Javier Gómez Sánchez*


Lo ocurrido el 11 de julio de 2021 consistió en un evento tan inédito en la Historia de la Revolución Cubana, que dos años después aún estamos intentando asimilarlo.

Uno de los riesgos a los que nos exponemos al tratar de hacer un análisis colectivo sobre lo ocurrido ese día es el de la desmemoria, pues los investigadores del futuro al consultar las hemerotecas de la prensa institucional cubana (como tampoco la financiada por los Estados Unidos) dudosamente podrán hacerse una idea del contexto concreto que propició los acontecimientos.

Fue Mao quien utilizó el proverbio chino: «Una sola chispa puede incendiar la pradera» para referirse a las condiciones para un estallido social debido a la acumulación de factores existentes en la sociedad (en ese caso revolucionario en términos políticos): “Toda China está llena de leña seca, que arderá pronto en una gran llamarada.” (1)

En la Cuba de los meses anteriores, e incluso los años previos al 11 de julio de 2021, costó tanto trabajo lograr que se comprendiera en las estructuras gubernamentales y políticas el funcionamiento del fósforo, que se perdió de vista el combustible.

Durante los años 2018 al 2021, entre la implementación de internet por wifi y la 4G en la isla, y desde más atrás incluso, se sufrió un gasto de energía y tiempo para vencer el rechazo en las distintas capas dirigentes a admitir que dentro del sociedad cubana se estaba implementando una guerra de Cuarta Generación que incluía el uso de las redes sociales. Pero que además es una guerra híbrida, que incluye en conjunto acciones económicas -el bloqueo-, campañas mediáticas, de movilización y de actuación en el terreno, incluyendo acciones armadas y de sabotaje, y otras de desestabilización en general.

Como también resultó muy difícil que se aceptara que el gobierno de los Estados Unidos había organizado una ¨nueva contrarrevolución¨, que incluía a intelectuales, académicos, artistas, y otros actores sociales de sectores clave que se movían en los ámbitos institucionales. Tiempo más atrás, cuando se hacía evidente la estrategia de formación de una ideología socialdemócrata, ¨centrista¨ y anticomunista, que socavara ideológicamente el liderazgo político del PCC, con la creación de medios digitales, invitaciones a eventos, laboratorios de ideas, tampoco quería reconocerse ni se hizo casi ningún trabajo para contrarrestarlo. No se quería afectar en nada el ambiente de encantamiento diplomático de Obama.

La desideologización y superficialización, junto a la visión light y nada conflictiva en lo concreto sobre lo que significa ¨guerra cultural¨, habían quitado capacidad de defensa a la sociedad civil que la Revolución había creado precisamente para defenderse.

Las redes sociales digitales, el uso de algoritmos para manejar burbujas en Facebook y lograr un efecto rebaño, su acumulación sobre un público intoxicado y saturado contra la institucionalidad desde la pantalla de sus celulares, fue el factor principal para generar un evento como el ocurrido en La Habana el 27 de noviembre de 2020, cuando el episodio de la huelga de hambre de algunos integrantes del Movimiento San Isidro, dedicados a la realización de performances de provocación política, se inició al intentar estos salir del edificio donde se encontraban y fueron mantenidos dentro burdamente por un grupo de personas que realizaron un ¨mitin repudio¨. La situación fue aprovechada por integrantes del MSI para grabar un video que se hizo viral en las redes y que por vergonzoso movilizó la indignación de numerosas personas.

Días después, cuando un aparentemente genial pero finalmente desafortunado operativo del Ministerio del Interior para detener a los inquilinos de la sede del grupo, con la justificación de que habían violado las medidas sanitarias impuestas por la pandemia, -justo cuando faltaba muy poco para que el carácter real de la supuesta huelga de hambre fuera por el paso del tiempo definitivamente puesta en duda-, llevó la temperatura al punto de ebullición.

Fue este momento el que aprovechó el dramaturgo y activista político Yunior García, (con preparación para saber reconocer ese ¨minuto táctico¨ de la implementación de acciones dentro de escenarios de golpe blando, que luego volvió a mostrar al acudir frente al ICRT el 11 de julio) y aprovechó para hacer un llamado a concentrarse frente al Ministerio de Cultura. Varios cientos de personas se acumularon ahí. Una parte realmente fueron motivadas no tanto por la solidaridad con los de San Isidro, como por el hastío por las incontables torpezas institucionales en estas situaciones. Varios de ellos estuvieron pocos días después en La Tángana del Parque Trillo, un acto de apoyo a la Revolución ante los sucesos del 27 de noviembre.

Lo demás es conocido en mayor o menor medida. Lo cierto es que a los negacionistas de la importancia de las redes sociales les estalló la situación en las manos. A esa hora…¨mándate a correr¨: de la noche a la mañana improvisar programas de televisión, publicar artículos en la prensa que hablen del tema, exponer la ruta del dinero, ¨buscaahítúportumadreaalguienquesepaalgodeeso¨, en fin, tratar de recuperar el tiempo perdido.

En eso estábamos, y por supuesto en la lucha contra la COVID, cuando siete meses después ocurren las chispas del 11 de julio y la pradera cubana, llena de leña seca, se incendia.

El 11 de julio no puede ser explicado exclusivamente por el uso de las redes sociales. Las personas que salieron a la calle ese día, con diversas intenciones, no consistió en una masa de zombies movidos por las directrices emanadas de sus teléfonos móviles, sino por la formación de un grupo de condiciones sobre las cuales las redes actuaron como un elemento más:

1-Un prolongado y necesario cierre de los aeropuertos para proteger la salud de la población, pero que trajo complejas consecuencias.

2-Paralizacion de la migración. Ya para ese entonces el país tenía un flujo de migración ilegal, además de la legal, hacia Estados Unidos a través de Centroamérica. Miles de personas vieron detenidos sus planes migratorios mientras venían deteriorarse la vida en el país debido a la pandemia.

3-La paralización del turismo, así como de la economía informal, del movimiento entre pueblos y provincias, y dentro de las ciudades: Esto provocó que una parte importante de la población que vivía de su relación formal o informal con el turismo, especialmente el tipo de turismo que se movía en las calles de las ciudades, se quedara sin ingresos ni ocupación. Al igual que aquellos que se dedicaban al contrabando y reventa de mercancías de todo tipo, moviéndolas entre provincias. Al declararse las medidas sanitarias y el aislamiento social, toda la economía informal del país se paralizó, y cientos de miles de personas de las capas más pobres y menos instruidas pasaron a no tener ingresos ni trabajo. La parálisis de muchos negocios por cuenta propia, cierre de restaurantes, bares, discotecas y cafeterías también agravó la situación. Además de eso, todo tipo de actividades delictivas se vieron limitadas, incluida la prostitución y la venta de drogas, por el aislamiento social y la presencia de la policía en las calles.

4-Toque de queda. Largos meses de reclusión nocturna, e incluso diurna, para evitar los contagios bajo pena de multa. Las condiciones precarias de vivienda, poco espacio y familias numerosas, de una gran parte de la población hacen muy difícil respetarlas.

5-Desaparición de casi todas las posibilidades de experiencias lúdicas, de distracción, esparcimiento o de contacto social, que no consistieran en el trabajo (para quien tenía).

6-Una interacción social inédita con la policía nunca antes experimentada por la población (ni por la propia policía), bajo una tensión creciente y prolongada en el tiempo.

7-Una escasez cada vez mayor, con el consiguiente stress y enormes colas para comprar productos. Muchas zonas no contaban ni siquiera con tiendas suficientes para este tipo de situación. Las colas llegaron a implicar dormir en ellas para poder comprar alimentos o aseo.

8-El desborde de la práctica del acaparamiento, reventa y especulación, a una escala nunca antes vista, incluidos productos de primera necesidad que nunca habían sido objeto de ella. Miles de personas, incluso familias enteras, especialmente de baja instrucción y nivel económico, encuentran en esto una ocupación y una fuente de ingresos relativamente fáciles, haciendo de ¨coleros¨ para luego revender los productos a una capa solvente de la sociedad.

9-Por reclamo popular, se realiza una gran ofensiva de las autoridades y organizaciones sociales contra los ¨coleros¨. Muchas personas dedicadas a esto, al tomarse medidas contra esta práctica, ven de golpe, y por segunda vez en la pandemia, esfumarse el modus vivendi irregular que habían encontrado.

10-La escasez cada vez mayor incluye los medicamentos, y la parálisis de los servicios de salud tradicionales, completamente volcados a luchar contra la COVID, implica que muchos pacientes no puedan acceder a tratamientos y operaciones, lo que agrava su estado de salud -incluso con el costo de la vida, -ante la impotencia de sus familiares.

11-Un pico de contagios, con la aparición de cepas más agresivas, en las zonas del interior del país, donde las condiciones para hacerle frente eran más escasas, incluida la disponibilidad de oxígeno en los hospitales.

12-La ocurrencia de apagones prolongados en varias zonas del país, que ya comenzaba a sufrir la escasez de combustible, y la rotura de centrales eléctricas.

13-Cierre de las escuelas por tiempo prolongado.

14-El cierre casi completo de las tiendas que antiguamente operaban en CUC, y la apertura de tiendas en MLC para quienes poseían dólares y otras divisas, que incluían los productos básicos. La poca sinceridad por parte de los funcionarios que hicieron el anuncio en la televisión, provocó la indignación de gran parte de la población.

15-El inicio de la situación económica negativa generada por la llamada Tarea de Ordenamiento.

16-La escasa, ninguna o poco frecuente comparecencia de los principales dirigentes del país en espacios de televisión ante todas estas situaciones para hablarle directamente al pueblo. Cuando se hacía, se realizaba de forma mecánica, con falta de naturalidad y costumbre. Situación que persiste.

17-Indudablemente, en todo este contexto, una ofensiva de toda la maquinaria de medios digitales que el gobierno de los Estados Unidos ha creado para provocar un cambio de régimen en Cuba, incluyendo el terrorismo mediático permanente de los influencers cubanoamericanos, con sus discursos de odio. El bombardeo constante en Facebook de la población para generarle irritación y desasosiego. Fake news, y un largo etcétera.

18-Una vez en desarrollo los disturbios, el escalado de estos por actuaciones violentas de agentes del orden, en respuesta a la violencia de una parte de los manifestantes. Se logró que en zonas en las que el liderazgo y mejor manejo de la situación por parte de oficiales de mayor preparación no ocurriera una escalada por este motivo.

Tras el 11 de julio, la reapertura de los aeropuertos, pero especialmente la mayor posibilidad de migración ilegal por la frontera sur de los Estados Unidos con la salida del país vía Nicaragua, significó un escape de presión ante la situación.

Según narraron los medios cubano-estadounidenses, se trataba de un pueblo con hambre, que saqueó las tiendas, pero curiosamente ninguna panadería privada -en las que ya entonces una flauta de pan se vendía a 100 pesos- fue saqueada.

Posiblemente lo más chocante para los revolucionarios que estuvimos en las calles ese día, -en zonas de Centro Habana-, fue ver, ante el paso de la turba más agresiva, a cientos de personas asomadas desde las ventanas y balcones de los edificios en peligro de derrumbe, aplaudir y celebrar. Son los que ya no esperan nada de la Revolución.

Los que ven construirse edificios y repartos que no son para ellos, o se acuestan cada día con el miedo a ser aplastados por la caída de su edificio ante la vista de un nuevo hotel, que no se puede exigir que miren con un racional beneplácito de beneficio indirecto, cuando su problema es tan directo que puede terminar con su vida y la de su familia.

Al mismo tiempo, emergió el odio que ha desarrollado una parte de la franja de población menos instruida y con menor nivel de vida, hacia la parte de la población de capa media profesional, universitaria o no, que trabaja en las instituciones y está integrada a cualquier tipo de vida organizada, de mayor o menor carácter político, fue algo que se hizo patente el 11 de julio. Algo invisible, pero que está ahí.

Pero algo mucho más sutil se puso de manifiesto el 11 de julio, una foto publicada en esos días lo ilustra con claridad: La misma turba que saqueó las tiendas estatales con saña y violencia dirigida, que volteó patrullas y carros de instituciones, que apedreó farmacias, oficinas, comités militares, y locales del PCC, se abre para dejar pasar sin apenas rozarlo, casi con cuidado de no arañarlo, a un lujoso automóvil Audi particular.

En 2021 no existían las MIPYMES, que en menos de dos años han aparecido en todos los barrios, llenas de productos. Aquellos ¨emprendedores¨ con los que Obama insistió encontrarse en su visita hoy consisten en una clase social en consolidación. Los ricos se hacen cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. La ingesta de calorías y proteínas proveniente del consumo cárnico, -lo que permitió el desarrollo intelectual del ser humano según Engels (2)-, fundamentales para el procesamiento intelectual y por tanto para la capacidad cerebral de ese mismo pueblo al que se le reclama que haga un ejercicio mental en medio de la escasez y entienda de guerra cognitiva, ha caído a niveles que nadie se molesta en mencionar, y posiblemente ni calcular.

Quedaría por ver si de llegar a ocurrir otro estallido social similar al del 11 de julio de 2021, la misma turba, formada por los que no tienen los recursos para emigrar, más hambrienta y golpeada por la desigualdad creciente, dejará pasar intacto el lujoso Audi, o si respetará las surtidas vidrieras de alimentos de los ¨bodegones¨ privados que han florecido, y que los dueños más cautelosos han cubierto de rejas. Los mismos que dudosamente salgan a las calles ante llamado alguno, ni siquiera para defender el mismo gobierno que los impulsó.

El objetivo en Cuba de esa guerra cultural, que se interpreta superficialmente, mientras se evade hablar de lucha de clases para no ser inoportunos, (o al menos de la lucha desigual de las clases por la vida en el escenario cubano) o hablan del capitalismo como un peligro lejano, lejanísimo, por allá por otros países, y no como algo que nos sopla en la nuca, es que aceptemos esa desigualdad creciente como ¨lo normal¨. Esa aceptación es el abandono de la Revolución y el retroceso del socialismo, y esa normalización del capitalismo es el único objetivo del colonialismo cultural: imponer la cultura capitalista. La única descolonización verdadera es no aceptarla como lo normal en nuestro país. Lo demás es muela.

Hace un tiempo tuve oportunidad de compartir opiniones con un lúcido compañero que recordaba: ¨Los jóvenes que salieron a protestar el 11 de julio, son aquellos para los cuales Fidel Castro ideó la Batalla de Ideas, las Escuelas de Instructores de Arte, los Trabajadores Sociales.¨… Abandonados esos proyectos solo quedan los cascos, los escudos y las balas de goma, que Fidel estaba claro que podían reprimir a los hambrientos, pero no pueden eliminar el hambre, podrán contener a los desiguales, pero no van a disminuir la desigualdad. Tal vez mañana, los mismos cascos y escudos que el 11 de julio protegieron del saqueo las tiendas del Estado, se pongan en función de proteger las tiendas privadas. ¿Qué remedio les queda?

No hay algoritmo que no actúe a partir de la realidad, lo único que puede hacer es estimularla, pero es esa realidad la que se manifiesta. Ojalá que, concentrados en tratar de entender cómo funciona el fósforo de la virtualidad digital, nunca más perdamos de vista el combustible. Para que ¨lo real¨ no nos vuelva a estallar en las manos.

Notas:

1. Tse-tung, Mao (5 de enero de 1930) Una sola chispa puede incendiar la pradera. https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/SS30s.html

2. Engels, Federico (1876) El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm

* Javier Gómez Sánchez - Ecured: Comunicador, productor, director, guionista de cine y televisión, y crítico cubano. Licenciado en Medios de Comunicación Audiovisual. Director del documental La Dictadura del Algoritmo (2021), que indaga acerca del impacto político de las redes sociales digitales en la Isla. Es Decano de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del Instituto Superior de Arte.

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