Iliana Polo - Lajiribilla.- El espectro en que se mueve hoy la danza, es amplio y diverso; sus estéticas y poéticas son múltiples, y ofrecen un interesante panorama de las inquietudes y los caminos que guían a los artistas cubanos en estos tiempos.


La visión de la danza en Cuba requiere de una mirada abarcadora y a la vez específica para comprender de manera sincrónica y diacrónica las relaciones que se producen en cada momento del devenir histórico entre géneros, subgéneros, estilos y manifestaciones, todos de una sorprendente vitalidad, resultado de un largo proceso de síntesis, mezclas e intercambios, ascensos y descensos que confluyen en el bailarín, el bailador, en fin, en el cubano.

El acercamiento a la Historia de la Danza en Cuba resulta de particular importancia en la actualidad: la comprensión de las mezclas y cruces entre las culturas y sus prácticas, la hibridación, los logros de los bailarines cubanos en el mundo, la inclusión en los escenarios de los llamados géneros menores como las variedades y el cabaret, las innovaciones en el mapa cultural y la aceptación de nuevos referentes que difieren de los cánones tradicionales, exigen la preparación de un perceptor capaz de disfrutar sin prejuicios de este arte y enriquecerse con él.

La necesidad de poner en contacto a los públicos con las manifestaciones danzarias que no conocen en profundidad y que coexisten con él, la inmediatez de la representación de la danza, la polémica de lo efímero como estética, la profundización en aspectos teóricos vinculados a la creación, los valores que perduran en la memoria de la sociedad desde el hecho danzario y, sobre todo, la incentivación hacia la reflexión, constituyen puntos de partida para la divulgación de este arte, esencial para los cubanos.

La memoria de la danza en Cuba se encuentra dispersa en el recuerdo de sus protagonistas —muchos de ellos rondan las nueve décadas de vida—, igualmente aparecen en artículos con disímiles enfoques, desde aristas muy variadas, y ya se impone la necesidad de concretar un texto asequible y orgánico que logre establecer las necesarias correspondencias con el medio en que se gestó la danza en cada momento histórico y sus relaciones con la etnología, la sociología, la antropología y la historia desde un enfoque científico en interacción con el contexto cultural, económico y social.

El maestro fundador de la danza moderna en Cuba, el bailarín, coreógrafo y primordial investigador de la danza desde la danza misma, Ramiro Guerra, ha marcado pautas y cumplido este empeño con creces con su texto Apreciación de la danza, en relación con la danza universal.

Sin embargo, son múltiples los inconvenientes debido, sobre todo, a la dispersión y variedad de las manifestaciones y puntos de vista, la relevancia de las figuras que han protagonizado algunos momentos y la tendencia a relatar una sucesión de hechos en su devenir histórico, sin tener presente la heterogeneidad y fundamentalmente las interacciones imprescindibles en un fenómeno vivo y complejo como la danza. Sobre el tema, el maestro Ramiro Guerra ha expresado:

“…la danza es una actividad cultural, sea ya dentro de las tradiciones anónimas populares o dentro de un marco técnico complejo. Es un arte como la pintura, la arquitectura, la música o cualquier otro, producto de una actividad ideológica, y que ha pasado, pasa y seguirá pasando por todos los procesos de la cultura como actividad suprema del hombre.”[1]

En este empeño sería posible un enfoque histórico lineal para abordar las manifestaciones iniciales de la danza en Cuba a partir de la indagación en las crónicas y lo que estas primeras formas de bailar pueden haber influido en el desarrollo danzario posterior. Este enfoque sería válido también y se ha utilizado para seguir el desarrollo de algunas de nuestras compañías danzarias: Ballet Nacional de Cuba o Danza Contemporánea, por ejemplo.

Para acercarse a los principales aportes étnicos y a los diferentes bailes populares cubanos, el compilador encontrará confluencias y divergencias, avances y retrocesos que se deben tener en cuenta para lograr comprender las características de cada género y su proyección hacia el futuro, hacia la escena e incluso hacia el mundo.

Al abordar las raíces de la danza en Cuba hay que considerar la riqueza de la influencia africana, la variedad en las distintas regiones del país, los elementos esenciales de las manifestaciones danzarias de origen lucumí, bantú y algunas otras culturas procedentes del continente negro, las de procedencia francohaitiana —sus influencias en diversos géneros danzarios—, los influjos de los bailes caribeños y de otras regiones en Cuba. En fin, el análisis de los intercambios y mezclas que se producen en la danza, con su multiplicidad de variantes regionales.

En una aproximación inicial es necesario también analizar los bailes campesinos, sus características fundamentales en las diferentes regiones y épocas, las charangas, parrandas y otras fiestas, los Bandos, sus aportes.

Por otra parte, es necesario analizar, en estrecha relación con esas influencias, la creación de los principales géneros de la danza popular en Cuba: las congas y comparsas, con sus variantes locales, su imagen internacional y su presencia en los espectáculos. El complejo de la rumba, sus variantes, su representación internacional y en los espectáculos musicales, su proyección actual.

Sin embargo, desde el punto de vista histórico, este fenómeno que es la rumba cubana, coexiste e interactúa con el desarrollo y evolución de la contradanza, que transita durante siglos hasta llegar al casino de hoy como ha demostrado la maestra Graciela Chao[2] . Estas confluencias también ocurren con el son y sus múltiples variantes.

Un área que no puede descuidarse y transita por diferentes etapas de la historia cubana, es la interacción de los bailes populares con las danzas para las fiestas de carácter religioso, así como los intercambios entre los bailes populares cubanos y su constante enriquecimiento con las influencias internas y externas.

Otra línea que se debe seguir, incluye una panorámica acerca de las presentaciones danzarias en la escena teatral en Cuba desde sus inicios hasta la actualidad tanto de compañías extranjeras, como de las primeras agrupaciones cubanas de diferentes géneros.

Un espacio especial debe concederse a la historia que conduce a la creación del Ballet Nacional de Cuba, sus figuras fundacionales, trascendencia internacional y el reconocimiento y desarrollo de la Escuela Cubana de Ballet. Sin embargo, no puede descuidarse la presencia de otras agrupaciones de esta especialidad en el país, algunas muy poco conocidas, promovidas y apenas recogidas en algún artículo esporádico de la prensa.

La importancia de Ramiro Guerra en el impulso de la danza moderna y contemporánea en Cuba, la concreción primero de una compañía y luego de la formación de bailarines en los centros especializados del Sistema de la Enseñanza Artística, ha garantizado no solo la estabilidad y continuidad de Danza Contemporánea de Cuba, sino que ha favorecido el desarrollo de un grupo de jóvenes destacados también en la creación coreográfica que han multiplicado las agrupaciones de esta modalidad danzaria a lo largo y ancho del país.

La diversificación de la danza folclórica o popular tradicional y sus manifestaciones en Cuba, la creación del Conjunto Folclórico Nacional, los estudios del folclor danzario, su influencia cultural, la investigación al servicio de la danza y su repercusión en el rescate de lo nacional, ya con propósitos más ambiciosos que inciden en las creaciones de ballet, danza contemporánea, el espectáculo en general y la coexistencia de lenguajes diversos en la danza escénica cubana actual.

La diversidad de propuestas que aparecen a lo largo y ancho del país muestra un amplio abanico de posibilidades expresivas, con variedad de métodos y lenguajes, en los que el experimento es un denominador común.

Capítulo aparte merecen otros elementos imprescindibles: las figuras de la danza cubana en todas sus manifestaciones y épocas, el aporte del sistema de enseñanza artística y la presencia de los estudiantes y bailarines cubanos en la escena internacional.

Al acercarse a este universo, es posible definir algunas pautas que lo cohesionan ante cualquier espectador: la búsqueda de sistemas de entrenamiento acordes a las necesidades de los coreógrafos, el alto nivel de preparación física y técnica de los bailarines, la contaminación o interacción con otras manifestaciones del arte y la presencia tangible de la vida en la sociedad cubana de hoy, junto con la solidez que confiere un sistema de enseñanza artística de alto nivel.

Los eventos de la danza en Cuba y su relevancia, la dinámica de la danza, los nuevos lenguajes coreográficos y la disolución de las fronteras genéricas ofrecen todo un cúmulo de experiencias que han dado lugar a un atrayente campo de acción en el que se mueven compañías y agrupaciones con interesantes propuestas en el universo cultural cubano de inicios del siglo XXI.

Notas:

1- Guerra, Ramiro. Apreciación de la danza. Editorial Letras Cubanas, 2003. p.12.

2- Chao Carbonero, Graciela. De la contradanza cubana al casino. Editorial Adagio, 2006.

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