Andrés Gómez - Areítodigital.- Este verano en Cuba ha sido tremendamente caluroso, de acuerdo a la mayoría de los cubanos, el más caluroso que recuerdan.  Éstos lo achacan a la crisis ambiental mundial aunque en semanas recientes a través de la prensa nacional se supo que las insoportables temperaturas en la Isla durante el mes de julio pasado sólo empataron las sufridas durante el mes de julio de 1941.

 

Así que vaya usted a ver...  No obstante, dado que la inmensa mayoría de la población cubana no había nacido en 1941, hace 68 años, y los que tienen 68 años de edad o más no deben recordarse del calor sufrido durante aquel lejano verano, los cubanos no se equivocan en su apreciación que este es el verano más caluroso jamás.

Recientemente, mientras estuve durante varias semanas en la Isla, principalmente en La Habana, me mantuve al tanto por internet – por obligación profesional aunque debo admitir un tanto de masoquismo- de la delirante visión de la prensa miamense a cerca de la realidad cubana.  Fantasmagórica es la visión que crea esa prensa miamense de la realidad de la Isla, completamente como indica el diccionario “desprovista de la realidad”.

Falsa visión que sin embargo tiene como muy bien definida finalidad la de desprestigiar al pueblo cubano, a su gobierno, y a su innegable obra de hacer, con el apoyo de la inmensa mayoría y, a pesar de todos los pesares, una sociedad mejor. Algo muy diferente a lo que se puede lograr aquí.

En La Habana la vida este verano ha transcurrido normalmente. En toda la Isla la mayoría de la población ha estado de vacaciones desde mediados de julio, así es Cuba: desde mediados de julio; otros, a los que les ha tocado seguir trabajando, en contra de todos sus instintos y deseos, han tenido que trabajar (más o menos); y los más jóvenes –de los que hay un montón- han estado mataperreando en las calles y en los parques. Y repitiéndolo, porque ha sido de anjá, todos hemos sudado los calores.

Los que en sus casas se encargan de esas faenas han ido a los mercados, a la bodega y a la panadería a comprar los mandados. En los mercados agropecuarios, en los estatales y en los otros, el arroz, el maíz, los frijoles, la cebolla, el ajo, así como las viandas, las hortalizas, los vegetales y las frutas, que están en temporada, han estado abundantes y a precios controlados por el Estado. Ah, este verano los plátanos vianda que se habían desaparecido después de los dos terribles ciclones de hace un año, están hermosos, y los mangos han estado grandes y dulces, tremendamente sabrosos. El pan, las galletas, los palitroques y los dulcecitos están siendo hechos más sabrosos –principalmente debido a la nuevas máquinas instaladas- y no han faltado.  La carne de cerdo y de carnero están disponibles y como de costumbre sus precios siguen por las nubes. Los huevos de gallinas se consiguen por lo que queda de la libreta, por venta libre en establecimientos estatales y en algunos mercados en divisa. Y la carne de pollo se consigue, poquito, también por la libreta, además de en los mercados en divisa, y por la izquierda. Vieron: “por la izquierda”, hasta de esa manera, allá es “por la izquierda” y no por “la derecha”...

Han habido faltantes de ciertos productos normalmente disponibles en divisa aunque ninguno ha sido de importancia crítica.  Aunque en la mayoría de estos mercados ha faltado el papel higiénico y la pasta dental. Y la carne de res, normalmente disponible a altos precios –como lujo que es al no poder estar disponible a la gran mayoría de la población-  durante el verano ha faltado en estos mercados, pero, en este caso, ¿quién se ha dado cuenta?

A pesar de las restricciones impuestas en el gasto del combustible el servicio de las guaguas ha estado satisfactorio, a pesar de ser verano y de haber un mayor número de personas requiriendo de transporte público; y ha estado bueno en el camino a las playas.  Playas que han estado repletas de gente, así como cualquier tramo de costa capitalina, incluyendo el Malecón, disfrutando de un mar con temperaturas exquisitas.

¿Y cómo voy a terminar este trabajo habiendo regresado a Miami sin hablar “del concierto”?   Ridículo, aunque peligroso, escándalo inventado por la derecha contrarrevolucionaria miamense y su prensa que demuestra, una vez más, su carácter retrógrado, agresivo y procaz, y su quiebra e impotencia política.

En Cuba, Juanes, es un cantante más, quien a través de esta decisión --él y los otros cantantes que lo acompañarán a La Habana-- demuestran buena voluntad al pueblo cubano además de coraje personal y profesional. Y el pueblo cubano es un pueblo agradecido que estima la entereza y el valor. Aunque en La Habana y en toda la Isla, sin lugar a dudas, la última palabra del público sobre el concierto será basada en cuán bien canten y toquen, que es un reto, ya que en Cuba –por los siglos de los siglos- hemos estado acostumbrados a la buena música.

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