Indira Pérez Borges - Cubainformación.- “Los cubanos no estamos preparados para asumir una ley de impuestos.” “Los salarios no están en correspondencia con el por ciento de descuentos que impondrá cada sector.” “Las personas que laboran en el sector estatal no podrán subsistir a la sombra de esta nueva ley.”

Estas son algunas de las ideas que hoy maneja gran parte de la opinión pública en torno a la aplicación de la nueva Ley 113 del Sistema Tributario, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular en el pasado mes de julio. Las reacciones ante la presunta implementación de la regulación han sido heterogéneas.

Indudablemente el tema se ha vuelto “fuego de cañón” dentro los principales medios de comunicación posicionados en la amplia plataforma de Internet. Infiero que los buzones de opinión de las principales publicaciones impresas que se han hecho eco de la aplicación de esta medida en enero próximo, estén abarrotados de interrogantes que esperan ser respondidas. Y es que ¿acaso lo desconocido no ha sido siempre motivo de especulación e incertidumbre?

Como ya es costumbre, no faltan las tergiversaciones malintencionadas y las versiones oscurecidas por la ignorancia y el oportunismo de sectores contrarrevolucionarios, que no desaprovechan un solo segundo para sembrar el caos y la duda.

Amén de todo eso, resultaría un tanto iluso pensar que el tema no amerita la confrontación y la disyuntiva desde todas las perspectivas (social, económica hasta política). El debate esta permitido. La gente necesita entender cada detalle de una disposición que impactará directamente en su realidad socioeconómica por ello múltiples son las inquietudes que genera la próxima puesta en práctica de la misma.

“Los salarios no alcanzan para comprar productos de primera necesidad, entonces ¿cómo vamos a pagar un impuesto por la vivienda, electricidad, acueducto…?”

“¿A partir de ahora se podrá reclamar a los organismos estatales que ofrezcan un mal servicio?”

“Es correcto contar con una ley tributaria y que la gente aporte para poder sufragar los gastos sociales, pero esta carga de impuestos sobre los ingresos personales ¿no será demasiado alto para las circunstancias actuales del país?”

Creo que cualquier debate al respecto debe partir de que no estamos hablando de una medida incoherente o arbitraria, todo lo contrario, esta forma parte de la política de actualización del modelo de económico y social por la que transitamos. Responde a una necesidad de la sociedad cubana que es precisamente, desarrollar una cultura tributaria que en la actualidad se torna imprescindible para todas las personas, tanto naturales como jurídicas.

Contar con una Ley que estimule a la población a contribuir en el incremento sostenido de la eficiencia económica de la nación y a los ingresos al Presupuesto del Estado, para respaldar gastos públicos y propiciar un equilibrio financiero, se hacía inminente. Y es que solo aplicando la equidad y la ponderación correcta podrá lograrse el resultado que tanto se desea.

Uno de los elementos claves de la reforma es que su aplicación será de manera gradual y flexible pues podrá sufrir modificaciones paulatinamente según las condiciones económicas lo permitan y para su preparación se estudiaron los resultados de la anterior, así como los sistemas tributarios de más de 20 países, según explicaron funcionarios del Ministerio de Finanzas y Precios y miembros de la Comisión Permanente para la Implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución

La nueva norma basada en el pago de impuestos, tazas y contribuciones al presupuesto del estado, cumple con 18 de los lineamientos e incluye 25 tributos -siete más que la aprobada en 1994-, entre los que destacan los de ingresos personales, utilidades, ventas, propiedad de viviendas, utilización de fuerza de trabajo, transporte terrestre y propiedad o posesión de tierras agrícolas.

No pretendo detallar todas las modificaciones del Sistema -ofrezco acaso una noción general de los postulados esenciales de la Ley Tributaria- , sino convocar a la población a que indague minuciosamente cada una sus disposiciones, solo de esa manera podrán aclarar las dudas que un cuerpo legal tan complejo suscita. No se trata solamente de una disposición legal más, sino de otra de las bases para la transformación y el mejoramiento de la economía, la gestión y las mentalidades de las instituciones, empresas y también de los ciudadanos.

Los medios de comunicación tendrán que seguir priorizando dentro de sus agendas la temática, creando espacios de diálogo, análisis e interacción con el pueblo. Las bases de Ley 113 del Sistema Tributario por su propia naturaleza deberán ser estudiadas y difundidas a fondo para su total comprensión.

El 2013 será un año de transformaciones para los cubanos. La realidad de nuestro del país se revoluciona a cada minuto y experimenta una apertura en cuanto a la confrontación de percepciones y criterios diversos. Aprovechémosla. La polémica, siempre y cuando se genere desde la crítica constructiva y la voluntad de edificar, de perfeccionar, es un vehículo ideal para arribar a soluciones que beneficien a todos, aún más si se trata del futuro socioeconómico de nuestro país.