Fuera las tropas imperialistas de Haití

Corriente Roja.- La  tragedia se abatió sobre Haití. El peor terremoto de su historia tuvo el epicentro junto a la capital del país, destruyendo dos terceras partes de Puerto Príncipe. Las estimaciones  hablan de más de 110 mil muertos. Las escenas divulgadas han mostrado la devastación, calles llenas de muertos y heridos bajo una ciudad en ruinas.


Es imposible no conmoverse ante la trágica situación del pueblo negro del país más pobre de Latinoamérica. Pero la terrible magnitud de la catástrofe, que sigue a los tifones de 2008, no se explica por la fuerza del terremoto, sino porque éste se desató sobre un país desvastado y empobrecido al extremo por el imperialismo. El terremoto jamás habrá tenido estas siniestras consecuencias en lugares como Europa o Japón.

La tragedia de Haití viene de lejos. Primera república negra de América, Haití pagó muy cara su osadía y la larga guerra de independencia contra su metrópoli. Con una estructura demográfica y económica creada para el monocultivo (azúcar y café) Haití fue obligada por Francia a pagar con indemnizaciones ruinosas su propia independencia, y fue tratada con desprecio y recelo por los Estados Unidos que le precedieron en la liberación colonial pero mantenían una enorme economía agraria –en el sur- basada en una esclavitud que había negado radicalmente y en su propio origen la revolución haitiana.

Haití sufrió la incautación de sus aduanas y la ocupación estadounidense desde 1915 hasta 1934.. Washington estuvo también detrás de la dictadura de los Duvalier, y del derrocamiento de Aristide en 2004.

Antes del terremoto, el desempleo estaba entre  el 70 y el 80% en Puerto Príncipe. La escasa población  empleada vivía con un salario mínimo inferior a los 40 euros. El 40% de la escasa  ayuda humanitaria prometida por la “comunidad internacional” cuando los tifones de 2008 no había llegado. No existía servicio de bomberos, no había nada parecido a una infraestructura sanitaria y los hospitales públicos se contaban con los dedos de una mano. Ahora, esos pocos hospitales también están destruidos. Haití no tenía nada porque tenía mucho de una sóla cosa : deuda externa,  que creció exponencialmente con los Duvalier (1957-1986), protegidos de los americanos y franceses y que se llevaron a Suiza una fortuna superior a la deuda de este expoliado país.

Han sido los propios supervivientes, con sus propias manos, quienes se han dedicado al rescate de los desaparecidos bajo los escombros. Los heridos se amontonan en las plazas sin posibilidad de que alguien los atienda, muchos de ellos esperando la muerte.

La operación de salvamento internacional es un escándalo y un crimen. De manera inmediata se ha impuesto el reflejo militar e imperial de los EEUU que han aprovechado la tragedia para desembarcar en el país un enorme contingente militar que va a ser reforzado, y han ocupado y colocado bajo su jurisdicción el aeropuerto de Puerto Príncipe, los principales edificios gubernamentales y, en las últimas horas, el edificio de la televisión. La Secretaria de Estado, Hillary Clinton ha expresado con claridad la ausencia de limitaciones en esa “invasión pacífica”: "Estaremos aquí hoy, mañana y en el futuro".

En lugar de la ayuda humanitaria, los que han llegado son 10.000 soldados a los que hay que abastecer, dar de comer, alojamiento… en detrimento de la ayuda a los más necesitados. Soldados norteamericanos armados hasta los dientes a tomar y mantener el control del país, con el apoyo de la UE, que anuncia, a su vez, el envío de soldados. Y mientras jerarcas imperialistas como Hilary Clinton (EEUU) y Teresa de la Vega (UE) se hacen en Haití la foto “humanitaria”, la ayuda material sigue sin llegar a la gran mayoría de haitianos y las operaciones de rescate se han concentrado en los lugares donde  estaba el personal de la ONU. Mientras tanto, todas las portadas de la prensa internacional denuncian el “desorden” para justificar la ocupación militar del país, un país que ya estuvo ocupado por EEUU entre 1915 y 1934.

La fuerza militar de la ONU, la Minustah (en la que hay un contingente de la Guardia Civil), ha estado ocupando militarmente y dirigiendo Haití desde hace cinco años. Su objetivo real nunca ha tenido nada de humanitario. Su función ha sido la de asegurar la aplicación del plan económico neoliberal al servicio de las multinacionales instaladas en el país, que consiguen producir textiles a bajísimo precio (gracias a los miserables salarios) a pocos kilómetros de EE.UU. Es decir pagando un salario aún más bajo que en China y en un lugar mucho más cercano.
En estos cinco años no hubo ninguna mejora social. Por el contrario, las tropas de ocupación sirvieron para reprimir movilizaciones de los obreros haitianos, como en agosto de 2009, en la huelga textil por un salario mínimo de 75 euros, que terminó con dos trabajadores muertos. Sirvió también para reprimir a los estudiantes que se manifestaban contra la ocupación y encarcelar a 20 de ellos el pasado mes de noviembre. Pero ahora, cuando ha llegado el terremoto, la Minustah ha desaparecido.

Los mismos gobiernos que dieron 25 billones de dólares para salvar a los bancos, ahora ofrecen sumas miserables para Haití. La ONU gastó en los cinco años de ocupación militar 3500  millones de dólares y ahora “ofrece” 10 millones para ayuda. El FMI ofrece…¡un préstamo a devolver!. Teresa de la Vega, en un gesto obsceno, donó cinco millones de euros en su visita, la mitad de lo que gana Sáez, vicepresidente del Banco Santander.. Es el más descarado cinismo “humanitario”.

En una tragedia tan terrible como la de Haití han destacado innumerables gestos de solidaridad, de multitud personas, de equipos de bomberos que se anotaron para ir en forma, de países que enviaron médicos  y sanitarios como Cuba. Ejemplos todos que se silencian  o minimizan en los medios mientras se da bombo y plantillo a la muestra de hipocresía de los poderosos.

 En este momento en que el dolor del pueblo haitiano conmueve al mundo, manifestamos nuestro más absoluto repudio a la ocupación militar y  llamamos a hacer una campaña de solidaridad con el pueblo haitiano, recogiendo contribuciones para enviarlas directamente al movimiento obrero haitiano, porque la ayuda desde los canales oficiales servirá para sofocar la revuelta y, como sucedió con la prometida ayuda cuando los tifones, se perderá en la gigantesca corrupción presente en el país.

Por esa razón apoyamos y saludamos iniciativas como la de los trabajadores/as de UPS que han abierto una cuenta corriente para hacer llegar directamente el dinero al movimiento obrero haitiano entregando los fondos que se logren a la organización sindical de Haiti Batay Ouvriye.

· ¡Toda la solidaridad con el pueblo haitiano!

· ¡Fuera la Minustah y la ocupación militar de Haití!

· ¡Exigimos al gobierno español la retirada de las fuerzas de la Guardia Civil, una ayuda humanitaria de verdad y  que sea puesta en manos de las organizaciones populares haitianas!
 
Corriente Roja

23 de  Enero de 2010

Haz tus aportaciones en la cuenta  abierta por los compañeros/as de UPS Vallecas en

La Caixa

2100-4035-87-2200053765

A nombre de:

Comité UPS Vallecas-Trabajadores Haití
 
 
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