María del Carmen Mestas - Revista Mujeres.- En el pasado siglo nacieron las orquestas femeninas en la música popular cubana. Con diferentes formatos y estilos su presencia fue muy aclamada en teatros, cines, bailables y en la radio nacional.


Surgió en 1928, en La Habana, la primera agrupación de ese tipo de la que hay noticias; se trata de la Charanga de Doña Irene, dirigida por Irene Laferté, conocida como La Virtuosa del Timbal, e integrada por sus hijas Josefina y Mercedes Herrera, violines, y Dora Herrera, trompeta. Su debut se realizó en un teatro del municipio Quivicán.

Irene era excelente ejecutante de varios instrumentos y, entre ellos, del acordeón, laúd, filarmónica y el timbal. Nacida en 1877, de ella se cuenta que su conocimiento y dominio de la percusión era absoluto. Amando la música, falleció a los 93 años.

Sobre Irene hay muy interesantes historias como la que refiere que durante la última Guerra de Independencia interpretaba danzones, mazurcas y nuestro Himno Nacional para arengar a nuestros soldados.

En 1930 con algunas integrantes de esa charanga surgió Edén Habanero, cuya directora fue Mercedes Herrera. Tenía como cantante a Rosario Martínez.

En abril de ese año, subió a los escenarios la orquesta Ensueño, la primera de tipo jazz band en nuestro país, dirigida por Guillermina Foyo y que despertó admiración en los Aires Libres del Prado, concurrido paseo que se extendía desde la calle Dragones hasta la de San José.

Las muchachas de Ensueño hacían gala de su amplio repertorio; cultivaban el jazz, otras piezas del cancionero internacional y, por supuesto, canciones cubanas tradicionales. Durante su carrera hicieron giras por diversos países: República Dominicana, Venezuela, México, Panamá y Estados Unidos, donde compartieron el escenario con agrupaciones de primera línea como las de Glenn Miller y Benny Goodman, entre otras.

Saxofonista y violinista Esther Lines dirigió en 1932 la orquesta Orbe, con presentaciones en los Aires Libres del Hotel Saratoga. El conjunto viajó a México, esta vez, con el nombre de Hermanas Álvarez y actuaron en el filme cubano Romance del Palmar, protagonizado por Rita Montaner. Posteriormente, se llamó Cuban Melody.

En esa misma fecha se fundó la popularísima Anacaona, que aún se mantiene vigente. Su creación está relacionada con la huelga contra Machado, pues como sus jóvenes integrantes no tenían clases y sabían música se reunían para tocar los temas de moda. Profesionalmente, lo hicieron en el teatro Payret.

Según contara Conchita, directora de Anacaona, todas las hermanas Castro amaban la música y aprendieron distintos instrumentos.

Aunque este septeto hizo furor con sus presentaciones solo ganaban un peso para actuar de 8 y media de la noche a una de la madrugada. Luego se convirtieron en jazz band, pues tuvieron que competir con otras orquestas femeninas como la de la pintora Loló Soldevilla, que tocaba en El Dorado y como tenían trompetas apagaban el sonido de Anacaona. Para resolver esta situación, las Castro contrataron por un tiempo al famoso trompetista Félix Chappottín.

Hoy, la emblemática agrupación, dirigida por Georgia Aguirre, continúa conquistando éxitos en Cuba y en la arena internacional.

Mucha aceptación tuvo Trovadoras del Cayo, creada en 1934 por la notable compositora y pianista Isolina Carrillo, quien no solo fue su directora sino que tocaba la trompeta. Fueron atracción en cines y teatros, y viajaron por provincias.

En los años 36 presentó cartas credenciales la orquesta de las Hermanas Mesquidas, formada por Mercedes, y Caridad. Tuvieron una activa vida artística y, posteriormente crearon una Academia de Música.

Igualmente, ganó mucha simpatía entre el público de los Aires Libres, la orquesta Renovación.

Y siguió la fiebre…

También en el interior del país aparecieron las agrupaciones femeninas. En Camajuaní existió el Sexteto Casiguaya con su cantante Blasona Deschapelli, a quien llamaban La alondra de Camajuaní, y que estuvo bajo la dirección de su fundadora Sara Aguilar.

Amenizaban toda fiesta bailable “a precios módicos” y su programa anunciaba: “Si quieres gozar de las delicias del son, baila con el Casiguaya, el sexteto arrollador, ¡oíganlo, oíganlo, qué bueno está!..

En Camajuaní hubo otros sextetos de son como Caracusey, cuya batuta la llevaba Conchita Hernández.

Otros conjuntos femeninos: En Madruga, las Hermanas Estupiñán; en Pinar del Río, la Camerata Pinareña y en Camagüey, la Camerata Santa Cecilia…

Continuó la fiebre

A partir del 80, con la revitalización de Anacaona volvieron con más fuerzas los conjuntos de este tipo y, entre ellos, la creativa Canela, dirigida por Zoe Fuentes, que ha arraigado entre los bailadores y amantes del jazz latino.

Otra agrupación que ha conquistado al público es Caribe Girls con una propuesta llena de sabor cubano.

No podemos dejar de mencionar a Obiní Batá cultivadora de nuestro rico folclor y cuyas integrantes, lideradas por Eva Despaigne, tocan con maestría los tambores batá y otros instrumentos de percusión menor.

Con mayor o menor permanencia en el ámbito musical de la Isla se dieron a conocer Danzonellas, Damas del Caribe, Flores Sonoras, Las chicas del sol, Son Damas, Ricachá, Son las que son, Las chicas de seda, Azúcar Band, Perlas del Son, Caramelo son, Yamila y su Charanga. En otras provincias: Almendra, de Pinar del Río, Voces, de Matanzas; Las Cubanísimas, Camagüey; Indianas, Santiago de Cuba; Vida, Villa Clara, entre otras.

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