Lorenzo Gonzalo / Foto Virgilio PONCE - Cubainformación.- Termina el año y las noticias principales latinoamericanas son dos. La primera, relacionada al continente, presenta un crecimiento del Producto Interno Bruto descomunalmente grande comparado con los países desarrollados. La explicación, básicamente sigue el principio que aplica a las economías no reguladas, las cuales centran sus inversiones en base de sus ganancias financieras y nada que ver con los beneficios sociales. El rédito que obtienen en regiones, donde aun faltan por desarrollarse muchas producciones elementales, es varias veces mayor que el ofrecido por economías de otra naturaleza. Junto a la noticia de ese crecimiento productivo y aunque parezca contradictorio, también ha aumentado la pobreza. En el marco de las economías no reguladas esa contradicción es una constante, porque sus mecanismos indefectiblemente provocan un crecimiento asimétrico. Se exceptúa Brasil, donde quizás la combinación de un Presidente con fuertes inclinaciones sociales, que se autodenomina socialista, junto a un Vicepresidente empresario, vinculado a la industria, resultó un perfecto dúo.


La segunda noticia es que en Cuba se hacen ajustes al sistema económico para rescatar la dirección socialista del proceso. Estados Unidos y los países desarrollados del G-8 y otros, también hacen ajustes para salvar la dirección económica del sistema que los caracteriza. Cuando se toman medidas conducentes a alejar la economía de su función puramente individual, se habla de reformas. Si en Cuba se adoptaran medidas conducentes a divorciar la economía de sus objetivos sociales, también se diría que están haciendo reformas. Felizmente no es así. Ahora resta saber hasta qué punto estarán dispuestos a hacer los ajustes, de forma que la dirección social del país se salve. No hay dudas que la máxima dirección política está tratando de dejar aclarado que las bonanzas de ciertas épocas nada tuvieron que ver con la eficiencia. Prueba de ello es que terminados los subsidios soviéticos, se derrumbaron los niveles de vida. Por supuesto, es de reconocer y es importante hacerlo, que esto estuvo rodeado del enorme conflicto que significa el acoso de Washington, las conspiraciones de sus diplomáticos alrededor del mundo, el Bloqueo y la complacencia de las autoridades estadounidenses con los terroristas de origen cubano, que aún pululan por las calles de Miami.

A propósito de Miami. El nombre no representa una ciudad. Son varias. La ciudad de Miami está en un Condado que lleva el mismo nombre: Miami – Dade. Otras ciudades también se denominan de igual modo. Existe la ciudad de South Miami, y otra con el nombre de West Miami. 

Todas estas ciudades identificadas como si se tratase de una sola, crecieron con la llegada de cubanos que huían de Cuba, en espera de que Washington un día invadiría el país y los llevaría en andas hasta el Palacio Presidencial poniéndolos a cargo de las tierras y el gobierno. Ya estaban acostumbrados a eso. 

Dentro de las noticias mencionadas, Miami no presenta nada nuevo, salvo que las personas de origen cubano se han desprendido ligeramente de quienes controlan la ciudad con campañas “anti Cuba y anti Castro”. Pero esencialmente es la misma caricatura contradictoria, fabricada por Washington desde comienzos del año 60. 

Es patéticamente simpático. Uno conversa con los empleados de los negocios y todos están pendientes de reunir el dinero para viajar a Cuba, por otro lado es usual escucharlos decir que son “exiliados políticos”. Se dice que viajan por razones familiares, pero aun cuando existe una fuerte dosis de verdad en eso, la mayoría de la gente viaja porque necesita el aire de su cuna natal. Van a ver amigos, a hacer planes para cuando puedan permanecer por más tiempo en el país, el cual ahora está limitado por razones que nadie entiende. (En Cuba existen muchas regulaciones que nadie sabe por qué se mantienen, aunque tuvieron su origen y razón durante la época del terror proveniente del Norte). 

Lo curioso, cuando uno habla con muchas de estas personas, es que dicen no tener aún los papeles de la residencia estadounidense porque ellos viajaron “por la categoría de refugiados políticos”. ¡Refugiados políticos!, diría alguien que no conoce el origen de esta ironía hipócrita, inventada por Washington. Son supuestos “perseguidos políticos”, viajan a Estados Unidos bajo ese acápite y en cuanto les dan los papeles se van a beber ron con el amigo, a disfrutar las hermosas playas de su Isla y a bailar con la familia. Son los únicos “perseguidos políticos” en el mundo a quienes sus perseguidores los reciben con una sonrisa y les conceden los mismos derechos que al resto de la emigración. 

Este asunto de “refugiado político” lo inventó Washington durante la Guerra Fría y cuando terminó esa época, continuaron aplicando dicha figura legal al caso cubano. Muchos cubanos aceptan la ventaja ofrecida gratuitamente por la Casa Blanca para emigrar, la cual les permite además recibir apoyo material y legal durante los primeros meses de su estancia en Estados Unidos. Debemos significar que los irónicos e hipócritas no son los cubanos que buscan esa vía para emigrar, sino los políticos estadounidenses que se han dejado llevar por un cabildeo que no ha conducido a los cambios que ellos quisieran ver en Cuba, dejando en cambio una gran secuela de sufrimiento. Estos políticos, como ocurre con muchas de las regulaciones existentes en Cuba, no han aceptado la ineficacia de una política que ni siquiera tuvo sentido en la era de su aprobación. 

No hay noticias nuevas en el Miami cubano. En cada vuelta de esquina se confirma la hipocresía de la política de Estados Unidos hacia Cuba y se comprueba el crimen tan horrendo de haber fabricado mentiras tras mentiras, para elaborar un proyecto que nunca ofreció resultados prácticos, excepto el de dificultarles la vida a los ciudadanos de un pequeño país. 

Miami no sigue siendo el mismo por los cubanos que aquí vivimos, sino porque la hipocresía de Estados Unidos no ha cambiado, mientras los oídos que deben escuchar permanecen sordos. 

Termina el año 2010 y en Miami, el cuartito está igualito, excepto por esas grandes mayorías de cubanos que quieren al país y solamente desean paz y prosperidad para su pueblo. Por eso viajan a la Isla y no escuchan los ladridos de los radicales y fanáticos, aun cuando siguen llamándose exiliados. Ese término aplica a algunos revanchistas, pero está muy lejos de corresponder a ese cubano bueno que busca lo mejor para sí y su familia y viaja a Cuba, sin temor y con alegría. 

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)

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