"No podemos hacer una análisis de género sin identificar áreas críticas de las relaciones de desigualdad entre mujeres y hombres", señaló la psiquiatra Ada Alfonso, durante un taller realizado los días 13 y 14 de junio en la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP).
Más que visualizar el tema de las mujeres, se trata de tener en cuenta las relaciones de poder entre hombres y mujeres y, más allá, otras construcciones y diversidades, explicó la especialista durante los debates, convocados por la Red de Género y Salud de la Sección de Medicina Social de la Sociedad Cubana de Salud Pública.
Alfonso llamó la atención sobre la necesidad de poner la mirada en las desigualdades injustas que se convierten en inequidades y tienen determinado impacto en la salud de las personas.
"Si las mujeres son las mayores responsables del cuidado de la salud de la familia, de la pareja y de los hijos, ¿entonces qué lugar ocupan ellas en el cuidado de su propia salud?", preguntó Alfonso para motivar la reflexión.
Un análisis con esa perspectiva permite tener una percepción de salud, es decir, saber cómo se representan los malestares en mujeres y hombres; las diferencias en la morbilidad, la mortalidad e identificar factores que contribuyen a las desigualdades de género, expuso como ejemplos.
"Es imposible entender el género si no somos capaces de entender que las desigualdades son producto de la discriminación en un contexto donde hay una vulneración o faltan garantías para el ejercicio de los derechos humanos", sostuvo. Este taller es un primer intento por transformar conceptos teóricos y metodológicos que rigen el análisis de la situación de salud en el nivel primario de atención en la isla, señalaron participantes en el encuentro.
Ese análisis carece de mirada de género y necesita de una renovación a la luz del nuevo contexto social, con la aparición de nuevos grupos y clases sociales y la reemergencia de las desigualdades, entre otras situaciones del contexto, agregaron.
Entre otros aspectos, señalaron la necesidad de incluir en la formación de futuros especialistas y prestadores de salud los temas de género y otras determinantes sociales, así como promover investigaciones que se enfoquen en el cambio de paradigma al respecto.
Igualmente se habló de trabajar con datos e información desagregada por sexos como un paso necesario para poder establecer análisis de las inequidades en materia de salud.
El análisis de la situación de salud necesita renovarse en varios sentidos, opinó la profesora de la ENSAP Silvia Martínez Calvo. Entre otros aspectos, la epidemióloga considera necesario incluir en la identificación de los problemas los procedimientos relacionados con la determinación social de la salud, las desigualdades en salud y las necesidades y prioridades referidas directamente por la población.
También propuso utilizar enfoques de territorialidad y gestión, así como aplicar la transversalización de género e identificar necesidades con la participación de la comunidad.
Para Zoe Díaz Bernal, coordinadora de la Red de Salud y Género, sigue siendo un vacío grande una mirada que identifique desigualdades de la salud en hombres y mujeres.
"Pero peor aún es la naturalización de las desigualdades, ya que los propios profesionales de la salud no son capaces de identificar esas brechas", comentó a SEMlac.
El acercamiento de las Ciencias Sociales a este campo ha contribuido a identificar situaciones concretas de grupos de mujeres y hombres, agregó. "Mucho más de las mujeres que de los hombres, pues estos últimos han estado más al margen de las políticas de salud", precisó.
De aplicarse la perspectiva de género al análisis de salud, sorprenderían situaciones que podrían asombrar o pasar como novedosas, cuando posiblemente estuvieron siempre ahí, pero prácticamente invisibles, consideró Díaz Bernal.
Sucede también con investigaciones sobre fertilidad, planificación familiar, embarazo en la adolescencia o aborto, que han desconocido a los hombres aun cuando se trata de temas que debieran incluirlos y no desconocerlos, expuso a SEMlac como ejemplos.
"Como si la concepción de los hijos fuera solo asunto de la mujer, cuando tiene ver también la participación de ellos", acotó la experta.
Por otra parte, los programas dirigidos a las mujeres se han enfocado, sobre todo, en la salud reproductiva, por lo que han quedado fuera de análisis otros problemas y grupos, como las mujeres en edad de climaterio, las adolescentes o las adultas mayores.
Las consideraciones de género ayudan a visualizar las distintas maneras en que las construcciones sociales de lo masculino y lo femenino moldean diferencialmente los perfiles de salud y de participación sanitaria de mujeres y hombres.
Estas desigualdades se manifiestan no solo en los riesgos diferentes a que se exponen,, sino en la cuota de poder de que disponen mujeres y hombres para enfrentar dichos riesgos, proteger su salud e influir en la dirección del proceso de desarrollo sanitario.
Se trata, al decir de especialistas, de un tema que apenas comienza a ser tratado y seguirá demandando espacios de reflexión convocados por la red.
"Junto al análisis de la situación de salud con perspectiva de género, nos interesa promover otras visiones, como la calidad de la gestión de salud bajo esa perspectiva, la violencia contra las mujeres o la diversidad sexual", expuso Ileana Castañeda Abascal, presidenta de la Sección de Medicina Social de la Sociedad Cubana de Salud Pública.
"Debemos pensar en cómo introducirlos, sensibilizar a los diferentes niveles del sistema, promover la capacitación de profesionales y seguir buscando adeptos para desarrollar ese trabajo", señaló.
