi comentario anterior sobre los precios de los autos. Lo que no dejaré es de ejercer mi derecho a la opinión, porque soy de los que piensa que transformar a este país para bien -así interpreto la actualización del modelo-, no es tarea exclusiva de nadie.

La subida del precio de la leche en polvo en CUC pudiera ser una acertada y hasta ineludible decisión económica, pero desde el punto de vista social y político la considero un desacierto que en alguna medida multiplica la desidia que nos acompaña desde hace mucho tiempo.