Thorsteinsdottir citó la epidemia de meningitis como un ejemplo de la creciente colaboración entre empresas de biotecnología en los llamados países en desarrollo del sur, que en el pasado se habrían dirigido a las naciones más desarrolladas del norte para solicitar ayuda.
En el sondeo, el 27 por ciento de las 288 empresas que hay en Brasil, China, Cuba, Egipto, India y Sudáfrica dijeron que trabajaron a nivel internacional.
“Esperamos que en el futuro tengamos cada vez más relaciones ‘fraternales’ entre empresas de biotecnología en el mundo en desarrollo y menos relaciones ‘padre-hijo’ con empresas en países desarrollados”, dijo Thorsteinsdottir.
La tendencia creciente de India, China, Sudáfrica y otros países de proveer drogas a precios accesibles no es nueva, como se pudo ver en la creciente influencia de la industria india en el aprovisionamiento de medicación contra el VIH-sida en frica y otros lugares.
Pero este sondeo supone la primera vez que el fenómeno es estudiado sistemáticamente, señaló Thorsteinsdottir.
El informe destacó la creciente sofisticación de los sectores de biotecnología farmacéutica en el mundo en desarrollo. Sólo en el Àfrica subsahariana, 37 países están ahora comprometidos en alguna forma de producción médica, señala el estudio.
“Esta transferencia de tecnología local entre países en desarrollo puede ayudar a hacer el puente entre los que tienen acceso a la biotecnología y los que no”, dijo Magdy Madkour de la Universidad de Ain Shams en El Cairo. “Cuando Egipto enfrentó una falta de insulina de países desarrollados, sólo la puerta de China estaba abierta para superar la crisis generada por el déficit de insulina”.
(Con información de DPA)