Felipa Suárez Ramos - Cuba Trabajadores.- Entre las características de organizador de Frank País resaltaba una extraordinaria capacidad de previsión, rememora Enzo Infante Uribazo, miembro de la dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Santiago de Cuba.
Qué decir de Frank País que no se conozca, se preguntó Enzo Infante Uribazo cuando lo invitamos a conversar sobre las dotes de organizador del combatiente que el 7 de diciembre arribaría a los 75 años de edad, si a los 22 no hubiera caído asesinado por esbirros de la tiranía batistiana.
Nuestro entrevistado, miembro de la dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Santiago de Cuba, considera que el liderazgo de Frank se puso de manifiesto desde la escuela primaria, continuó en el Instituto de Segunda Enseñanza y la Escuela Normal, y comenzó a consolidarse a partir de los sucesos del 26 de julio de 1953.
“Tras el golpe de Estado había canalizado su oposición al régimen mediante sabotajes y manifestaciones. Para entonces, junto con Pepito Tey, había organizado el Bloque Revolucionario Estudiantil Normalista (BREN), pero se percató de la necesidad de unir a todos los estudiantes. Para lograrlo, entre ambos emprendieron la reorganización de la Federación de Estudiantes de la Segunda Enseñanza, con la intención de convertirla en un instrumento más de lucha contra el régimen”.
Explica que los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, la estricta compartimentación en su organización y la situación de secreto que Fidel consiguió mantener hasta el desencadenamiento de las acciones, impactaron a Frank, quien lo tomó como modelo.
“Llegó a la conclusión de que la forma de lucha que hasta entonces llevaba no era la correcta, porque lo idóneo, como había hecho Fidel, era buscar gente sencilla, humilde, desconocida, sin afán de protagonismo, y organizarla y prepararla para cuando llegara el momento.
“De ese análisis, en 1954 nació Acción Revolucionaria Oriental (ARO), porque nos decía que mientras Fidel estuviera preso teníamos que organizarnos para cuando saliera en libertad. Partiendo del modelo mostrado por aquel, a esa organización sumó a estudiantes, profesores y empleados con los cuales se había relacionado en la lucha contra Batista.
“Asimismo, se convenció de la necesidad de contar con las armas necesarias e ideó formas para conseguirlas, de lo cual dan fe los asaltos al Club de Cazadores y a la estación de policía de El Caney, planeados y organizados por él, entre otras”.
Extraordinario organizador
“Frank no tomaba decisiones a la ligera; siempre analizaba mucho las cosas. Cuando le salían bien, aprendía que lo hecho era lo correcto, y si mal, lo revisaba todo hasta determinar dónde estaba el fallo, con vistas a no reincidir. Eso le creaba un mecanismo interior que le permitía tener seguridad en lo que hacía, y la gente que participaba con él se sentía segura, confiada bajo su dirección”.
Precisa que, para organizar una acción, Frank pensaba qué se iba a hacer, cómo y quiénes, y las probables consecuencias. “En nuestro ambiente, él estaba ‘fuera de liga’, pues era un ser superior.
“Entre sus características de organizador resaltaba una extraordinaria capacidad de previsión. Nos indicaba contar con casas donde recibir mensajes, correspondencia, esconder a un compañero o un paquete de armas, todas por separado y solo conocido por el interesado y la persona contactada; así como con un abogado por si era preciso defender a alguien, un médico a quien se pudiera recurrir..., en fin, no se le escapaba nada”.
Indica que después del levantamiento del 30 de noviembre de 1956 Frank se dio cuenta de que el Movimiento Revolucionario 26 de Julio estaba urgido de una relativa uniformidad, con vistas a demostrar su carácter de organización nacional.
“Con ese objetivo comenzó a dar instrucciones en cuanto a las acciones a realizar y a confeccionar los famosos planes nacionales, de modo tal que en determinado día, siempre de la forma más viable en cada territorio, todos ejecutaran lo previsto para demostrar que se trataba de una orientación general. Fue entonces, cuando la capacidad de organización de Frank se proyectó al máximo”.
