Dilma Roussef, ex presidenta de Brasil, y Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, de Argentina, son dos de las primeras personalidades firmantes.
A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Estados Unidos mantiene contra Cuba un bloqueo por más de sesenta años. Desde la década de los noventa del siglo pasado, Washington dictó una serie de leyes que lo endurecieron aún más, tratando de cerrarle posibilidades para la compra de alimentos, buscando doblegar a su pueblo por hambre.
Tan solo el gobierno de Donald Trump emitió 243 medidas que afectan mucho más a la economía de Cuba, buena parte de ellas durante la pandemia del Covid-19. Ellas siguen vigentes con el gobierno de Joe Biden.
El objetivo no ha cambiado: asfixiar a la economía cubana y provocar sufrimientos a su población para que se revuelva en contra del gobierno revolucionario.
Washington ha desoído con arrogancia la condena anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que exige poner fin a este inhumano procedimiento.
Paralelamente, desde hace décadas el gobierno estadounidense viene invirtiendo millones de dólares en la creación de “disidentes”, de “opositores”, de todo tipo, irrelevantes al interior de Cuba pero enaltecidos por la prensa internacional con el propósito de dañar la imagen de la revolución y así fundamentar la aplicación del criminal bloqueo.
Con ello también busca el aislamiento de Cuba, siendo uno de los objetivos primordiales el que la Unión Europea rompa sus relaciones. Sin ocultarlo, asigna millones de dólares para promocionar la subversión interna, llamando a la desobediencia civil, la anarquía y el caos, con el único fin de acabar con el actual sistema político e instaurar uno que responda a sus únicos intereses.
Nada le importan a Washington los inmensos logros de la revolución en materia científica que, entre otros, logrará que dentro de pocas semanas Cuba sea el primer país del mundo con toda su población vacunada contra el Covid-19, y con vacunas propias. Aunque Washington hizo hasta lo imposible para que Cuba no pudiera adquirir ni jeringuillas con las cuales aplicarlas.
Washington, además de contar con la complicidad de la gran prensa corporativa, también se apoya en individuos que desde la Florida, principalmente, arman campañas que llaman a salir a la calle a protestar violentamente con el fin de derrocar al gobierno.
Al interior del país, sujetos que se sienten respaldados y protegidos por Washington, usando como bandera la difícil situación económica debido al bloqueo (situación aumentada por el Covid,como en todas las otras naciones), llaman a manifestaciones subversivas.
Lo hacen sin importarles las leyes vigentes que prohíben todo atentado al sistema político vigente, como es lógico en todos los estados del mundo. Y mucho más cuando es incitado por una potencia extranjera.
Nosotros, que a continuación firmamos, llamamos una vez más al gobierno de Estados Unidos a que cese el inhumano bloqueo contra Cuba, y a que detenga sus tentativas de desestabilizar a una nación que en ningún momento ha realizado acciones contra su seguridad; que mucho menos se ha inmiscuido en sus asuntos internos, ni llamando a la ciudadanía estadounidense a que subvierta el orden establecido, a pesar de los múltiples y graves problemas sociales internos que tiene esta potencia mundial.
10 de noviembre del 2021.
A iniciativa de Ignacio Ramonet, periodista, España; Hernando Calvo Ospina, escritor, Francia; Atilio Borón, sociólogo, Argentina y de Fernando Buen Abad, filósofo, México,
Firmamos:
Dilma Roussef, ex presidente de Brasil.
Rafaél Correa, ex presidente de Ecuador.
José Manuel Zelaya, ex presidente de Honduras.
Ernesto Samper Pizano, ex presidente de Colombia.
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, Argentina.
Martín Almada, Premio Nobel Alternativo, Paraguay.
Pablo González Casanova, Premio UNESCO, México.
Alfred de Zayas, experto independiente ONU, EEUU.
Jean Ziegler, ex Relator Especial, ONU, Suiza.
César Luis Menotti, ex entrenador selección de futbol de Argentina.
Monseñor Jacques Gaillot, Francia.
Leonardo Boff, teólogo de la liberación, Brasil.
Marcelo Barros, monje benedictino, Brasil.
Heinz Bierbaum, euroditado, presidente Partido de la Izquierda Europea, Alemania.
Maite Mola, eurodiputada, vicepresidenta Partido de la Izquierda Europea, España.
Manu Pineda, eurodiputado, España.
Yeidckol Polevnsky, Cámara de Diputados, México.
Héctor Díaz-Polanco, diputado, ciudad de México, México.
Bert Anciaux, senador, Bélgica.
Carlo Sommaruga, senador, Suiza.
María de Lourdes Santiago, senadora, Puerto Rico.
François-Michel Lambert, diputado, Francia.
André Chassaigne, diputado, Francia.
Miguel Mejía, ministro, República Dominicana.
Juan E. Romero, diputado Asamblea Nacional, Venezuela.
Michele de Col, consejal de Venecia, Italia.
Dmitrij Palagi, consejal de Florencia, Italia.
Thanasis Petrakos, cοnsejero Regional, Grecia.
José Agualsaca Legislador, Ecuador.
Costas Isychos, ex ministro alterno de defensa , ex diputado, Grecia.
Dimitris Stratoulis, ex diputado, ex ministro, Grecia.
Nandia Valavani, ex viceministra de Finanzas y ex diputada, Grecia.
Olivio Dutra, ex ministro, Brasil.
Paulo Vanucchi, ex ministro, Brasil.
Juan Ramón Quintana, ex ministro, Bolivia.
Paolo Ferrero, ex ministro, Italia.
Ricardo Patiño, ex ministro, Ecuador.
Galo Chiriboga, ex fiscal, Ecuador.
Gabriela Rivadeneira, ex presidente Asamblea Nacional, Ecuador.
Piedad Córdoba, ex senadora, Colombia.
Giovanni Russo Spena, ex senador, Italia.
Leonardo Caponi, ex senador, Italia.
Eleonora Forenza, ex diputada europea, Italia.
Juliana Isabel Marino, ex embajadora, Argentina.
Rosa Rinaldi, ex vicepresidente, Provincia de Roma, Italia.
Blanca Flor Bonilla, ex diputada, El Salvador.
Kenarik boujikian, ex juez del TJ-SP, Brasil.
Carlos Viteri, ex diputado, Ecuador.
Fidel Narváez, diplomático, Ecuador.
Juan Carlos Monedero, Partido Podemos, España.
Joao Pedro Stedile, Movimiento de los Sin Tierra, Brasil.
Tania Díaz González, diputada y Vicepresidenta de Comunicación del PSUV, Venezuela.
Mauricio Acerbo, secretario nacional Refundación Comunista, Italia. Marco Consolo, relaciones internacionales Refundación Comunista, Italia.
Andrea Ferroni, coordinador nacional Juventud Comunista, Italia.
Izquierda Unida, España.
Partido Comunista de España.
Partido Comunista de los Pueblos de España.
Partido Comunista de España (m-l).
Ruben Suarez Ciria, Frente Amplio, Uruguay.
Lois López Leoira, Internacional antiimperialista de los pueblos, Argentina.
Ana Valentino, Movimiento Octubres, Argentina.
Manuel Bertoldi, Frente Patria Grande, Argentina.
Franco Zunino, presidente ARCI, Savona, Italia.
José Escoda, Frente Socialista, Puerto Rico.
Oscar Bonilla, Acción Política, Ecuador.
Cristian Armando, Fundación Sueños Colectivos, Argentina.
Ricardo Ulcuango, dirigente indígena, Ecuador.
Kanelis Giorgos, Vicesecretario Centro Laboral Kalamata , Grecia.
Pratis Dimitris, Sindicato DOY Mesinias, Grecia.
Fernando Cardozo, CTA Autónoma, Argentina.
Mariano Ciafardini, Partido Solidario, Argentina.
Chico Buarque, músico, Brasil.
Willie Toledo, actor, España.
Norman Briski, actor, Argentina.
Chabela Rodríguez, cantora, Puerto Rico.
Daniel Devita, músico, Argentina.
Chico Díaz, actor, Brasil.
Takis Vamvakidis, actor, Grecia.
Pierre Carles, cineasta, Francia.
Adorno Martín, director de Cine, Argentina.
Tania Hermida, cineasta, Ecuador.
Ricardo Kiko Cerone, director teatral, Argentina.
Enrique Dacal, director teatral, Argentina.
Jorge Falcone, documentalista, Argentina.
Paula Ferré, trovadora. Argentina.
Fabián Bertero, músico, Argentina.
Facundo Jofre, trovador, Argentina.
Solimar Ortíz Jusino, poeta, Puerto Rico.
William Pérez Vega, Poetas en Marcha, Puerto Rico.
Juan Camacho, poeta, Puerto Rico.
Francis Combes, poeta, Francia.
Raúl Zurita, poeta, Chile.
Jaime Svart , poeta, Chile/Grecia.
Mauricio Vidales, poeta, Colombia.
Manuel Santos Iñurrieta, dramaturgo, Argentina.
Cachito Vera, gestor cultural, Ecuador.
Pablo Guayasamin, gestor cultural, Ecuador.
Techi Cusmanich, gestora cultural, Paraguay.
Javier Etayo, humorista, Pais Vasco.
Pilar Bustos, artista, Ecuador.
María Centeno, artista, Venezuela.
Martha Moreleon, artista, México/Grecia.
Pavel Eguez, pintor, Ecuador.
Ilonka Vargas, artista, Ecuador.
Loukia Konstantinou, Centro Cultural “Nuestra América, Grecia.
Fernando Morais, escritor, Brasil.
Frei Betto, escritor, Brasil.
Luis Britto García, escritor, Venezuela.
Michel Collon, escritor, Bélgica.
Panagiotis Maniatis, escritor, Grecia.
Argentina Chiriboga, escritora, Ecuador.
Vicente Battista, escritor, Argentina.
Τasos Kantaras, escritor, Grecia.
Galo Mora, escritor, Ecuador.
José Regato, escritor, Ecuador.
Jenny Londoño, escritora, Ecuador.
Patricia Villegas, Presidenta Telesur, Venezuela.
Wafi Ibrahim, periodista, Líbano.
Manuel Cabieses, periodista, Chile.
Stella Calloni, periodista, Argentina.
Mario Silva, periodista, Venezuela.
Gustavo Veiga, periodista, Argentina.
Maxime Vivas, periodista, Fracia.
Cathy Dos Santos, periodista, Francia.
Pascual Serrano, periodista. España.
Geraldina Colotti, periodista, Italia.
Orlando Pérez, periodista, Ecuador.
Carlos Aznárez, periodista, Argentina.
Ivano Iogna Prat, periodista, Luxemburgo.
Mery Kampouraki, periodista, Grecia.
Maria Kaliva, periodista, Grecia.
Daniele Biacchessi, periodista, Italia.
Juan Carlos Espinal, periodista, Repúlica Dominicana.
Ascanio Bernardeschi, periodista, Italia.
Kintto Lucas, periodista, Ecuador.
Telma Luzzani, periodista, Argentina.
José Manzaneda, Cuba Información, España.
Jorge Elbaum, periodista, Argentina.
Fabrizio Casari, periodista, Italia.
Sandra Russo, periodista, Argentina.
Omar Ospina, periodista, Ecuador.
Sally Burch, periodista, Ecuador.
Xavier Lasso, periodista, Ecuador.
Elaine Tavares, periodista, Brasil.
Mabel Elina Cury, periodista, Argentina.
Horacio Finoli, periodista, Argentina.
Patricia Latour, periodista, Francia.
Fernando Arellano Ortiz, periodista, Colombia.
Vaquelis Gonatas, Red Solid@ria, Grecia.
Beinusz Smukler, Asociación Americana de Juristas, EEUU.
Carol Proner, jurista, Brasil.
Eduardo “Tuto” Villanueva, abogado, Puerto Rico.
Wilma Reverón Collazo, abogada, Puerto Rico.
Paul-Emile Dupret, jurista, Bélgica.
Carmen Diniz, jurista, Brasil.
Yiannis Rachiotis, abogado, Grecia.
Geovy Jaramillo, abogado, Ecuador.
Gianluca Schiavon, jurista, Italia.
Héctor Ortega, abogado, España.
Karla Díaz Martínez, abogada, Chile.
Glenna Cabello, politóloga, Venezuela.
Gianni Vattimo, filósofo, Italia.
Graciela Ramirez, activista, Argentina.
Milagros Rivera, dirigente social, Puerto Rico.
Irene León, socióloga, Ecuador.
Paul Estrade, catedrático, Francia.
Paula Klachko, socióloga, Argentina.
Arantxa Tirado, politóloga, España.
Pasquale Voza, catedrático, Italia.
Angelo Baracca, catedrático, Italia.
Francisco Sierra Caballero, catedrático, España.
Ana Esther Ceceña, catedrática, Mexico.
Waldir Rampinelli, catedrático, Brasil.
Nildo Domingos, catedrático, Brasil.
Emilio H. Taddei, catedrático, Argentina.
Ioannis Kouzis , catedrático, Grecia.
Juan Torres López, catedrático, España.
Andrea Vento, docente, Italia.
Themis Tzimas , catedrático, Grecia.
Dimitris Katsonis, catedrático, Grecia.
Gonzalo Perera, matemático, Uruguay.
Rosella Franconi, biotecnóloga, Italia.
Fabrizio Chiodo, científico, Italia.
Clóvis Cavalcanti, economista ecológico, Brasil.
Rosella Franconi, investigadora, Italia.
Gilberto López y Rivas, antropólogo, Mexico.
Alicia Castellanos, antropóloga, Mexico.
Tiziano Tussi, Comité Científico CESPI, Italia.
Giovanna Di Matteo, geógrafa, Italia.
Luis E. Wainer, sociólogo, Argentina.
David Chávez, sociólogo, Ecuador.
Juan Paz y Miño, historiador, Ecuador.
Eirini Nedelkou, arquitecta, Grecia.
Mario Della Rocca, investigador, Argentina.
Erika Silva, socióloga, Ecuador.
Julio Peña y Lillo sociólogo, Ecuador.
María Fernanda Barreto, investigadora, Venezuela.
Nelson Rolim de Moura, editor, Brasil.
Pedro Páez, economista, Ecuador.
Miguel Ruiz, economista, Ecuador.
Ricardo Sánchez, economista, Ecuador.
Melania Mora, economista, Ecuador.
Cristian Orosco, economista, Ecuador.
Mario Ramos, sociólogo, Ecuador.
Alessandro Fanetti, investigador, Italia.
Rafael Quintero, sociólogo, Ecuador.
Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba, España.
MediCuba, España.
Sodepaz, España.
Samuel Wanitsch, coordinación Asociación Suiza-Cuba.
Marco Papacci, presidente Asociación Italia-Cuba.
Didier Philippe, presidente Asociación Francia-Cuba.
Victor Fernández, presidente Cuba Cooperación, Francia.
Didier Lalande, presidente Asociación Cuba Linda, Francia.
Charly Bouhana, presidente Asociación Cuba Sí Francia.
Roberto Casella, Circulo Granma Italia-cuba.
Anna Serena Bartolucci presidente AsiCuba, Italia.
ALLA COMUNITÀ INTERNAZIONALE
Gli Stati Uniti mantengono contro Cuba un “bloqueo” da più di sessanta anni. A partire dagli anni '90 del secolo passato, Washington ha emanato una serie di leggi che lo rendono ancora più duro, cercando di impedire la possibilità di acquistare alimenti, cercando di piegare il popolo cubano per fame.
Solo il governo di Donald Trump ha emanato 243 misure, buona parte di esse durante la pandemia da Covid-19, che colpiscono ancor più duramente l'economia cubana. Queste misure sono rimaste in vigore con il governo di Joe Biden.
L'obiettivo non è cambiato: soffocare l'economia cubana e provocare sofferenze alla sua popolazione affinché si ribelli contro il governo rivoluzionario.
Washington ha ignorato con arroganza l'annuale condanna dell'Assemblea Generale delle Nazioni Unite, che esige di porre fine a questo disumano procedimento.
Parallelamente, da decenni il governo degli Stati Uniti sta investendo milioni di dollari nella creazione di "dissidenti", di "oppositori" di tutti i tipi, irrilevanti all'interno di Cuba ,ma che però vengono elogiati dalla stampa internazionale, allo scopo di danneggiare l'immagine della rivoluzione e così legittimare l'applicazione del criminale “bloqueo.”
In tal modo si cerca anche l'isolamento di Cuba, essendo uno degli obiettivi primari, quello che l'Unione Europea rompa le sue relazioni con Cuba.
Senza nasconderlo il governo statunitense, stanzia milioni di dollari per promuovere la sovversione interna, invocando la disobbedienza civile, l'anarchia e il caos, con l' unico scopo di porre fine all'attuale sistema politico e stabilirne uno che corrisponda ai propri e unici interessi.
A Washington non importa nulla degli immensi risultati ottenuti dalla rivoluzione in campo scientifico; tra l'altro Cuba, entro poche settimane, sarà il primo paese al mondo con tutta la sua popolazione vaccinata contro il Covid-19 e tramite propri vaccini, sebbene Washington ha fatto tutto il possibile affinché Cuba non potesse acquisire nessuna siringa con cui iniettarli.
Washington, oltre ad avere la complicità della stampa corporativa, si affida anche a persone provenienti dalla Florida, principalmente per organizzare campagne che invitano a scendere in strada per protestare violentemente al fine di rovesciare il governo.
All'interno del Paese, soggetti che si sentono sostenuti e protetti da Washington, usando come bandiera la difficile situazione economica dovuta al bloqueo (situazione aggravata dal Covid, come in tutte le altre nazioni), invitano a manifestazioni sovversive.
Lo fanno senza curarsi delle leggi vigenti che vietano qualsiasi attentato contro il sistema politico vigente, come è logico in tutti gli stati del mondo. Ed è molto più grave quando tutto questo è sostenuto da una potenza straniera.
Noi, firmatari, chiediamo ancora una volta al governo degli Stati Uniti di porre fine al disumano bloqueo contro Cuba e di fermare i suoi tentativi di destabilizzare una nazione che in nessun momento ha realizzato azioni contro la sua sicurezza; che ancor meno si è immischiata negli affari interni degli USA o ha invitato la cittadinanza statunitense a sovvertire l'ordine costituito, nonostante i molteplici e gravi problemi sociali interni che ha questa potenza mondiale.
10 di novembre 2021
Per la iniziativa di Ignacio Ramonet, giornalista Spagna; Hernando Calvo Ospina scrittore, Francia; Atilio Boron, sociologo, Argentina e di Fernando Buen Abad, filosofo, Messico,
Persönlichkeiten aus der ganzen Welt prangern an, dass Washington die Destabilisierung Kubas organisiert
AN DIE INTERNATIONALE GEMEINSCHAFT
Übersetzung: Volker Hermsdorf
Die Vereinigten Staaten erhalten seit mehr als sechzig Jahren eine Blockade gegen Kuba aufrecht. Seit den 1990er Jahren hat Washington eine Reihe von Gesetzen erlassen, die die Situation noch weiter verschärfen und versuchen, die Möglichkeiten für den Kauf von Lebensmitteln zu unterbinden, um die Bevölkerung durch Hunger zu erdrosseln.
Allein die Regierung von Donald Trump hat 243 Maßnahmen erlassen, die die kubanische Wirtschaft noch stärker beeinträchtigen, viele davon während der Covid-19-Pandemie. Sie bleiben auch unter Joe Biden in Kraft.
Das Ziel hat sich nicht geändert: die kubanische Wirtschaft zu ersticken und der Bevölkerung Leid zuzufügen, damit sie sich gegen die revolutionäre Regierung auflehnt.
Washington hat die jährliche Verurteilung der Generalversammlung der Vereinten Nationen, die ein Ende dieses unmenschlichen Verfahrens fordert, arrogant ignoriert.
Gleichzeitig investiert die US-Regierung seit Jahrzehnten Millionen von Dollar in die Erschaffung von "Dissidenten", "Gegnern" aller Art, die in Kuba keine Rolle spielen, aber von der internationalen Presse unterstützt werden, um das Image der Revolution zu schädigen und damit die Anwendung der kriminellen Blockade zu rechtfertigen.
Auf diese Weise wird auch versucht, Kuba zu isolieren, wobei eines der Hauptziele darin besteht, dass die Europäische Union die Beziehungen zu Kuba abbricht. Ohne es zu verbergen, stellen die USA Millionen von Dollar zur Verfügung, um die interne Subversion zu fördern, indem sie zu zivilem Ungehorsam, Anarchie und Chaos aufrufen, mit dem einzigen Ziel, das derzeitige politische System zu stürzen und ein System zu installieren, das ausschließlich ihren Interessen entspricht.
Washington kümmert sich nicht um die immensen wissenschaftlichen Errungenschaften der Revolution, die unter anderem dazu führen werden, dass Kuba in wenigen Wochen das erste Land der Welt sein wird, in dem die gesamte Bevölkerung gegen Covid-19 geimpft ist, und zwar mit eigenen Impfstoffen. Obwohl Washington große Anstrengungen unternahm, um sicherzustellen, dass Kuba nicht einmal Spritzen für die Verabreichung der Impfstoffe erwerben konnte.
Washington verlässt sich nicht nur auf die Komplizenschaft der großen Konzernpresse, sondern auch auf Einzelpersonen, die vor allem in Florida Kampagnen ins Leben gerufen haben, die zu gewaltsamen Protesten auf der Straße aufrufen, um die Regierung zu stürzen.
Im Inneren des Landes rufen Personen, die sich von Washington unterstützt und geschützt fühlen, unter dem Vorwand der schwierigen wirtschaftlichen Lage aufgrund der Blockade (eine Situation, die durch Covid wie in allen anderen Ländern noch verschärft wird) zu subversiven Demonstrationen auf.
Sie tun dies ohne Rücksicht auf die geltenden Gesetze, die jeden Angriff auf das geltende politische System verbieten, was in allen Staaten der Welt eine Selbstverständlichkeit ist. Dies gilt umso mehr, wenn Aktionen von einer ausländischen Macht angestiftet werden.
Wir, die Unterzeichnenden, fordern die Regierung der Vereinigten Staaten erneut auf, die unmenschliche Blockade gegen Kuba zu beenden und ihre Versuche einzustellen, eine Nation zu destabilisieren, die nie etwas gegen ihre Sicherheit unternommen hat, geschweige denn sich in ihre inneren Angelegenheiten eingemischt oder das amerikanische Volk aufgefordert hat, die bestehende Ordnung zu untergraben, trotz der vielfältigen und schwerwiegenden inneren sozialen Probleme dieser Weltmacht.
10. November 2021