Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- La ciudad de Mérida, la ciudad blanca de Yucatán está de luto.El día 15 de abril a las 5:00 pm falleció un grande de la prensa y un gran dechado de humanidad.Mario Renato Menéndez Rodríguez, fundador del periódico Por Esto y la publicación Por Qué, dejó de existir.
Para quienes hemos seguido la prensa durante décadas y la hemos practicado, sabemos que para esa práctica profesional han sido factores concomitantes sus múltiples deficiencias, su ineficacia educativa, su hábito de desinformación y su discapacidad para la denuncia franca y sin compromisos.
Mario Menéndez, Don Mario, como le llaman comúnmente sus correligionarios en su querida ciudad de Mérida, supo navegar por ese mundo y llevar al México que tanto quiso, una nota de esperanza, construyendo desde su atalaya y con la ayuda de muchos seguidores, la ciudad que desde joven vislumbraba su humanidad.
En los diferentes momentos de su vida estuvo a la altura de las circunstancias, haciendo lo que demandaban las realidades del momento. No era un político sino un hombre con obligaciones políticas, sociales y culturales. Esa forma de ser conformó en él una ética social y una intolerancia absoluta en contra del abuso, la corrupción, la ausencia de escrúpulos en las autoridades, sus complicidades con el crimen y la hipocresía de los gobiernos, especialmente en la región yucateca y específicamente en Mérida, su ciudad natal.
Quienes tuvimos el privilegio de asistir asiduamente a los festejos del aniversario del periódico Por Esto, pudimos presenciar sus denuncias de las corruptelas, sus apelaciones para que las autoridades impusieran mano dura contra el crimen de cuellos blanco y el narco feroz que ya azotaba algunas zonas de la región, pero también contra el bandolerismo, el raterismo y la indisciplina ciudadana.
En esas celebraciones sus palabras no se las llevaba el viento, ni estaban dirigidas al pequeño ejército de periodistas que hacía posible el milagro de aquellas páginas que azotaban como huracán furioso, la faz de quienes vivían fastuosamente de tomar ventajas por el poderío de sus cargos. Allí estaban presentes muchas de las autoridades administrativas de la defensa y la seguridad pública, alcaldes, gobernadores y funcionarios.
El único freno que conocían sus denuncias eran la paz social y el cumplimiento de las autoridades con las obligaciones recibidas del mandato ciudadano. Ni siquiera su membresía partidista lo detuvo jamás para defender la verdad. Y un clásico ejemplo ocurrió cuando en las elecciones del año 2016, le fue robada la presidencia al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. En aquel instante, Mario expresó públicamente que, durante los próximos seis años, el señor Obrador sería el “presidente legítimo” y con ese nombramiento moral, aparecería siempre el nombre de AMLO en las páginas del diario.
Por ese camino el diario se convirtió poco a poco en una fuente de educación ciudadana, donde los más humildes hallaron amparo y se sintieron poderosos porque veían en aquella publicación sus propias voces. Los más pudientes, las personas de negocio, desde quienes integran la economía informal, hasta la red de pequeños comerciantes, servicios, talleres individuales, hasta los grandes que dominan las grandes producciones y comercio, comenzaron a sentir que aquellas denuncias expresadas con total crudeza, sin paliativos, surtían efecto y poco a poco se tejió una comunión colectiva en aras de la tranquilidad ciudadana. Y Mérida comenzó a cambiar y se fue haciendo más privada, no por aislarse de los defectos de otras regiones, sino porque lentamente fue impidiendo que las indisciplinas de otras regiones penetrasen en su territorio, al tiempo que fue eliminando las suyas.
Los habitantes de Mérida que hoy rondan en sus treinta años no nacieron en la ciudad que conocen, donde se puede andar en la medianoche sin temor de sentir pasos que se aproximan en la oscuridad al acercarse a una esquina, se respeta el cruce de las calles y donde la limpieza de sus entornos se ha convertido en un paisaje normal. Una ciudad donde el mexicano de buena voluntad quisiera vivir y a la cual migran en busca de trabajo para educar a su prole en paz y educación.
La Mérida de hoy comenzó a nacer con el periódico fundado por Mario Renato Menéndez Rodríguez.
Don Mario, con la ayuda de muchos que siguieron su liderazgo cívico hizo posible la ciudad blanca que disfrutan hoy los mexicanos y una gran población migratoria de la Norteamérica estadounidense, Europa y otras partes. Entre ellas de Cuba, con la cual siempre ha estado entrelazada desde el inicio de la historia comenzada con la llegada de los españoles al hemisferio americano.
Mérida está de luto porque el 15 de abril falleció uno de los hombres que más ha luchado por adecentar a sus autoridades gubernamentales y creyó siempre en los más humildes, respetando y promoviendo la cultura de los pueblos originarios.
Don Mario, sin pretenderlo, porque era un hombre sencillo que no creía en pompas ni poderosos, creó un hito.
La llegada del periódico Por Esto es para Mérida un antes y un después, y por eso no podemos menos que desear que Mario Menéndez, allá donde pueda estar siga luchando por la identidad, dignidad y soberanía, lema con el cual bautizara la hoja de ruta de su colosal trabajo y que constituyen piedra angular de su legado.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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