Verónica Alemán Cruz - cubadebate.- El estreno de Core Meu (Mi Corazón) en La Habana, en la noche de este viernes 16 de mayo de 2025, no solo cautivó con su magnífica ejecución, sino que también se convirtió en un símbolo de reencuentro y celebración cultural. Contó con la presencia especial de la princesa Carolina de Mónaco y del ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau.


Este regreso marca un reencuentro especial con la isla, tras su inolvidable interpretación de Cenicienta en 2015. Desde entonces, la compañía ha evolucionado, fortaleciendo su vínculo con la danza y con audiencias de todo el mundo, encontrando en Cuba un escenario seguro donde la energía del público se fusiona con la esencia misma del espectáculo.

La obra, que desde su concepción buscó tocar las fibras más profundas del espectador, se convirtió en un puente entre el ballet contemporáneo y la tradición musical italiana, ofreciendo una experiencia sensorial única.

Casi 50 bailarines y bailarinas interactuaron durante más de una hora con el público. Foto: Verónica Alemán Cruz/ Cubadebate.

Bajo la presidencia de Carolina Grimaldi, el colectivo se presentará hasta el domingo, ofreciendo una obra que, en palabras de su coreógrafo, el ex bailarín francés Jean-Christophe Maillot, busca “la relación directa entre el movimiento y la música” y “despierta la necesidad de bailar y compartir”. Core Meu no es solo una pieza coreográfica, es una invitación a la alegría, una celebración de la vida a través del arte. Maillot, con su sensibilidad artística, destacó la conexión especial que siente con los cubanos, una audiencia que, según él, vibra con la danza como pocas en el mundo.

La música, del compositor italiano Antonio Castrignanò, será interpretada en vivo junto a la agrupación Taranta Sounds, envolviendo el teatro en los ritmos ancestrales del sur de Italia. La tarantela, con su frenética vitalidad, transportará al público a paisajes sonoros cargados de historia y sentimiento, convirtiéndose en el latido del espectáculo.

Espectadores disfrutan la cercanía física de las bailarinas y los bailarines en una danza que rompe las barreras de lo conceptualmente establecido. Foto: Verónica Alemán Cruz/ Cubadebate.

Desde el primer movimiento los bailarines, quienes llegaron al escenario luego de interactuar con los espectadores, desplegaron una sinfonía de gestos y expresiones que narraban historias invisibles, mientras la música, interpretada en vivo por Taranta Sounds, imprimió un ritmo vertiginoso que resonaba en cada rincón del teatro.

La tarantela, con su esencia hipnótica, llevó al público a un estado de euforia contenida, evocando la alegría y el misticismo de los antiguos festivales del sur de Italia.

Durante la reciente conferencia de prensa, efectuada el jueves, justo el día antes del inicio de las presentaciones, Maillot también reveló detalles sobre el meticuloso proceso de construcción de la obra, un proyecto que tomó tres años de desarrollo y que ha evolucionado desde su primera presentación ante 28,000 espectadores.

Su intención nunca fue simplemente ofrecer una coreografía virtuosa, sino una experiencia de comunión entre la música, la danza y el público. “No es solo movimiento, es un latido que se comparte”, dijo emocionado.

Este evento extraordinario se realiza en colaboración con Cubadisco 2025, la Feria Internacional de la Industria Musical Cubana, que se celebrará del 18 al 25 de mayo. Como reconocimiento a su excelencia artística, el Ballet de Montecarlo recibirá el Premio de Honor, el mayor galardón del evento que destaca la contribución de ambos artistas al enriquecimiento del arte escénico y musical, consolidando aún más el impacto de esta colaboración internacional.

Además, Maillot ha sido distinguido con el prestigioso Premio Internacional de Danza Josefina Méndez, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en reconocimiento a su audacia y profunda sensibilidad como creador.

El Ballet de Montecarlo, fundado en 1936 y revitalizado en 1985 por voluntad de Carolina de Mónaco, regresa a Cuba 10 años después de su primera visita, acompañado nuevamente por su inspiradora.

Core Meu, evocando el mar Mediterráneo y el alma de la tarantela, se sumará a la memoria colectiva de los cubanos como un espectáculo inolvidable. Castrignanò, uno de los más genuinos defensores de la tarantela, expresó su emoción al compartir estos sonidos ancestrales con el pueblo cubano.

“Es una danza que va a calar profundo en el ánimo de los cubanos”, aseguró, reflejando el espíritu de un encuentro que une culturas y celebra el poder universal de la danza.

Las funciones comenzaron este viernes 16 y están programadas para los días 17 (7 p.m.) y 18 (5 p.m.) en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. Sin duda, una cita imprescindible para los amantes de la danza y la música en vivo.

 

 

 

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