“Fue precisamente la perspectiva feminista la que subvirtió el enfoque de la ciencia tradicional androcéntrica enfocada en el clásico objeto de estudio para ir a un método descentralizado y participativo, es decir, del diagnóstico a la propuesta de cambio”, apuntó Moya en el debate convocado en el habitual espacio Balcón Latinoamérica, que convoca el capítulo Cuba de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Tras un rápido recorrido por la evolución de los estudios de la mujer primero y los de género después, en la década del noventa, Moya precisó que estos últimos han crecido en los últimos años, aunque aún se siguen asumiendo más de manera histórica e incluyen menos la propuesta de cambio. “Todavía siguen estando en los márgenes y no se asumen como un concepto de carácter científico y como una verdadera herramienta científica”, subrayó.
Entre varios avances, reconoció la existencia de una maestría en género en la Universidad de La Habana, de investigaciones que abordan la realidad cubana y varias publicaciones sobre el tema en espacios alternativos y establecidos del universo editorial. Además, estos estudios se abren espacio, aunque no sin dificultades, en el programa curricular de las facultades de estudios superior, como la de Sociología de la Universidad de La Habana.
En otras se amplía como asignatura opcional y ha ganado interés entre el estudiantado. Tal es el caso de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, donde apenas se hicieron seis tesis de carrera sobre el tema entres 2000 y 2008, mientras en los últimos cinco años ya suman 21, además de dos tesis de maestría y una de doctorado.
Como parte de los desafíos, la coordinadora de la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre” dijo que estos estudios deben dejar la condición de marginalidad y aparecer explícitamente como un interés en los planes y programas de investigación; la necesidad de sistematizar lo hecho, que permanece disperso, y de crear una base de datos que integre lo que se hace en Cuba al respecto.
“Los estudios de género pasaron de la más absoluta sospecha en el siglo XX a la legitimidad en al siglo XXI”, aseguró el historiador y profesor universitario Julio César Gonzáles Pagés.
Dentro de ese panorama, los estudios de masculinidades fueron iniciados por mujeres y a ellos se han ido sumando otras seguidoras y también hombres en diversas regiones del país.
En su opinión se ha dio ganado conciencia de la necesidad del estudio de mujeres y hombres en la sociedad, aunque aún son pocos los resultados investigativos, fundamentalmente de tesis de grado, maestrías y doctorados.
En contra aparecen no pocas resistencias y confusiones teóricas que llevan a minimizar la importancia de estos estudios. Otro aspecto que destaca el también coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades es el valor de no alejarse del la militancia que supone estos estudios. “También desde el arte y la cultura en general tenemos mucho que hacer”, aseguró.