La playa Siboney, ubicada en Santiago de Cuba, a 870 kilómetros al sureste de La Habana, recibirá a la embarcación francesa responsable de tender hasta Cuba mil 600 kilómetros de cable submarino desde Camurí, en el norte de Venezuela.
Desde el pasado 22 de enero se lleva adelante el proyecto considerado como uno de los más ambiciosos desarrollados hasta la fecha entre las dos naciones que luego de su activación, facilitará una conexión de 640 gigabits por segundo.
El viceministro cubano de Informática, José Luis Perdomo, dijo este lunes que para aperturar un acceso libre de Internet en Cuba, se requiere la inversión necesaria en infraestructura.
"No hay ningún obstáculo político", afirmó en referencia al uso social de la red, reservado hasta ahora a los centros académicos y a profesionales como médicos y periodistas.
Las limitaciones tecnológicas a las que ha sido sometida la isla caribeña tras el bloqueo estadounidense obligan al intercambio de información a través de satélites, mecanismos de alto costo para la economía de Cuba, cuyo método es empleado desde 1996.
Por su parte, el Gobierno de Estados Unidos escuda sus intenciones de censura y control de la información en la isla con excusas netamente políticas.
De los más de once millones de habitantes, apenas 1,6 millones tienen acceso a Internet, según cifras oficiales.
El servicio de correo en oficinas del Estado es cobrado a 1,8 dólares la hora mientras que en los hoteles se venden tarjetas a 7 dólares la hora.
El proyecto de fibra óptica entre Cuba y Venezuela tiene una inversión de 70 millones de dólares y está bajo la responsabilidad de una compañía filial de Alcatel-Lucent con sede en China, Shanghai Bell, para Telecomunicaciones Gran Caribe, empresa mixta cubano-venezolana.