Paquito el de Cuba.- Hace pocos días, mis colegas de Radio Nederland me pidieron que les ofreciera algunas impresiones sobre la última investigación estadística acerca de la epidemia de VIH/sida en Cuba.


Fue un ejercicio interesante, porque me permitió correlacionar el problema con varios de los razonamientos fundamentales que defendemos desde el activismo contra la homofobia, por los derechos sexuales y la equidad de género.

El punto de partida fue una valiosa y sintética infografía de la agencia IPS sobre la base de dos exhaustivos estudios de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, la Encuesta sobre Indicadores de Prevención de Infección por el VIH/SIDA 2011 y la Encuesta a Personas con VIH/SIDA 2011, ambas publicadas en diciembre último.

A partir de esa riquísima información, que daría para escribir mucho más e incluso para hacer no pocos cuestionamientos a las propias interpretaciones y conclusiones de ambos estudios, sirvan estos breves comentarios personales solo como otra visión del fenómeno del VIH/sida en la Isla desde una postura nada imparcial.

Aquí les dejo, entonces, el enlace con el programa radial El Toque donde abordamos el tema, y les reproduzco también el texto que me publicó el sitio Hablemos de amor, de la emisora holandesa.

Radiografía del VIH/SIDA en Cuba

Por Francisco Rodríguez Cruz

Durante estos últimos tiempos tuve la demoledora experiencia de ayudar a más de una persona a conocer sobre su estado serológico en relación con la infección por el virus de inmunodeficiencia humana.

Acompañé a una pareja de jóvenes heterosexuales durante toda la incertidumbre que genera ese proceso de confirmación, luego de que ambos recibieran la noticia de que una antigua relación de la muchacha padecía de SIDA. Por fortuna, el resultado fue negativo.

El otro caso, un homosexual masculino cercano a los 30 años, no tuvo igual suerte, y estuve presente en el momento en que le comunicaron  que era seropositivo. A partir de ahí también traté de brindarle apoyo ante las primeras reacciones, preguntas y miedos.

Utilizo estos ejemplos para transmitir la idea de que la epidemia de VIH/SIDA continúa en el centro de atención de la sociedad cubana, fundamentalmente entre su población con una vida sexual activa.

Nuevas estadísticas

Sendas encuestas de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI) sobre indicadores de prevención de la infección por el VIH/SIDA a personas que portan el virus o padecen la enfermedad,  ofrecieron recientemente nuevos y copiosos elementos sobre el comportamiento del fenómeno en la Isla, que reporta desde 1986 más de 17 mil personas diagnosticadas como seropositivas, de las cuales el 80% se mantiene con vida.

Podríamos hacer varias interpretaciones de los datos de este levantamiento que la ONEI realiza cada dos años. Yo aventuro las mías sobre esta última investigación hecha en el verano del 2011, en la cual, por cierto, participé como encuestado en mi condición de persona conVIH/SIDA.

El primer resultado ilustrativo es que del total de la población cubana, se estima que el 6,1% son hombres que tienen sexo con hombres (HSH). Esta es una referencia importante, aunque considero que puede encubrir muchas subdeclaraciones como resultado de la homofobia todavía predominante en la sociedad cubana.

Datos aproximados

No obstante, resulta muy relevante poder tener una idea aproximada del porcentaje de hombres homosexuales y bisexuales, aunque haya una parte considerable que no se identifique como tal. Si a ello le pudiéramos añadir a las mujeres homosexuales y bisexuales, más las personas transexuales, tendríamos un estimado significativo, nada despreciable, de personas LGBT en la Isla.

No obstante, la tasa de personas con VIH/SIDA en el país es del 0,1%. Esta baja prevalencia indica los resultados positivos de Cuba en la prevención y control de la infección, desde que aparecieron los primeros casos hace más de 25 años.

La otra gran evidencia es que cuatro de cada cinco infectados son hombres, y 8 de cada 10 son HSH. Esta alta proporción dentro de este segmento poblacional muestra la prioridad que tendría que existir en la concepción de campañas educativas hacia ese sector, y la urgencia de visibilizarles y enfrentar cualquier estigma o discriminación por homofobia, tal y como ya plantea la política oficial del Estado cubano.

Problema de adultos

Que las edades más comprometidas por la infección estén entre 25 y 44 años, con el 64,2% de los portadores del VIH/SIDA, y la edad promedio sea de 36 años, nos alerta de que no es un problema de la adolescencia y la primera juventud solamente, como alguien pudiera pensar.

Por el contrario, pareciera que hay comportamientos de riesgo más reiterados entre personas jóvenes ya adultas. Y esto es entendible cuando el estudio profundiza en algunas de las prácticas, las cuales muestran que las generaciones más jóvenes son más proclives, por ejemplo, al uso del condón para la iniciación sexual, en relación con las precedentes que no recibimos esa misma educación.

Más hombres que mujeres

En cuanto al comportamiento del VIH/SIDA por género y por edad, salta enseguida a la vista el hecho de que la proporción de casos aumenta progresivamente entre los hombres en las edades mayores —15 a 24 años (74%), 25 a 34 (79%) y 35 a 49 (82%) —; mientras que en las mujeres disminuye: 15 a 24 años (25%), 25 a 34 (20%) y 35 a 49 (17%).

Una lectura posible, además de la elevada sobrevivencia que alcanzan las personas con VIH/SIDA en Cuba, podría ser también que hay comportamientos de mayor riesgo entre los hombres en la medida que tienen una edad mayor, mientras que las mujeres son más vulnerables en edades tempranas, cuando tienen menos capacidad de negociación del condón o del tipo de relación que sostienen.

Esta última apreciación en relación con las mujeres nos la refuerzan las causas que las mujeres con VIH/SIDA identificaron para su infección, pues para ellas la segunda razón fue “Haber confiado en su pareja” (48%). Este aparente exceso de confianza en la pareja como presunta prueba de amor, puede indicar también una posición de desequilibrio de poder por desigualdad de género a la hora de negociar las relaciones sexuales, propio de una cultura todavía con rasgos patriarcales e inequidades que hacen más vulnerable a la mujer.

Mayor incidencia en la ciudad

La distribución territorial de la infección, por otra parte, es mucho más categórica: Más del 50% de las personas con VIH/SIDA viven en La Habana, y los otros mayores porcentajes  residen en provincias con algunas de las ciudades más importantes como Santiago de Cuba, Villa Clara, Granma, Camagüey y Holguín.

Esto apunta no solo hacia la mayor densidad de población, sino también hacia las diferencias de desarrollo entre los territorios, y vincula también con el grado de movilidad que tienen los HSH hacia las zonas urbanas o lejos de su lugar de origen, en lo cual influyen las migraciones internas para evitar la discriminación o encubrir una orientación sexual homosexual o bisexual.

Por último, no quería dejar de particularizar en algunos de los argumentos referidos por las personas con VIH/SIDA como causa de su contagio. Entre ellas sobresale que a pesar de todas las campañas educativas desplegadas, no usar el condón fue el principal motivo identificado, con 77 y 66% entre los hombres y las mujeres respectivamente.

Influencia de patrones machistas

En los hombres resultó más frecuente haber tenido múltiples parejas (la segunda causa) que en las mujeres (la cuarta causa). Ello refleja que los varones homosexuales o HSH también reproducen el comportamiento propio del patrón cultural machista, que estimula la promiscuidad y “premia” socialmente al hombre más conquistador que tiene mayor cantidad de relaciones sexuales.

Otro punto rojo es que haber tenido insuficiente conocimiento acerca de la transmisión del virus todavía afecta al 14% de los hombres y el 12% de las mujeres (cuarta causa y quinta causa en cada caso). Urge entonces insistir todavía más en las prácticas sexuales seguras, tanto en los medios de comunicación como en la educación sexual en todos los niveles de enseñanza.

Pero tal vez lo más revelador es que solo el 6,4% de los infectados, hombres y mujeres, refieren que no sabían cómo protegerse del VIH/SIDA. Este porcentaje mínimo revela la persistencia de comportamientos sexuales de riesgo con conocimiento de causa. O sea, las personas SÍ saben cómo protegerse, pero aún así, incurren en conductas inseguras, o lo dejan al “destino” (la causa de la infección para el 15% de las mujeres y el 11% de los hombres) o hasta culpan a Dios (9% de ellas; y 5%, ellos).

Desafío para el estado

Todo ello conforma un panorama bastante complicado para mantener y mejorar los resultados en la prevención del VIH/SIDA en Cuba, propósito que transita por una multiplicidad de factores sociales, culturales y hasta psicológicos, que constituyen una prueba de fuego para el Estado y sus instituciones educativas y de salud, así como para las organizaciones y grupos de la sociedad civil que trabajan los temas de género y la sexualidad, y en especial para el activismo por los derechos sexuales.

Por mi parte, ojalá no tuviera que acompañar a nadie más —aunque nunca dejaría de hacerlo cada vez que alguien pida mi ayuda y apoyo para ello— en ese difícil momento de enfrentar un diagnóstico positivo de VIH/sida.

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