Judith Astelarra - Revista Mujeres.- A lo largo de las últimas décadas, el feminismo tomó carta de presencia en la mayoría de los países occidentales, en organizaciones internacionales y nacionales, públicas y privadas.


El feminismo es muy plural tanto en sus análisis como en sus propuestas, pero ha sumado sus esfuerzos y su accionar ha tenido un gran impacto en la vida cultural, política y social de los países en los que se ha actuado.

Desde el Estado se han impulsado políticas públicas para corregir la desigualdad de las mujeres. En las instituciones educativas, especialmente en las universidades, se han impulsado corrientes de investigación y docencia que han ido eliminando los rasgos androcéntricos que las caracterizaba. En la vida económica muchas de las reivindicaciones hechas a las organizaciones empresariales, sindicales y de todo tipo, han sido recogidas y transformadas en medidas concretas.

Como consecuencia de este trabajo se han producido muchos cambios en la sociedad. Desde la primera época de desconocimiento y rechazo sobre la desigualdad de las mujeres, se ha llegado a la situación actual que acepta el aporte femenino a la vida social y cultural. Por ello, muchas personas piensan que ya no hace falta feminismo y que resaltar la especificidad de las mujeres ya no tiene sentido.

Sin embargo, a pesar de los avances logrados, sigue siendo importante reivindicar un espacio para estos diversos feminismos. Pero, ahora ya no hace falta hacerlo con la misma perspectiva rupturista y conflictiva que fue necesaria en los inicios. Porque por este camino se corre el riesgo de transformar la demanda de los problemas que aún existen, en una expresión de victimismo.

Es necesario construir un nuevo enfoque que tome en cuenta los contextos sociales y culturales actuales y los avances logrados, aunque aún quede camino por andar. No es necesario partir de cero porque para elaborar esa nueva visión, que tendrá dimensiones conceptuales y prácticas, se cuenta ya con mucho material y experiencia que recoge todo lo que se ha hecho. En lo que sigue a continuación analizaré algunos de los elementos que me parecen interesantes abordar en esta nueva etapa.

En primer lugar, se debe revisar la identificación que se ha hecho de la noción de género solo con las mujeres. Cada vez que se habla de «cuestión de género» se tiende a pensar solo en las mujeres, especialmente en las desigualdades que sobrellevan. Pero, esto no es así. El género es la construcción social de identidades, actividades y espacios sociales tanto de hombres como de mujeres. Al igual que las mujeres, los hombres también han estado condicionados por el género. En estas décadas ha existido una significativa contribución a la teorización sobre las construcciones sociales de género y las limitaciones que comportan en el terreno de la vida social. Esta reflexión conceptual sobre el género fue llevada a la práctica a través de mecanismos de concienciación individual y colectiva, desarrollados por muchas mujeres para revisar los condicionamientos sociales que se les imponía. Como resultado de las movilizaciones se ha producido un proceso de cambio en las definiciones del género femenino.

Las mujeres fueron las primeras en esta tarea, pero esto ha producido un impacto en los hombres que también comienzan a cuestionar su género, desarrollando nuevas perspectivas sobre las masculinidades. El cuestionamiento puede ser aún mayor, al señalar que no es cierto que solo existan dos géneros. Tomando en cuenta que se trata de una definición cultural, no necesariamente tiene que responder al supuesto de una dicotomía básica de género: los seres humanos son más plurales y pueden mostrar características combinadas de las que se atribuyen a la feminidad y la masculinidad. Si bien la base biológica ha sido el punto de referencia básico para la dicotomía, incluso hoy también se argumenta que tampoco la biología produce una dicotomía real.

Si bien este reconocimiento del género social como una categoría que se impone a las personas es un primer paso esencial, también hace falta ir más allá. Las mujeres y los hombres no viven aislados en su género, sino que se relacionan permanentemente a partir de sus estereotipos. En este sentido, el género no solo sustenta a las personas individuales, sino que pone su sello en el entramado de relaciones sociales que se desarrollan. Por eso, también es importante conocer y cuestionar las relaciones de género entre hombres y mujeres. El género de las personas se expresa en sus identidades personales. Lo relacional conduce, entre otros aspectos, al análisis de la división sexual del trabajo; de los flujos que se producen entre los distintos ámbitos sociales, es decir, la economía, la política, la cultura y la vida asociativa; y de la división e interrelación entre los ámbitos público y privado de género.

En segundo lugar, existe también otro aspecto en el que se debe avanzar. Los roles sociales de género han conducido siempre a la desigualdad entre las mujeres y los hombres. Esta desigualdad ha estado enmarcada en relaciones de poder que han sido definidas como patriarcales. La violencia de género es un buen ejemplo de ello. Trabajar en contra de las desigualdades y la violencia es un aspecto importante de la labor hecha por las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de derechos de la mujer. Este trabajo debe continuar realizándose. Las desigualdades de cualquier tipo no desaparecen de un día para otro, especialmente las de género que llevan milenios de existencia y tienen una raíz cultural muy profunda. Por eso hace falta que las mujeres sigan empeñadas en esta tarea. Ello supone confrontación de intereses y negociación personal. Hay que caminar hacia un nuevo contrato social entre mujeres y hombres que sirva de base para el cambio social en profundidad que los feminismos han propuesto.

Pero también parece hoy interesante abrir nuevas perspectivas que aborden los aspectos positivos y los aportes de las mujeres a la vida social. Un ejemplo de esta contribución es el cuidado de las personas. Tradicionalmente, las mujeres han sido las proveedoras de cuidados y servicios personales, tanto en la familia como en todo tipo de organizaciones económicas, políticas y sociales. Son particularmente responsables de quienes no se pueden valer por sí mismos, por la edad o por discapacidad. Las sociedades no existirían sin estos aportes femeninos. Sin el cuidado de las personas, base de la vida personal y social, no existiría la sociedad.

Otra área de especial importancia para la futura organización social es el tema del tiempo. Las personas tenemos un cuerpo y somos absolutamente iguales en tanto que nacemos y nos morimos, algo que es corporal. Lo que media entre ambos momentos es el tiempo de vida. Pero la utilización de este tiempo, es decir, qué hacemos a lo largo de los días, los meses y los años de nuestra vida, está condicionado por la sociedad y la cultura en que vivimos y el género es uno de sus elementos más importantes. En la sociedad moderna, la producción se convirtió en el eje central de la organización del tiempo. La vida se dividió en tiempo de formación, tiempo de trabajo y tiempo de jubilación. Los días, meses y años también siguieron esta pauta. Tanto es así que se hablaba del «tiempo de trabajo» y «tiempo libre». El tiempo libre en realidad tenía múltiples objetivos: la participación política, la participación cultural y el ocio, entre otros.

Cuando las mujeres, a través de las medidas de igualdad, dejaron de dedicar su tiempo en exclusiva al ámbito doméstico y familiar y se incorporaron a las actividades del ámbito público, tuvieron que asumir la utilización de ambos tiempos en lo que se definió como la «doble jornada». Esto fue y sigue siendo una sobrecarga que las afecta y por ello son las mujeres las que más hacen referencia a la problemática de la utilización del tiempo. Ello ha conducido al cuestionamiento de esta doble carga. Ahora bien, lo que ha sido una demanda para corregir una injusticia que produce desigualdad, puede ser vista también como una propuesta en positivo. Se debe plantear una reorganización social del tiempo, tanto para las mujeres como para los hombres, que tome en cuenta todas las actividades sociales, no solo las económicas, tanto en la vida cotidiana como a lo largo de la vida. Los cambios tecnológicos en la producción permiten hoy liberar tiempo de trabajo y plantearse su utilización de otra manera.

Abordar como algo positivo estos aportes de las mujeres debe ser acompañado por el principio que no se trata de «actividades femeninas». Son ocupaciones que deberían ser de responsabilidad de toda la sociedad, sin distinción de género, y deberían ser asumidas también por los hombres. Porque si queremos sociedades más justas, es necesario construir otras formas de relaciones entre los géneros que permitirán sin duda mejores beneficios tanto para las mujeres como para los hombres. Al mismo tiempo, es importante recordar que las desigualdades de género no son las únicas que existen en las sociedades. También se debe avanzar en la colaboración entre los feminismos y los grupos políticos que recogen otras demandas de igualdad. En este sentido es importante incorporar las propuestas feministas en un contexto más amplio de proyectos sociales globales.

Estas, pues, son algunas de las líneas de trabajo para el futuro de los feminismos. Recogen todo el trabajo acumulado tanto por el movimiento feminista como por los grupos de mujeres en favor de la igualdad. Pero plantean nuevos desafíos de futuro, sin los cuales se corre el riesgo de no avanzar y quedarse estancados. El trabajo por la igualdad siempre ha sido un proyecto que busca cambiar el futuro, a partir de los problemas del presente que son herederos del pasado. Se trata, como es la vida social, de algo dinámico que no podemos ni debemos ignorar.

Género
Mesa Redonda.- Como homenaje a Vilma Espín, en el aniversario 90 de su natalicio, Cubadebate enfoca su espacio en la Mesa Redonda de este martes al mostrar la participación en la batalla y los desafíos de la mujer cubana frente a...
Canal Caribe.- Este 7 de abril, cumpliría 90 años la Heroína de la Sierra y el Llano, #VilmaEspín Guillois. El pueblo cubano recuerda su impronta y ejemplo....
 Laura V. Mor (Fotos: Yaimi Ravelo) - Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.- “Rescatar la memoria histórica femenina” es el objetivo que llevó a la artista y cineasta cubana Marilyn Solaya a encarar el pro...
Lo último
La Columna
La Revista