Cenesex.- Cuando un niño juega con muñecas y sus padres le regañan haciéndole pensar que este tipo de divertimento “no le toca”, de acuerdo con su condición de varón, se le está inculcando valores que pueden afectar su desenvolvimiento como padre en el futuro.


Actitudes como estas inciden en la acentuación del llamado Mito de la Maternidad. Al respecto el Dr.C. Ramón Rivero Pino argumenta:

¿En qué consiste el Mito de la Maternidad?

Se trata de una creencia socialmente compartida desde hace siglos que atribuye a la mujer, y solo a esta, las capacidades necesarias para ocuparse de la crianza y educación de los hijos y las hijas.

El mito consiste, esencialmente, en sobrevalorar el potencial de las mujeres en el ejercicio de su maternidad, o sea, en decirles a todos que cómo las madres nadie puede satisfacer las necesidades vitales de los hijos e hijas.

Esta idea se ha hecho legítima, se ha institucionalizado en nuestras sociedades, por eso es importante que reflexionemos y que modifiquemos este concepto.

Y es que los hombres también tenemos esa capacidad, podemos amar, orientar, proteger y acompañar a otras personas durante sus vidas.

Al igual que las mujeres, los hombres podemos ocuparnos, y hacerlo bien, de la crianza y la educación de nuestros hijos e hijas. Por esto es que nos hallamos ante un mito que priva a los hombres de determinados derechos, y a la vez, restringe las oportunidades de las mujeres en espacios de la vida pública.

Esta creencia, extendidísima entre las mujeres, lejos de ayudarlas les pone frenos y no las deja ampliar sus horizontes. Las circunscribe al entorno doméstico y solo eso.

Contrario a lo que muchos consideran, el Mito de la Maternidad, tiene implicaciones negativas no solo para los hombres sino también para las propias mujeres.

Ahora, es importante que aclaremos que si el mito existe es porque una serie de condicionamientos sociales y culturales han contribuido, haciendo que muchos lleguen a confiar en la validez del mismo.

Allí es donde aparecen ese tipo de expresiones que uno escucha a diario: “en la vida real son las mujeres las que mejor lo hacen”, “son ellas las que más se ocupan” y “son ellas las que saben cómo hacerlo”, entre otras afirmaciones.

Quienes aseguran lo anterior tienen razón. La tienen porque todos los individuos somos el resultado de nuestros vínculos y en nuestra cultura se les ha otorgado a las madres el rol protagónico al interior del espacio doméstico y familiar. Mientras que a los padres se les ha atribuido el papel de líderes en el espacio público, o sea, fuera del hogar.

Si, esta es una realidad, pero todos estamos capacitados para todo. Solo se nos tiene que permitir desarrollar esas habilidades. El hecho de que una mujer haya sido mejor entrenada en estas funciones no significa que un hombre, si se le enseña, no pueda hacerlo.

¿Cómo se puede transformar este mito?

Hay que aclarar que el que las mujeres sean buenas madres y puedan ocuparse de sus hijos no es malo. Lo que está mal es no dejar que los hombres lo hagan.

Partiendo de este punto creo que es necesario transformar el mito y esto podremos hacerlo siguiendo tres direcciones principales.

La primera tiene que ver con informar a las personas, orientarlas, posibilitar que estas desarrollen su visión crítica, su conciencia sobre aspectos de la vida, aspectos que si no se tienen claros pueden hacernos perder el rumbo.

La segunda iría encaminada hacia incentivar la participación de hombres y mujeres en ese proceso de transformación de estos roles tradicionalmente impuestos por una sociedad machista y heteronormativa. Porque no basta con ser conscientes, también tenemos que implicarnos afectivamente en esta labor transformadora. Hay que incidir participando, haciendo, aprendiendo y desaprendiendo si es preciso.

Y la tercera, los proyectos de vida diferentes. Porque todo esto es muy difícil conseguirlo si las personas no se gestionan nuevos estilos de vida, con objetivos y acciones concretas que den respuesta a dichos propósitos.

La fusión de estos tres elementos (conciencia crítica, participación y proyectos de vida) harán efectiva esta transformación, y con esta, la conformación de nuevos modelos masculinos y femeninos, más abiertos, democráticos y flexibles.

Solo así lograremos convertirnos en mamas y papas más responsables.

¿Qué rol desempeñan los hombres, en este caso los padres, en dicha transformación?

El rol de cada persona en la sociedad es vital. Los hombres tenemos que ser conscientes, participativos y es importante que esto lo hagamos apoyados en proyectos de vida que nazcan de nuestras necesidades reales.

Pero para conseguir todo esto necesitamos de las mujeres. Porque aunque a los varones les toca hacerlo, tanto personalmente como a nivel de grupo, resulta esencial ese enfoque relacional que posibilite que todos podamos contribuir en este sentido.

Es imprescindible que todos estemos involucrados por igual en estos procesos, que caminemos hacia el mismo destino y que identifiquemos, desde ambas partes, aquellos elementos que nos están dañando.

Ese modelo hegemónico que aleja a los hombres de un pleno ejercicio de su paternidad no lo produce solo el hombre. Lo origina también la mujer.

¿Qué se hará durante la III Jornada Maternidad y Paternidad: Iguales en Derechos y Responsabilidades?

El programa de la Jornada está dirigido, casi en su totalidad, a este asunto en particular.

Se realizarán actividades académicas (cursos de postgrado, talleres, capacitaciones, etc.) que permitirán formar recursos humanos mejor preparados en el enfrentamiento de estas cuestiones, especialmente en el sector de la salud, por tratarse de los profesionales que están relacionados directamente con la temática.

También, se desarrollarán actividades comunitarias en distintos espacios de varias provincias del país, orientadas a que los niños y niñas puedan mostrar su amor hacia sus madres y sus padres. Así como barrio debates en los CDR de las localidades, en la FMC y en la CTC.

Asimismo, se efectuarán algunas tareas desde el punto de vista comunicativo. Spots, entrevistas a especialistas en los distintos medios de difusión masiva, cine debates, publicaciones en nuestro sitio web, en nuestro boletín Notisex, entre otras acciones.

En su totalidad serán 54 acciones de unos 14 organismos e instituciones.

El problema nos corresponde a todos y todas. Cuando comprendamos esto seremos mejores madres y padres, y porque no, también mejores seres humanos.

Heroínas y villanos no existen en esta historia.

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