Su voz dulce, firme y oportuna, al decir de Fidel, siempre se escuchó con gran respeto en las reuniones del Partido, el Estado y las organizaciones de masas. Lo mismo presidía con certera dirección y sabias reflexiones eventos internacionales, congresos, plenarias, que cualquier reunión del Comité Nacional de la organización femenina y que aún la cuenta como su Presidenta.
Fidel lo dijo en sus Reflexiones, al conocer de su muerte: “He sido testigo de las luchas de Vilma. NO la olvido en las reuniones del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra. Fue enviada finalmente por la dirección de éste para una importante reunión en el Segundo Frente Oriental. Vilma NO se inmutaba ante peligro alguno”.
Alicia, Mónica y Débora, sus nombres en la clandestinidad, dejaron paso a Mariela, la valiente y eficaz camarada, encargada en 1958, de la atención y organización del movimiento clandestino en los municipios orientales del Segundo Frente. Fusil al hombro, desanduvo la Sierra. Leal y fiel seguidora de las ideas de Fidel, comprometida con la verdad y la justicia, apegada a la solidez de los valores éticos que orientaron su formación.
Nacida en cuna santiaguera, Vilma Lucila Espín Guillois, dejó tras si la huella indeleble de su paso, multiplicado con pasión y sentido de compromiso.
Trabajó con visión de futuro en temas prioritarios, en particular, los referidos a su gestión en la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, cuya presidencia ostentó por años, y clamó en las más diversas tribunas internacionales por la igualdad de la mujer y los derechos de la niñez. NO hay conquista femenina que NO lleve su impronta.
En este aniversario 85 de su nacimiento, la recordamos luchadora, sensible y humana. Atenta a los deberes revolucionarios y a su inmenso trabajo, pero sin relegar sus responsabilidades de esposa y compañera leal de Raúl y madre de varios hijos y nietos.
Cuando asumió la Presidencia de la FMC, la mujer apenas figuraba en parte alguna. Pero, convencida de lo que la mujer era capaz de hacer, se convirtió en artífice de las potencialidades para su desarrollo.
Dirigió e impulsó la creación de los círculos infantiles, las campañas de vacunación, de la superación educacional, ideológica y cultural de las mujeres; de su incorporación al trabajo y promoción a puestos claves de dirección; caracterizándose, además, por su continúo batallar a favor de la igualdad de género y por su sensibilidad y sentido de la justicia. El sueño realizado de Vilma: las mujeres son una fuerza imprescindible.
Este es el legado de una mujer cuya entereza, ternura y tesón afianzaron los caminos de la identidad nacional desde su fecunda e inolvidable existencia.
