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Autor del libro "Macho, varón, masculino", nos habla de talleres de género en Cuba con músicos, presos, policías, hombres que ejercen prostitución, etc.


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- ¿Qué es la Red Iberoamericana de Masculinidades?

- La Red Iberoamericana de Masculinidades es un sueño que teníamos en Cuba, un esfuerzo de colaboración Sur–Sur. En Cuba hacemos un diplomado internacional de Género y Comunicación en el Instituto Internacional de Periodismo, y existió siempre de parte de otros países de América Latina la necesidad de tener un sitio web donde las personas pudieran consultar libros y vídeos. Por otro lado, la Red es iberoamericana porque también estamos muy unidos a España y Portugal, por nuestro pasado y relación cultural, y la aspiración futura es que incluya también a África. Así que será una red en construcción constante que, sobre todo, trate de que el conocimiento en esta materia no se convierta en un valor de mercado, sino en un instrumento de trabajo.

En cuanto a las acciones, teníamos un trabajo previo en Cuba con el Movimiento Cubano por la Paz y la Federación de Mujeres Cubanas. Empezamos con talleres de sensibilización, pero ya en el siglo XXI hemos logrado que nuestra maestría en estudios de género tenga un grupo muy activo en el módulo de masculinidades y diferentes diplomados, congresos, etc., todo muy bien coordinado con la Editorial de la Mujer. A través de su directora, Isabel Moya, que es una feminista convencida de que el feminismo debe incluir a los hombres, nos estamos nutriendo constantemente del trabajo que se hace de un lado y de otro. Porque si intentamos que nuestros discursos de equidad estén presentes en hombres y mujeres, tenemos que tener sitios en colaboración, que complementen un poco lo que se está haciendo en ambos lados. El 50 aniversario de la Revista «Mujeres», en 2011, también lo asumimos como propio. Ese año preparamos un dossier sobre masculinidades y estuvimos presentes en toda su campaña.

Hemos logrado que la Red Iberoamericana de Masculinidades integre en Cuba a casi todas las universidades del país. En 2011 logramos que la Universidad de Ciencias Informáticas se uniera a nuestro proyecto. Somos una red en la que siempre estamos tratando de “enredarnos”, es nuestra frase: enredamos constantemente a más personas en nuestro proyecto. Lo más importante es saber que existe un sitio desde Cuba para todo el mundo, donde se pueden publicar proyectos, hacer preguntas, crear utopías, sueños. Así que hemos aprendido también, como red, a conocer desde diferentes latitudes las aspiraciones que tenemos los hombres en este discurso de las equidades de género, que muchas veces suena un poco utópico.

- Habéis trabajado con juventud universitaria, pero, también con policías, presos, incluso con “pingueros” [chaperos]. ¿Qué labor habéis desarrollado con ellos?

- Sobre todo de sensibilización. Es un proyecto inclusivo, que tiene que ver con los propósitos mismos de la Revolución de no excluir a nadie. Cuando hablamos de masculinidades no estamos negándole la participación a nadie, a nadie que tenga el valor de restarle importancia al machismo, y por eso la campaña que hicimos este año se llama “atrévete a ser hombre, el machismo mata”, como una forma de decir que no es el hecho biológico de ser hombres o mujeres lo que nos relaciona con el machismo, sino una construcción cultural y educativa.

Todas las masculinidades son importantes y tienen preceptos positivos dentro de ellas, porque lo que tratamos no es de cambiar la masculinidad desde cambios externos. El debate no tiene nada que ver con la llamada “metrosexualidad”, sino que es un cambio de costumbres, de educación. No estamos cuestionando el exterior, sino analizando temas que tienen que ver con los debates sociales, entre los cuales está –como número uno– la violencia. Pero también tenemos en cuenta la paternidad, la salud sexual, la migración o la relación de los hombres con el feminismo. Nosotros lo que intentamos es que éste sea un debate sostenible y que ayude a que nuestros países tengan hombres mucho más integrados en la política de equidad de género.

- ¿Qué pasos hacia adelante ha dado el hombre en estas últimas décadas en Cuba?

- Mi posición es muy optimista. Creo que los hombres cubanos estamos ubicados en una zona geográfica muy marcada por el machismo, que se transmite desde la educación y la cultura. Nuestro país tiene aprobadas todas las leyes de inclusión de hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida social. El reto fundamental de los cubanos y cubanas es cambiar muchas de las normativas que vienen de la cultura y la educación, de la función del hombre como macho. El machismo se recicla, las personas que hicieron la Revolución del 59 hoy son abuelos en muchos casos y esos ciclos machistas se van reconstituyendo de nuevo. Nosotros tuvimos en el año 1976 uno de los Códigos de Familia más revolucionarios del mundo, que antecedió a muchas de las políticas de igualdad que se dan en el mundo. Sin embargo, hoy tenemos una generación de menores de 25 años que nacieron después de ese Código de Familia y son machistas, lo que nos hace ver que la lucha contra el machismo es constante. Los hombres que hemos nacido después de la Revolución tenemos nuestros propios ciclos machistas y creo que por eso es importante conocerlos y divulgar nuevas formas de comportarse. Es por eso que son tan importantes todas las campañas que tenemos en la educación y la cultura, frentes que han sido siempre más conservadores y reacios al cambio. La cultura es un sector con el cual tenemos que luchar duro, porque constantemente se están reproduciendo estos valores sexistas, violentos y discriminatorios, no solo hacia las mujeres, también contra las personas homosexuales. Son temas muy revolucionarios: la Revolución implica cambios y tenemos que cambiar constantemente este discurso adaptándolo a las nuevas formas, ya que este machismo desafía a las personas que creemos en las equidades.

- Has mencionado la cultura: habéis realizado talleres en la Casa del Alba sobre mensajes no violentos, con la participación de músicos de diferentes géneros. ¿Qué nos puedes decir de estas actividades?

- Estas actividades nos llenan de gran satisfacción, porque con ellas logramos aunar a muchos de nuestros artistas, integrándolos en nuestros debates. Empezamos un proyecto llamado “Todas Contracorriente” con Rochy Ameneiro, que es una mujer con un discurso que trata de dar otra visión de las mujeres cubanas desde la música, integrando a otras mujeres intérpretes, como la mismísima Omara Portuondo.

Los talleres han logrado convocar a músicos de diferentes géneros, como el hip hop, el reggaeton, la salsa, o las orquestas de cámara y sinfónicas. Nos demuestran que existe mucho más entusiasmo por el cambio del que pensamos, y que este tipo de encuentros pueden servir también para otros países. A través de la música, a través de un DVD que hemos editado, también trabajamos con los estudiantes de arte, ofreciéndoles estos nuevos productos, perfectos para debatir.

Los músicos deben ser conscientes de que no solo es la música por la música, que son necesarios nuevos conceptos ideológicos, dado que todas estas personas son líderes de opinión.

En Cuba se ha suscitado un debate alrededor de muchas de las canciones de reggaetón y de hip hop, que tienen fuertes valores misóginos, machistas y sexistas. No se trata de censurar a nadie, ya que no decimos que un ritmo en particular sea bueno o malo, eso se lo dejamos a los musicólogos. De lo que se trata es de las letras y las imágenes, de los valores que transmiten, y de que muchas están cargadas de sexismo, tamizado de falso erotismo. Por ello de lo que se trata es de incorporar nuevas visiones y de construir espacios comunes. Estamos trabajando con el Instituto Cubano de la Música, el Ministerio de Cultura, la Editorial de la Mujer, la Federación de Mujeres Cubanas, y sabemos que por el camino se van a sumar muchas instituciones y vamos a lograr que realmente esto se convierta en un modelo de debate donde la cultura dé un paso al frente.

- En la Feria del Libro de 2011 se presentó tu ensayo de ciencias sociales titulado “Macho, varón, masculino”, que ha tenido un éxito que no esperábais.

- Lo que nos gustó sobre todo es que el libro salió gracias a la Editorial de la Mujer, porque no muchas editoriales en el país, aunque suelan publicar temáticas de corte social, se animan con este tipo de discursos transgresores. Fue un éxito, ya que se convirtió en el libro más vendido durante las lecturas de verano y durante todo el año, con una tirada de más de 35.000 ejemplares. Lo que más nos llamó la atención es que no es solo un público intelectual el que lo lee, sino que se ha convertido en un libro de lectura popular.

El libro se ha popularizado por la sencilla razón de que tiene un título provocador “Macho, varón, masculino”, que son las palabras con que los cubanos legitiman su masculinidad hegemónica. Hay quien me pregunta si el libro es una autoafirmación o si es como un código o biblia para los machos, pero realmente el libro es una reflexión del tema, donde nos apropiamos del discurso de los hombres para hacer una llamada de alerta. En el libro participan muchos los hombres y mujeres jóvenes que han estado en los talleres. Lo importante es que lo ubicamos entre los temas de debate social y de discusión y demostramos que los temas relacionados con género realmente interesan. Aunque en Cuba los libros son financiados y subvencionados por el Gobierno, hay muchas suspicacias acerca de que estos libros no se van a leer. Pero sí se leen, y mucho.

El tema de la masculinidad se ha situado ahora mismo como un importante tema de debate a nivel nacional, y contar con una investigación realizada desde Cuba y para Cuba, nos produce mucha satisfacción, porque no son problemáticas importadas de otros países, sino problemas que también tenemos aquí. A esta publicación le ha seguido otro libro titulado “Sexo, música y deporte, cosa de hombres”, porque son los tres grandes temas sobre los que hablan los hombres en nuestro país, lo mismo que en otros muchos lugares del mundo. Es decir, que queremos seguir adelante, que el tema no muera con un libro sino que realmente desde la Editorial de la Mujer podamos ofrecer a los lectores del país alternativas a todos esos discursos negativos.

- Eres un colaborador veterano –casi dos décadas colaborando– de la Editorial de la Mujer...

- Me siento fruto de estas mujeres tan atrevidas de la Federación de Mujeres Cubanas, pues cuando era un estudiante muy joven, en la etapa en la que estaba haciendo la licenciatura en la Universidad de La Habana, me abrieron los archivos de la Federación para hacer una tesis sobre la historia de las mujeres en Cuba. Recibí mucha colaboración desde mujeres feministas anteriores a la Revolución que se habían incorporado a la Federación, hasta líderes más jóvenes con los mismos deseos de aportarme sus historias. Eso también me ha exigido mucho, ya que me tomé como meta rescatar parte de la historia del feminismo en Cuba, que se plasmó en un libro titulado “En busca de un espacio, historia de mujeres en Cuba”, que ahora va a tener una tercera edición con la Editorial de la Mujer.

Recuerdo que la misma Vilma Espín, la dirigente histórica de la FMC, nos exhortó a entrevistar a personas que no iban a sobrevivir a los periodos históricos y eso para mí fue muy importante, porque era parte de la ideología que llevaba a masculinidades, porque en muchos lugares los grupos de masculinidades echan a un lado todo el pasado feminista de su país. Nosotros siempre decimos que somos hombres de masculinidades feministas porque estamos trabajando con las feministas de nuestro país para lograr la equidad, y no se trata de un movimiento banalizado que va a tratar de rescatar una masculinidad perdida. Nosotros decimos que estamos con todas las tareas en defensa de los derechos de las feministas cubanas, nucleadas alrededor de esta Editorial y de la Federación. En Cuba la lucha de las mujeres ha sido perenne desde la Guerra de la Independencia del siglo XIX. Poder rescatar toda esta tradición y crear grupos de hombres que realmente crean en esto ha sido para mí una de las cosas de las que más orgulloso me siento.

Entrevista: Amaia RUESGAS
Transcripción/redacción: Maite SÁNCHEZ

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