Photograph: Roberto Salomone / The Guardian.


Original en inglés en The Guardian - Traducción de Razones de Cuba

Tomado de Razones de Cuba

En el quirófano de un hospital de Calabria, Asbel Díaz Fonseca y su equipo se preparan para realizar una operación abdominal a un hombre de unos sesenta años. Deliberan sobre qué técnica médica utilizar -el modelo francés o el estadounidense- antes de decidirse por este último.

Pero su principal tema de conversación antes de la operación es la comida, concretamente qué pizza es mejor: La napolitana o la calabresa. Hay sutiles diferencias entre las dos, dicen, pero con un médico napolitano en la sala, prevalece la diplomacia y llegan a la conclusión de que ambos tipos saben tan bien como la otra.
Puede que esto no suene fuera de lo común en la cháchara italiana, pero Fonseca no es un lugareño. Lleva un año trabajando en el hospital Santa Maria degli Ungheresi de Polistena, una ciudad rodeada de montañas en el sur de Italia. Pero es originario de Cuba.

El cirujano de 38 años de edad es uno de los cientos de trabajadores sanitarios de la isla caribeña traídos para paliar la drástica escasez de médicos en Calabria, una de las regiones más pobres de Europa occidental.

«Los principios fundamentales de nuestra formación son la solidaridad y la humanidad«, afirma Fonseca. «Llevamos nuestros habilidades a países necesitados, sobre todo allí donde el sistema sanitario está sufriendo. Italia tiene buenos médicos y toda la tecnología adecuada, pero le faltan profesionales en muchas especialidades

Dos huelgas nacionales en diciembre pusieron de manifiesto los múltiples problemas que afectan al sistema sanitario italiano. Espoleadas por las propuestas del gobierno de reducir las pensiones, las huelgas de 24 horas reavivaron el debate sobre los agotadores turnos de trabajo y los bajos salarios en medio de un éxodo de personal.

La pandemia de coronavirus fue el catalizador para que muchos se marcharan; más de 11.000 trabajadores sanitarios han abandonado el sistema público desde 2021. Los médicos italianos fueron héroes de primera línea cuando el país se convirtió en el primero de Europa en ser invadido por el Covid-19. Sin embargo, las multas impuestas a algunos por incumplir las normas sobre horas extraordinarias durante la pandemia fueron un reflejo de lo rápido que se olvidaron sus esfuerzos.
Los profesionales de la medicina estresados, se jubilan anticipadamente, se pasan al sector privado o buscan mejores oportunidades en el extranjero.

En el sur de Italia, más pobre, el sistema sanitario público había sufrido el abandono años antes de la pandemia, con graves recortes de gastos que llevaron al cierre de docenas de hospitales. La mafia y la corrupción política también han hecho mella en los servicios.

Polistena tiene una población de casi 10.000 habitantes, pero su hospital, uno de los últimos que sobreviven en la zona, atiende a 200.000 personas en pueblos de las provincias vecinas.
Para remediar el problema, el gobierno regional de Calabria recurrió a Cuba, famosa en todo el mundo por enviar brigadas médicas para ayudar a salvar vidas, la mayoría de las veces en tiempos de calamidad humanitaria.

La pandemia pavimentó el camino para las primeras misiones a países europeos que de otro modo serían prósperos, concretamente a Bérgamo, la provincia del norte de Italia que sufrió uno de los brotes más mortíferos de Covid-19, y Andorra. Portugal también ha solicitado recientemente refuerzos cubanos tras sufrir escasez.

Casi 500 trabajadores sanitarios cubanos de todas las especialidades están repartidos por los hospitales de Calabria. Dieciocho están en Polistena.

Al principio, la ayuda cubana fue recibida con escepticismo por el personal sanitario italiano. «No les gustó», afirma Francesca Liotta, directora del hospital Santa Maria degli Ungheresi.

Pero la situación cambió cuando los médicos cubanos aprendieron el idioma y llegaron a conocer a sus colegas, lo que aportó una nueva ola de energía al equipo del hospital.

«Tienen el mismo entusiasmo que yo recuerdo cuando empecé mi carrera», afirma Liotta, que está a punto de jubilarse. «Siempre digo lo mismo: nos están dando oxígeno».
The Guardian visitó Polistena tras un fin de semana feriado en el que el hospital, un edificio que necesita urgentemente una modernización, estaba ocupado lidiando con operaciones de urgencia tras un aumento de los accidentes de tráfico. Los problemas de Internet también provocaban retrasos en el registro de pacientes.

«Es implacable», afirma Liotta. «Arreglas un problema y luego algo más se rompe».

Esta la primera misión de Fonseca en Europa. Cirujano con 10 años de experiencia, ha sido enviado a todo el mundo, incluidos dos años en Mauritania.
Las brigadas en el extranjero generan enormes ingresos para el gobierno comunista de Cuba, lo que las convierte en un salvavidas económico crucial para el país. Las misiones son también una forma de aumentar el poder blando de La Habana. Sin embargo, Fonseca rechaza las críticas que afirman que se explota a los trabajadores sanitarios para llenar las arcas del régimen.

«Eso es totalmente falso», afirma. «No tenemos ninguna obligación de hacer esto. Estamos aquí porque queremos estar aquí. También aprendemos de las experiencias. Es un intercambio bidireccional».
Hasta la fecha, la iniciativa en Calabria ha demostrado ser tan eficaz que se ha prorrogado al menos hasta 2025.

Eduardo Gongora, de 36 años, trabaja en la unidad de urgencias y acaba de firmar un nuevo contrato de un año. «Lo más satisfactorio es trabajar junto a nuestros colegas calabreses. Tienen una calidez similar a la de los cubanos y han sido muy acogedores», afirma.

Los médicos cubanos también han sido bien acogidos por los residentes de Polistena, que aprovechan el tiempo libre para ir al gimnasio, hacer senderismo por las montañas o liberar estrés en el karaoke.
«A algunos nos gusta cantar un poco», dice Saidy Gallegos Pérez, fisiatra (medicina de rehabilitación) que ha optado por pasar un año más en la ciudad.

Roberto Occhiuto, presidente derechista de la región de Calabria, fue criticado cuando planteó por primera vez la idea de pedir refuerzos cubanos. «Pero el experimento ha sido positivo», declaró. «No lo digo yo, sino los médicos italianos que trabajan con los cubanos y los pacientes calabreses.

«Yo sabía que la medicina cubana era una de las mejores del mundo y hoy los mismos que me criticaban claman por más medicina caribeña».

Pero para Liotta, que sigue preocupada por poder llenar el horario de turnos del hospital con un número adecuado de personal, se necesita una cura a más largo plazo.

«No hay suficiente personal en el sistema público», afirma. «Miro a los jóvenes y están bien preparados, pero agotados. Los cubanos han ayudado a reavivar el espíritu de equipo, pero me preocupa lo que pueda pasar.

 

Médicos cubanos acuden en ayuda de la Italia de Meloni

Marc Vandepitte, Toon Danhieux

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Rebelión

Es la segunda vez en cuatro años que una brigada de médicos cubanos ayuda a Italia a salir de un apuro. Que un país pobre como Cuba envíe médicos a un país rico como Italia es cuando menos curioso. ¿Qué está pasando exactamente?

Escasez crónica

Al principio de la crisis del covid Italia se vio desbordada por el virus. Todo el mundo recuerda las terribles imágenes de hospitales abarrotados con pacientes moribundos. Cuba envió entonces una brigada médica para ayudar a hacer frente a los peores sufrimientos. Una vez controlada la pandemia, las y los médicos y enfermeros cubanos regresaron a casa.

Dos años más tarde otra brigada de personal médico de Cuba se desplazó a Italia, concretamente a Calabria, la zona más meridional de Italia. La brigada sigue activa. Esta vez no se trata de una urgencia, sino de una escasez grave y crónica de médicos italianos en la región. Un ejemplo: casi la mitad de las vacantes de médicos de urgencias quedaron sin cubrir en Italia en 2020.

Esta escasez se debe a la emigración masiva de médicos italianos al extranjero. Entre 2019-2021, 21.000 médicos, en su mayoría jóvenes, y otros 17.000 enfermeros se marcharon a países europeos en su mayoría, pero también a los Estados del Golfo, donde pueden ganar más. Según una encuesta, el 40% del personal médico italiano se plantea marcharse. Los médicos también se están desviando a clínicas privadas italianas que les pagan más.

Además de los salarios más bajos, las deficientes infraestructuras, las largas jornadas laborales y la burocracia no solo disuaden a las y los enfermeros italianos, sino que también impiden la entrada de extranjeros en busca de oportunidades en el sector. Médicos de otros países no quieren trabajar en Italia porque ganan mucho más en países como Francia, Alemania o Bélgica.

Lorenzo Grillo della Berta, responsable de sanidad en Morbegno, al norte de Milán, habla de un hospital con solo 15 camas que cerró por falta de personal. «Es un lugar remoto y no es atractivo. Una vez que cruzas la frontera con Suiza, ganas mucho más», concretamente 3.000 euros al mes frente a 1.500 euros.

Cuba presente

La situación se hizo insostenible en Calabria. Roberto Occhiuto, presidente de este estado meridional, hizo todo lo posible por traer médicos del extranjero, pero fue en vano. «Lo intenté con médicos albaneses. Me dijeron que en Italia pueden ganar entre cinco y seis veces más que en su país, pero que en Alemania pueden ganar mucho más».

La Habana sí respondió positivamente a su petición y se firmó un contrato para 497 médicos, 171 de los cuales ya trabajan actualmente en la región con la idea de quedarse tres años.

En 2025 cuando los cubanos regresen a su país, una cuarta parte de los 102.000 médicos italianos habrá alcanzado la edad de jubilación, según los sindicatos italianos. Así que para entonces el problema seguirá sin resolverse.

Medicina para el pueblo

Resulta cuando menos curioso que un país del Sur con un nivel de prosperidad al menos diez veces inferior al de Italia y que además vive bajo el bloqueo más estricto y prolongado de la historia mundial, demuestre ser capaz de intervenir eficazmente en las crisis sanitarias de Italia, primero durante la pandemia del covid en el norte del país y ahora desde hace más de un año en el Sur.

Tal vez eso diga mucho sobre el modelo socialista de sociedad y sus prioridades. La sanidad es una prioridad absoluta en Cuba. El país invierte el 11,4% de su PIB en el sector, más del doble que la mayoría de los países de América Latina.

Cuba tiene 9 médicos por cada mil habitantes, frente a solo 2,3 en Estados Unidos. Según Unicef, Cuba es el país más seguro de América Latina para que vivan niños y adolescentes. A pesar de la actual escasez de medicamentos y otros problemas económicos, en 2023 la mortalidad infantil fue del 4 por mil. Es la cifra más baja del continente y comparable a la de los países ricos industrializados.

El Banco Mundial lo describe así: «Cuba ha recibido reconocimiento internacional por sus logros en educación y sanidad, con unos resultados en la prestación de servicios sociales que superan a la mayoría de los países del Sur y en algunas áreas igualan los criterios del primer mundo.»

La asistencia sanitaria en Cuba está totalmente en manos del gobierno. La formación de médicos es gratuita para todos y quienes la inician no lo hacen, desde luego, para ganar mucho dinero. A consecuencia de ello Cuba forma a muchos más médicos de los que necesita para su propia población y algunos de ellos están encantados de ser enviados al extranjero.

“Vale, pero millones de veces más la vida un solo ser humano que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra». Es una cita de Che Guevara situada a la entrada del Hospital Universitario de La Habana, que sin duda inspira a las y los cubanos que van de misión y salvan vidas en todo el mundo.

¿O medicina por el dinero?

En Cuba los especialistas, médicos generales y demás personal sanitario son asalariados. En otras palabras, son empleados. En Europa, suelen ser «autónomos» y sobre todo los especialistas, apuestan por los mayores ingresos posibles, en un sistema de medicina por prestaciones y salarios honorarios.

Para mantener esos salarios altos, a menudo se crea o se mantiene una escasez artificial. Un exceso de médicos reduciría los ingresos de los médicos y especialistas. Por eso los “sindicatos” de médicos de los países europeos intentan limitar el acceso a los estudios de medicina.

Y luego están los recortes en el sector. En Italia se hacen sentir con mucha fuerza. Durante la pandemia el gobierno prometió invertir más en sanidad pública, pero solo fueron promesas. El gobierno de extrema derecha de Meloni está recortando el gasto sanitario. En 2023 el gasto era del 6,6% del PIB, en 2025 será solo del 6,2%, en un momento en que la población envejece y, por tanto, aumentan las necesidades.

Mientras que los especialistas ganan bastante menos que en los países vecinos, los salarios de los demás médicos y trabajadores sanitarios de los hospitales públicos son escandalosamente bajos. No es de extrañar, pues, que haya una aguda escasez de personal médico y que los trabajadores sanitarios se declararan en huelga a principios de diciembre. Se calcula que el 85% del personal sanitario ha dejado de trabajar.

Es revelador que un país en el que gobierna la extrema derecha tenga que recurrir a médicos “comunistas” para salir del paso.

Artículo original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/01/26/cubaanse-dokters-komen-extreemrechts-italie-te-hulp/

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