Según el participante, durante una reciente estancia en Cuba, había comprobado que al ir a entrar en algún museo y citaba en concreto un museo de Camagüey, en las taquillas del mismo no le entregó la correspondiente entrada justificante del pago, lo que venía a demostrar, según parece, una red corrupción sumamente grave que involucraba no solo a la persona de la taquilla sino también a sus jefes y de esto hacia arriba pudiera llegarse a toda la estructura administrativa cubana. Es obvio que la comparación es inmediata, desde el pensamiento eurocentrista, esa es una situación que en un país como España no puede darse, pues aquí siempre se te facilita la correspondiente entrada, ergo la corrupción en Cuba es mucho más grave que en un país capitalista. La explicaciones de los ponentes sobre la anecdota del ejemplo no parece que fueran muy convincentes y la sala, pero sobre todo el participante que hizo la pregunta , se quedo con la impresión que este hecho demuestra la gravedad de la situación.

En la prensa de estos días, se ha podido leer una noticia relativa al fraude que se venía cometiendo en el recinto de la Alhambra granadina precisamente con la venta de entradas y que según parece alcanza a la falsificación de más de 800.000 entradas por un importe defraudado de más de 8 millones de euros. Entre los implicados en este caso de corrupción eatarían el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, (BBVA) algunos trabajadores de las instalaciones y varias agencias de viaje. El caso que aún esta en fase de investigación, tiene dificultades para su aclaración debido a que el perito que ha hecho la investigación ha tenido que dejar incompleto su informe sobre la gestión realizada por el BBVA con el sistema de venta de entradas porque la entidad bancaria no ha aportado toda la documentación requerida, y la que sí ha entregado está "incompleta y con errores".

Ante este ejemplo, existe varias conclusiones, una que en el caso de Cuba, una simple anécdota se convierte en una demostración de lo "mal que funciona" la isla, sobre todo para aquellos que hacen visitas turísticas ocasionales y solo ven de forma apresurada una parte de la realidad y  otra que la corrupción en países como el nuestro es de una gravedad y de un nivel de sofisticación que difícilmente podría ser detectada por un turista al que siempre se le da una entrada para un museo, aunque esta sea falsa.