Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Hace algún tiempo escribí un artículo donde me refería a unas palabras pronunciadas por uno de los máximos líderes de la Revolución Cubana y en las que hablando de uno de sus principales enemigos, lo caracterizaba con una bella palabra.


Pasados unos minutos, releyendo mi artículo, corté ese párrafo. ¿Me estaba auto-censurando, faltando a la verdad o simplemente volví a concluir que todos estamos expuestos a errores circunstanciales que no tenemos por qué repetir al divulgar como verdad completa lo que es solo una verdad testimonial? Entonces me alegré del corte realizado y rápidamente comprobé que el hecho podía escribirlo de otra manera bien diferente, como corresponde al criterio de razonabilidad que intentaba compartir con los lectores. No obstante, por no pecar de autoritario conmigo mismo y pensar que la verdad siempre es revolucionaria, volví a colocar el párrafo con aquel hecho tan deplorable. Después me enredé en múltiples dudas.

“Quítale el señalamiento baladí”, me dijeron numerosos amigos, porque “si lo dejas, no será publicado en ninguno de los grandes medios nacionales.” Me sentí profundamente herido por mi vocación de máxima lealtad a mi conciencia y con la misma rapidez de antes corté otra vez el malogrado párrafo. También esto me hizo sufrir. Y más aún padecí cuando entregué el artículo y el párrafo cortado a los compañeros del periódico diciéndoles que hicieran lo que creyeran oportuno. Pasados unos días me dijeron: “Todo el artículo está impregnado de tus dudas y hasta que no resuelvas la interpelación que hiciste a tu labor no lograrás entenderte, ya que aún cuando te ayudemos en todo lo que quieras, es mucho más importante que seas tú, primero, el que arribe a una conclusión para distinguir el grano de la paja.” En el acto lo comprendí todo: el afán de servicio al pueblo que ha de tener la prensa cubana no puede rendirse a ninguna avidez por publicar un texto y mucho menos a incapacitarnos para reflexionar sobre nuestra más completa libertad individual desde el compromiso a ese servicio al pueblo que demanda todo lo que divulguemos. Nuestra libertad no puede ser la misma que la del lobo solitario que a la manera de un periodista “free lance” elige, si puede, a quien le vende su verdad. El periodista cubano no puede vender ni regalar sus verdades, porque en el mismo acto de hacerlo, ha renunciado a comprenderlas.

¡Qué difícil resulta converger la verdad y el servicio público a que debe obedecer la prensa cubana, qué responsabilidad tan inmensa! Pero no nos queda otra alternativa que exprimirnos los sesos cuando escribimos para que el pueblo reafirme su poder revolucionario y no para que nos siga a nosotros en nuestra tenue dulzura con la palabra. Ello no significa que renunciemos a la verdad, pero sí a los fallos en el servicio al pueblo que podamos cometer. ¿Quién decide esto? Cada uno de nosotros, incluso hasta cuando no compartimos el criterio de los compañeros del periódico para no publicarnos. Toda la libertad solo es entendible cuando la asumimos en toda su responsabilidad y solo gracias a su comprensión individual la podemos ejercer en colectivo. ¡Cuántas veces muchos de nosotros, a pesar del enorme sentido de la muerte de Martí en Dos Ríos, nos callamos la opinión personal sobre la gigantesca inutilidad que sentimos ante su entrada en combate sin la experiencia necesaria!

* Andrés Marí es escritor, profesor y actor cubano residente en Catalunya.

La Columna
Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- ¡Ay, mundo, qué has hecho de nosotros! ¡Cuántas esperanzas crearon en todos los pueblos del planeta las palabras de Juan Pablo II y Fidel Castro d...
Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- LA UNIÓN EUROPEA DEJA, AL PARECER DEFINITIVAMENTE, DE EXISTIR Y SE ENTREGA A LAS LOCURAS DE EEUU PARA ELIMINAR A LOS RUSOS. Así, ningún ruso podr&aacut...
Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- ¡¡VIVAN LOS PUEBLOS DE UCRANIA Y RUSIA!… ¡¡¡¡¡Y TAMBIÉN LOS DE PALESTINA, EL KURDISTÁN, YEMEN, SIRIA, LIBIA, ...
Lo último
La Columna
La Revista