Revista Mujeres.- La demanda de agua registra un rápido aumento en todo el mundo y el costo de desarrollar nuevos suministros resulta prohibitivo en muchos países.


Paralelamente, la creciente contaminación del agua agrava el ya existente desequilibrio entre demanda y suministro. De ahí la vital importancia de desarrollar los recursos agua y riego en el marco de los esfuerzos por mejorar la seguridad alimentaria y la producción agrícola sostenible.

La mujer juega un importante papel en el manejo del agua: a menudo es ella quien la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, sino también en la agricultura pluvial y de riego. Ello le proporcionó un valioso conocimiento sobre este recurso, su calidad, fiabilidad, restricciones y métodos para almacenarla. La mujer es, pues, la clave del éxito de toda política y programa para el desarrollo de los recursos agua y riego.

La agricultura de riego

En muchos casos, las políticas y programas relativos a este recurso han mermado los derechos de la mujer al suministro de agua y, por tanto, a su uso y manejo sostenible. Entre otras actividades, los sistemas de riego no suelen tomar en cuenta el existente desequilibrio entre mujeres y hombres en materia de derechos de propiedad y división de trabajo e ingreso. Por añadidura, y dado el aumento del valor de la tierra, también generan cambios sociales que habitualmente favorecen al hombre.

Al mismo tiempo, los sistemas de riego tienden a privilegiar el monocultivo para producir cosechas comerciales, por lo que pueden excluir provisiones apropiadas para un patrón de cultivo diversificado como punto de apoyo a una variedad de cultivos alimentarios. Luego, al ser las cosechas comerciales generalmente controladas por los hombres, las decisiones sobre el calendario de riego suelen adoptarse sin tomar en cuenta las actividades de la mujer sea en el campo sea en el hogar.

Los derechos de la mujer al agua son cuando menos precarios. Así, y al deber depender del riego manual o a pequeña escala, la mujer tiene dificultades para hacer frente a la sequía. Además, las tecnologías de que dispone no suelen responder a sus necesidades; tal es el caso de las bombas con manijas que no le es posible alcanzar o manejar y que no se le enseñó a reparar.

Por otra parte, las actividades agrícolas de la mujer a menudo deben adaptarse a las condiciones de humedad del suelo que, a su vez, dependen de las variaciones climáticas y de las condiciones de la tierra que trabaja. Así, cuando sus estrategias de supervivencia generan erosión, sus actividades agrícolas pueden ser fuente de inestabilidad para las cuencas hidrográficas.

Suministro de Agua e Higiene

Las mujeres y los niños proporcionan prácticamente toda el agua que necesitan los hogares rurales. Esta agua se usa para procesar y preparar la comida, beber, bañarse, lavar, regar la huerta y dar de beber a los animales. La mujer sabe donde se encuentran las fuentes locales de agua y conoce su calidad y potabilidad. La recoge, almacena y controla su uso e higiene. La recicla, usa la menos limpia para lavar y regar y da el agua de escorrentía al ganado.

La mujer hace usos múltiples y máximos de las fuentes de agua y trata de preservarlas de la contaminación. Sin embargo, y dada la multiplicidad de sus necesidades y la incompatibilidad entre éstas - agua para ganado y para consumo humano, por ejemplo - además de los factores tiempo y limitaciones, no puede evitar la contaminación de las fuentes de agua. Como consecuencia de su contaminación por seres humanos, animales o escorrentías agrícolas, o deterioro a causa de un inadecuado manejo de la cuenca hidrográfica o bien del aumento de la sequía, las mujeres y los niños se ven obligados a recorrer distancias cada vez más largas para procurarse el agua. Cerca del 30 por ciento de las mujeres de Egipto caminan más de una hora al día para cubrir las necesidades de agua. En algunas zonas de África, las mujeres y los niños emplean ocho horas al día en la recogida de agua.

La pobre calidad del agua y el difícil acceso a la misma afectan no solo la producción agrícola y ganadera de la mujer y la cantidad de trabajo que ella dedica a su recogida, protección y distribución sino, también, su salud y la de su familia. Cada año, las enfermedades causadas por el agua y los vectores que nacen en ella, afectan a millones de pobres. La mujer debe cuidar a los enfermos de malaria, diarrea y otros y reemplazarlos en su trabajo durante su enfermedad.

Mejorar la eficiencia del recurso agua

Ya se reconoció que la exclusión de la mujer de los esquemas de planificación del suministro de agua y saneamiento es una de las principales causas del alto índice de fracaso de los mismos. Iniciativas internacionales, como la Década Internacional del Agua Potable y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, han sido decisivas en la promoción del papel de la mujer en el manejo del agua. Ahora se capacita cada vez más a la mujer en las operaciones de bombeo y mantenimiento y en el desempeño de funciones de liderazgo en las Organizaciones de Usuarios de Agua Potable.

Agenda Internacional

La Agenda 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, de 1992, recalca la necesidad de que las comunidades locales tomen parte en todas las fases de manejo del agua, asegurando la plena participación de la mujer dado el decisivo papel que desempeña en la cotidiana labor de suministro, manejo y uso del agua.

Pese a ello, la incorporación de las cuestiones relativas al género en la planificación, diseño y aplicación de los programas de riego ha sido muy limitada pese al número de estudios que documentan el fracaso de los esquemas de riego a causa de las erradas suposiciones en materia de división del trabajo en el hogar y en la organización de la producción. Por ejemplo, en el marco de un esquema de riego en el norte de Camerún, la tercera parte de su área de aplicación permaneció incultivada debido a los conflictos relativos al trabajo en el seno del hogar.

El análisis de las cuestiones relativas al género puede ayudar a los planificadores del riego y las instancias de decisión a mejorar los esquemas de regadío. Al respecto, existen tres grandes áreas en los sistemas de producción agrícola de riego que requieren una atención especial y donde un análisis más profundo de las citadas cuestiones en las situaciones locales ayudará a generar políticas y programas de riego más efectivos, duraderos y equitativos.

El diseño del riego. Para atender a las necesidades de agua tanto de la mujer como del hombre, habrá que identificar quién la usará, qué cantidad necesitará, en qué momento y para cuál propósito. Para ello, la participación local en las actividades de diseño de los proyectos cobra una importancia vital. De modo que, en todas las fases de planificación, será necesario mantener un detallado debate al respecto con los distintos segmentos de las comunidades rurales (dirigentes de aldeas, hombres encargados del regadío, mujeres jóvenes y adultas y hombres y mujeres de los hogares más pobres).

Medidas jurídicas, administrativas y organizativas. Es esencial asegurar a la mujer el uso y control de la tierra y del agua de riego. Los estudios revelaron la existencia de una relación directa entre tierra independiente y derechos de riego para la mujer, por una parte y aumento de productividad de tierra y de trabajo por otra. Por tanto, la distribución de la tierra en el marco de los esquemas de riego deberá orientarse hacia agricultores individuales más que hogares.

Las Asociaciones de Usuarios del Agua deberían contar entre sus miembros con todos los campesinos que disponen de parcelas propias o alquiladas así como todos los miembros adultos de la familia, incluyendo mujeres e hijas mayores de edad. Igualmente, deberían garantizar a las mujeres cargos y funciones de liderazgo en base al porcentaje que representan como socias o participantes en el esquema.

Aplicación. Los calendarios de entrega del agua deberían ser concebidos para atender las necesidades tanto de los hombres como de las mujeres en cuanto a cantidad, cadencia y calidad. Asimismo se debería ampliar, a los hombres y a las mujeres por igual, todos los servicios de capacitación en materia de control y manejo del agua, calendarios de cosecha y mantenimiento.

Comoquiera que los ingresos de la mujer son considerablemente más bajos que los del hombre y que los requisitos de capital a invertir en cultivos de riego pueden ser altos, el acceso al crédito debería ser disponible también para la mujer que realiza actividades de regadío. Por lo demás, el acceso al crédito facilitará a las mujeres también el acceso a la tecnología.

Fuente: http://www.fao.org/focus/s/women/Water-s.htm

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