Paco Azanza Telletxiki - Cubainformación - Baraguá.- El capitalismo está construido con los ladrillos y el cemento de la injusticia. Hay quien dice que está apunto de caer, pero ésta es una lectura errónea. Lamentablemente, el sistema capitalista todavía goza de unos buenos cimientos que le sostiene (ojalá fuese lo contrario para darle un empujoncito y verlo caer hecho añicos).


Lo contradictorio del caso es que estos cimientos son todavía robustos porque, cada día, arrastrados por la escasa (y en ocasiones nula) conciencia de clase que poseen muchísimos trabajadores y trabajadoras, sectores muy amplios de la clase obrera contribuyen a fortalecerlos en lugar de tratar de dañarlos hasta su derribo final.

En demasiadas ocasiones se visualiza el intento individual de muchas personas de intentar mejorar sus condiciones de vida sin buscar el socialismo que lo permita (el capitalismo no esta diseñado para facilitar una vida digna a todas las personas, sino para que una pocas vivan a lo grande a costa de casi todas).

Así, en vez de buscar una salida colectiva, consciente o inconscientemente, lo que se estila es buscar el bienestar propio sin importar el de los demás. Un ejemplo muy claro es la enfermiza costumbre que existe entre muchísimos trabajadores y trabajadoras de jugar a la lotería, fundamentalmente a la de navidad.

Sospecho que aborrecen a los ricos porque ellos y ellas no lo son, lo que es sumamente decepcionante. Y es que, aunque la posibilidad de convertirse en adinerado vía lotería es casi nula, no cesan en intentarlo una y otra vez. ¿Reniegan de la clase a la que pertenecen? ¿Entienden por riqueza sólo la posesión de grandes cantidades de dinero?

Con esto lo que en realidad hacen es permitir que el Estado recaude muchísimo dinero. Y, tratándose de un Estado capitalista, está claro que lo recaudado no va precisamente destinado a solventar las enormes necesidades que posee el grueso de la clase obrera. Por otra parte, contribuyen, como decía al principio de esta nota, a apuntalar un sistema injusto y cruel. Así es el sistema capitalista.

Es absolutamente inaceptable desde todo punto de vista ético que una persona, por el hecho de que le toque un premio grande en la lotería, tenga la posibilidad de acceso a unas condiciones de vida insultantes cuando infinidad de trabajadorxs carecen de lo esencial y nunca van a llegar  a cobrar esas cifras tan mareantes ni aunque trabajen mil años.

No puede ser otra cosa, el sistema que permite tamaña injusticia es una mierda. Y quienes con su actitud consciente contribuyen a preservar sus cimientos de la aluminosis (enfermedad que afecta al cemento) también.

Los que lo hacen de manera inconsciente deberían ir corrigiendo su incultura política, pues con ella (generalmente les empuja a actuar en contra se sí mismo) no sólo condicionan negativamente su vida, sino la de la inmensa mayoría de la población, de la clase obrera.

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