Max Lesnik - Radio Miami.- De que en Cuba el pueblo se muere  de hambre,   se dice   hasta  el  cansancio en  la radio,   la  prensa y en la televisión  de Miami y se repite tantas  veces, que  hasta  en otras partes del mundo también  se  lo  llegan a creer. Lo afirman y lo confirman  con  tanta vehemencia como que cada mañana sale el sol. Todos  allá  y acá  de las 90 millas  que nos separan,  saben que  es   mentira  que  en Cuba el pueblo se muere de hambre.

 

Como  tampoco es cierto como  se ha llegado  a  afirmar  en el colmo de la más delirante  exageración, que los cubanos deambulan por las calles de la isla famélicos, desnutridos a punto  de desfallecer  en el  asfalto, como si fueran  espectros vivientes,  resucitados   de  los  campos  de  concentración  de  la  Alemania de Hitler  de cuando los terribles años de la II Guerra Mundial.

Fue el propio  genio perverso de  la  propaganda hitleriana Nazi,  Joseph  Goebels,  quien  dijo  mucho antes  que   los   imaginativos publicitarios  norteamericanos  de “Madison Avenue” lo  copiaran, “que una  mentira repetida mil  veces,  llegaba a convertirse en  verdad”.   Y eso  es lo que ha ocurrido  con  la  campaña montada  contra  Cuba,   según la  cual sus habitantes se mueren de hambre  porque allí no hay nada que comer.

Es cierto - no vamos a  negarlo   - que  los  cubanos de  la isla pasan   grandes dificultades- las mil y  unas trampas-   para  resolver el  desayuno,  almuerzo  y   cena  de  cada día. Eso nadie  lo  puede ocultar.  Pero lo   que  se  llama “Hambre” con H mayúscula, como la que  se padece  en tantas   y tantas naciones  del llamado  Tercer  Mundo,  eso  en Cuba no  pasa.

Pero lo  dicen  y  lo repiten tantas veces los voceros del  anticastrismo  furibundo de Miami,  que  hasta ellos  mismos  han llegado a  creer que  su  mentira es verdad.

La más evidente  desmentida a tamaña exageración de que   los cubanos viven bajo el  imperio de hambre, no  hay   ir a  buscarla a La  Habana. Basta con  venir   a Miami,  a la  otra orilla  de las  90 millas que nos   separan de Cuba.  

Todavía   acá estamos  esperando- y llevamos   50 años  así-   ver arribar  a tierras norteamericanas, procedente de  Cuba a un  compatriota flaco, desgarbado,  desnutrido,  enclenque ,  enfermo y  famélico que  sirva  como prueba concreta,  fehaciente e irrefutable,   del  hambre desoladora  que azota  a  la isla  tal como afirman   los medios  de  comunicación que se dedican  a  la muy lucrativa  industria  del anti-castrismo feroz. Parece que la mentira  tiene  pies  y  camina hasta  por encima  del  mar,  porque  hasta  de Cuba “Disidentes” y Blogueros”  se  hacen eco  de  tal falsedad

Dicen  que en Cuba  no hay   pan ni  galletas, que   no  hay carne  ni pollo ni arroz, ni frijoles,  ni manteca, ni  aceite ni  leche, ni huevos,  ni  tomates ni plátanos,  ni frutas ni viandas, ni cebollas  ni ajo ni ajíes, ni azúcar  ni sal.  En otras  palabras   que  en   Cuba no hay nada de nada,  absolutamente  nada que  se pueda  adquirir  para sentarse a la mesa a comer.  Solo  “Jineteras”  y  ron.

Si  todo eso fuera verdad,  habría que preguntarse ¿cómo se produce ese  “milagro  cubano” que permite  a un  pueblo  sobrevivir  con  “hambre”  tal y presentar a la vez   tan altos  índices  médicos de  salud corporal?   Si  en Cuba  nada  hay  que comer   y si el  “hambre” diezma a la  población de la isla ¿ cómo es   que nunca hemos  leído  en la  prensa  anti-castrista  de Miami que  un  cubano procedente de la isla,   en busca de su “bistec”  de  carne  de  res - a eso le  llaman  en Cuba el “sueño  americano”- haya  tenido  que ser  llevado  a  un  hospital a causa de  famélica  desnutrición?

La palabra  “Hambre”, lo que  se  llama  HAMBRE  con  letra mayúscula, si  alguna  vez  la  hubo en  Cuba,  fue  durante   los   difíciles años   noventa, cuando la economía  de  la  isla  se desplomó  a los niveles más bajos  de su historia, en lo que se llamó “Periodo  Especial  en Tiempos  de  Paz”.

Del “hambre”   que  hoy se pasa  en   Cuba, que  no  nos  vengan con  “cuentos chinos” , que  bien  sabemos  lo  que  es  un cubano  detrás  de   un bistec  de carne de res.

Les habló para  Réplica  de  Radio-Miami, Max Lesnik.

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