Paquito el de Cuba.- Desde hace dos o tres semanas tenía pendiente proponerles la lectura de un interesante debate que publicó la corresponsalía en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe. Reúne las opiniones que cuatro activistas por los derechos sexuales —entre otras múltiples “militancias” similares o diferentes entre nosotros— ofrecimos como respuesta a un provocador cuestionario periodístico de cinco interrogantes.


En particular les recomiendo repasar los puntos de vista de Alberto Roque, Sandra Abd’Allah-Alvarez Ramírez e Isbel Díaz Torres, que para mí resultaron muy enriquecedores.

Las breves consideraciones mías, para ahorrarles el trabajo, las reproduzco a continuación junto con cada interrogante y también su respectivo enlace para que puedan leer también lo que dijeron mis colegas.

¿Crees que el activismo LGBTIQ está cambiando la manera de hacer política en Cuba hoy? ¿Por qué?

Me parece demasiada pretencioso afirmar tanto. Preferiría decir que aporta una nueva arista para hacer política, tan válida como otras muchas inquietudes sociales. La política en Cuba, durante décadas, fue muy reafirmativa, de apoyo y respaldo a grandes causas nacionales casi incuestionables, y casi siempre en sentido positivo cuando hacían referencia a problemas internos. Por ejemplo, decir que estamos en contra de algo, aunque ese algo sea la homofobia, ya de por sí suena muy distinto en el espacio público cubano. Rescatar en un sentido crítico y revolucionario la noción de los derechos humanos, término que nos quisieron secuestrar desde la derecha por intereses políticos, es otro mérito indiscutible de nuestro activismo. Y hasta la propia idea de ser activista era bastante inusual, quizás en nuestro contexto ciudadano, antes de la visibilidad de los reclamos para las personas homosexuales y trans.

¿Qué temas incluirías en una agenda política LGBTIQ cubana?

No me creo con el derecho a incluir o excluir nada a nombre de terceros. Como activista, mi agenda política sería toda causa progresista global y nacional que mejore la sociedad cubana y sea en beneficio de todas las personas. Esto incluye los derechos de cualquier grupo que esté en desventaja social, y en particular de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex, porque es el área de experiencia que tengo más cercana a mis vivencias personales, sin renunciar a denunciar cualquier otra injusticia, en cualquier zona de la vida humana, me involucre o no directamente.

Son infinitas las insatisfacciones y expectativas que podemos tener en ese mejoramiento y conquista de derechos, que pasan tal vez por dos ejes fundamentales: la abogacía y la educación cívica. Me parece reduccionista hacer listas de conquistas puntuales a alcanzar, porque podría ser desmovilizador en algún momento, ya sea porque las consigamos, o porque no logremos su concreción con la velocidad que quisiéramos. Dicho de otro modo, para mí como hombre gay cubano es tan importante el fin del bloqueo contra Cuba, como el reconocimiento y amparo legal de todas las familias; el éxito de la actualización del modelo económico, como la educación en el respeto a todas las orientaciones sexuales y identidades de género; el perfeccionamiento de la democracia socialista, como las leyes y políticas antidiscriminatorias e inclusivas para todas las personas, por cualquier motivo.

¿Cómo vez la participación de las y los activista por los derechos de la diversidad sexual en otras causas? Por ejemplo: la lucha contra la violencia de género, el feminismo, la lucha contra el racismo, la participación en proyecto políticos y sociales antisistémicos y anticapitalistas, etc.

Es un deber elemental, tan natural como respirar, alimentarnos o tener relaciones sexuales, con la diferencia quizás de que asumirlo exige que nos preparemos y estudiemos para abogar también por esas otras causas. Lo podremos hacer con mayor impacto y efectividad en la medida que tengamos más y mejor información, sensibilidad y generosidad hacia las otras personas, y valor y sentido autocrítico para enfrentar nuestros propios prejuicios.

¿Crees que es importante la participación política desde una identidad sexual? ¿Por qué?

Sí, siempre que sea útil para cuestionar el poder heteronormativo, patriarcal, machista, homofóbico y transfóbico; y eso creo que ocurre casi en cualquier circunstancia de participación política, hasta si queremos defender la protección del medio ambiente o cualquier otro motivo que nos pueda parecer distante del campo de la sexualidad. Porque, en el fondo, todo tiene que ver con todo.

¿Cuánto puede beneficiar el activismo LGBTIQ al espacio público cubano y al proyecto país?

Mucho, porque es la respuesta ciudadana a uno de los tantos focos rojos que nos llaman a mejorarnos como seres humanos, capaz de generar acciones individuales y colectivas que refuerzan la solidaridad y el civismo, valores que muy posiblemente sean las claves para una sociedad justa y equitativa, con individuos más plenos y libres.

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