Martha Andrés Román – Prensa Latina.- En una Latinoamérica patriarcal, heredera de la tradición hispánica de reacio conservadurismo, emergió en 1959 la Revolución cubana, y con ella, la posibilidad de las mujeres de la isla de formar parte activa de su realidad.

Eva y la manzana como símbolo de pecado, las madonnas renacentistas como reflejo de la virginidad y el espíritu maternal, la mujer dedicada al cuidado del hogar... A través de la historia la figura femenina fue concebida bajo roles que la constreñían al espacio privado y limitaban su acceso a la vida pública.

El proyecto social que significó el triunfo revolucionario en Cuba incluyó desde el inicio el propósito de eliminar todo tipo de discriminación y desigualdad, entre ellas, las que afectaban a las féminas.

Con el surgimiento de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el 23 de agosto de 1960, el país contó con una institución dedicada a impulsar programas e iniciativas a favor del avance de ellas en los diferentes ámbitos de la vida económica y social.

Mayda Álvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer de la FMC, consideró que en los últimos 53 años el empeño de lograr la presencia de las féminas en todos los ámbitos ha sido parte de la voluntad política del Estado cubano.

En declaraciones a Prensa Latina, Álvarez manifestó que aunque los logros son muchos, aún quedan grandes retos por delante, entre ellos los de alejar tabúes y estereotipos persistentes en el pensamiento social, así como la adaptación de las mujeres a las transformaciones del modelo económico de la nación.

Ese criterio lo comparte Yamila González, secretaria de la Sociedad Cubana de Derecho civil y familia de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, quien manifestó que las favorables condiciones de las mujeres cubanas son sustentadas por leyes y políticas sociales, así como por el trabajo de la FMC.

Sin embargo, consideró, eso no supone la erradicación de conductas y juicios de valor sexistas, pues aún tenemos dificultades prácticas para que las mujeres accedan a cargos de dirección, en el logro de la responsabilidad compartida por la pareja y para eliminar las expresiones de violencia de género en el ámbito intrafamiliar.

Álvarez, quien también es miembro del Secretariado Nacional de la FMC, dictó una conferencia titulada Autonomía y empoderamiento de las mujeres cubanas hoy. Conquistas y desafíos, como parte de la celebración en esta capital del Seminario Internacional Educación Superior y Grupos Vulnerables.

De acuerdo con la especialista, para analizar la situación de las mujeres en Cuba es necesario apreciar los logros y los retos obtenidos en tres planos fundamentales: económico, físico y de toma de decisiones, los cuales comprenden sus principales áreas de acción.

Aporte imprescindible en la Economía

Uno de los factores de mayor incidencia en las oportunidades de las mujeres cubanas es el del acceso a la educación, pues el Estado ha brindado igualdad de derechos que ha sido ampliamente aprovechada por ellas en la búsqueda de su espacio.

Desde el ámbito doméstico las mujeres salieron a ganar un lugar en la vida pública del país, para desprenderse de ataduras machistas que las limitaban a actividades sin remuneración económica ni reconocimiento social.

En la actualidad, Cuba exhibe una tasa de matrícula del 99 por ciento de las niñas en la enseñanza primaria, mientras en el caso de la educación superior, las mujeres representan más del 60 por ciento del total de estudiantes de ese nivel.

A ello se añade que el 74 por ciento de las mujeres ocupadas en la economía tienen escolaridad media superior o superior, en comparación con el 55 por ciento de los hombres ocupados, lo cual evidencia que, en general, ellas poseen mayores grados de preparación.

De ese modo, el aporte de las mujeres a la economía es altamente significativo, además de que, con el acceso al trabajo remunerado, adquieren una mayor oportunidad de obtener ingresos y logros propios.

Sin embargo, todavía persisten rasgos como el desempeño exclusivo en carreras tradicionalmente asociadas al papel femenino, mientras la inclusión en otro tipo de profesiones u oficios aún resulta insuficiente, sobre todo ante las necesidades económicas del país.

En las actuales condiciones cubanas, cuando el estado impulsa un proceso de actualización de la economía con el reordenamiento de las actividades laborales y el impulso del trabajo por cuenta propia, las mujeres deben asumir los retos y las oportunidades que esos cambios traen consigo.

Para Mayda Álvarez, se precisa la capacitación y preparación de ellas a fin de aprovechar las nuevas transformaciones, a través de pasos como su incorporación a oficios y actividades no tradicionales.

Mi cuerpo es mío

Entre las luchas más fuertes de las mujeres a favor de sus derechos está la posibilidad de autodeterminación sobre su propio cuerpo, así como su salud reproductiva y sexual, la cual aún hoy constituye un reto en muchos países.

En el caso cubano, las féminas cuentan con numerosas garantías desde el punto de vista de la salud y la atención médica, las cuales garantizan para ellas una esperanza de vida al nacer de 80 años como promedio, cuatro más que los de los hombres.

Durante la IV Conferencia Internacional Mujer, género y derecho, Sonia Beretervide, miembro del Secretariado Nacional de la FMC, manifestó que en la isla se han creado todas las condiciones para la atención a las embarazadas, la institucionalización del parto, la legalización del aborto, así como los programas de maternidad ypaternidad responsable.

Sin embargo, las especialistas consideraron que esas condiciones imponen otros tipos de retos para la mujer cubana, pues el hecho de tener, por ejemplo, una vida más larga, implica garantizar mayor calidad de vida y buscar formas de incorporación social de las féminas de edades más avanzadas.

Escalar peldaños

Las mujeres atravesaron el umbral de los hogares, comenzaron a ganar su espacio en el funcionamiento de la sociedad, y ya constituyen parte imprescindible de la marcha de las naciones: cualquier proyecto que pretenda tener éxito debe tenerlas en cuenta.

En Cuba, el 34 por ciento de los dirigentes en los diferentes niveles son mujeres, ellas representan además el 43 por ciento de los diputados del Parlamento de la isla y el 25 por ciento de los miembros del Consejo de Estado.

Yamila González, de la Sociedad Cubana de Derecho civil y Familia informó que en el caso del sector jurídico, el 74 por ciento de los fiscales y el 70 por ciento de los jueces y los presidentes de tribunales populares son mujeres.

El estado cubano ha impulsado la consolidación de las bases económicas, jurídicas, culturales y sociales que garanticen la igualdad de derechos de hombres y mujeres, transformando la situación de discriminación existente antes de 1959, expresó.

Por su parte, Sonia Beretervide apuntó que la mujer cubana ha escalado peldaños en el reconocimiento de sus derechos, pero aún persisten patrones culturales machistas que dificultan el camino hacia su pleno desenvolvimiento.

En el caso de la autonomía y capacidad de toma de decisiones, debe conseguirse una mayor presencia de las mujeres en puestos de dirección de algunos organismos, a la vez de sortearse obstáculos objetivos y subjetivos que limitan el desempeño de las mujeres en cargos de dirección.

Los derechos de las mujeres y la inclusión de la perspectiva de género en los diferentes espacios de la vida social de los países representan, en el siglo XXI, uno de los principales retos para la humanidad, al encontrarse ellas entre los grupos más vulnerables a las crisis y conflictos mundiales.

En Cuba, muchas de las demandas que en otras latitudes constituyen quimeras representan derechos indiscutibles de las mujeres de la isla, los cuales deben ser conservados y perfeccionados a partir de una labor incansable, combinación de políticas institucionales con un trabajo educativo que alcance también el imaginario colectivo.