Cuando se hubo elaborado este vídeo, Cuba había dejado de ser incluida en la lista yanqui de Estados patrocinadores del terrorismo; lo había excluido Barack Obama. Donald Trump volvió a incluirla y Joe Biden mantiene a la Isla irredenta en la infame lista, elaborada (¡tremenda paradoja!) por el gobierno más terrorista del mundo: el de los Estados Unidos.

Como no puede ser de otra manera, ya que los trotskistas siempre han sido lo que son: peones no declarados (aunque probados) del imperialismo en todos los lugares y tiempos, han vuelto a dejar su huella en Venezuela.

A modo de introducción.- El 10 de julio de 2021, hace tres años, la contrarrevolución quiso asestar un duro golpe al Gobierno de Cuba revolucionaria. La situación en la Isla irredenta era sumamente complicada. A un bloqueo genocida e ilegal, recrudecido por Donald Trump y mantenido intacto por Joe Biden, había que sumarle la pandemia de la Covid-19, que afectó muy gravemente a todo el mundo; más a Cuba, todavía, cuya parte importante de su economía se sustenta en el turismo. Con los aeropuertos cerrados y la afluencia de turistas obviamente anulada, la heroica población tuvo que resistir quizás más que nunca.

En 1840, Félix Varela, el más notable pensador cubano de la primera mitad del siglo XIX y de quien José de la Luz y Caballero dijo que fue el que “primero nos enseñó en pensar”, dejó escrito: “Según mi costumbre, lo expresaré con franqueza, y es que en el campo que yo chapeé —valga ese terminito cubano— han dejado crecer mucha manigua —vaya otro—; y como no tengo machete —he aquí otro— y además el hábito de manipularlo, desearía que los que tienen ambos emprendieran de nuevo el trabajo”.

Se dice, no sin acierto, que la Revolución Cubana se puso en marcha el 10 de octubre de 1868. En aquella histórica fecha, Carlos Manuel de Céspedes reunió a todos los esclavos en el batey de su finca La Demajagua y les dijo: “Ciudadanos, hasta este momento habéis sido esclavos míos. Desde ahora, sois tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar su independencia. Los que me quieran seguir que me sigan; los que se quieran quedar que se queden, todos seguirán tan libres como los demás”. Al día siguiente, el ataque frustrado al pueblo de Yara fue el primer hecho armado de la Guerra de Liberación de los Diez años.