Especialistas en Demografía advierten que, si bien Cuba mantiene una muy baja tasa de fecundidad, más emparentada con las de Europa y países desarrollados que con naciones de la región, también se aprecia una desarticulación de esa tendencia en la tasas de fecundidad adolescente.
El embarazo temprano y la gestación indeseada se asocian, a esas edades, con frágiles proyectos de vida, entre otras desventajas que conspiran contra la realización personal de jóvenes y adolescentes, alertaron especialistas en la capital cubana durante el coloquio que cerró la XI Jornada Cubaba por la No Violencia hacia las Mujeres y las Niñas, en diciembre de 2017.
De acuerdo con datos oficiales manejados en el panel, que estuvo organizado por el Centro Oscar Arnulfo Romero (CEOAR) y la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes), la tasa de fecundidad adolescente es de 50 nacimientos por cada mil muchachas menores de 19 años.
Pero una mirada más detallada al interior de ese grupo devela otros comportamientos y hechos que precisan atención, pues no pocos de esos embarazos están sucediendo a edades muy bajas.
Estudios citados por Matilde Molina, investigadora del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana, dan cuenta de que si bien 82 por ciento del embarazo adolescente corresponde
a muchachas entre 15 y 19 años, un grupo nada despreciable (18 %) ocurre en niñas menores de 15 años, grupo en el cual se percibe mucho más resistencia al descenso de la fecundidad.
Otro rasgo sobre el cual llamaba la atención la especialista es que, a diferencia de otros tiempos, en que la mayor tasa de fecundidad adolescente prevalecía en zonas rurales, tales diferencias se han ido eliminado e incluso en algunos territorios llega ser mayor en ámbitos urbanos.
Otra de las situaciones marcadas por Molina tiene que ver con actuaciones tradicionalmente vinculadas al embarazo adolescente, y perjudiciales para el bienestar de las futuras mamás, como la deserción escolar.
Los niveles más altos de fecundidad, según explicó, se ubican en muchachas entre 0 y sexto grados de enseñanza. “Algo realmente para pensar, teniendo en cuenta las oportunidades que brinda el sistema educativo cubano y que ellas dejan de aprovechar por cuenta del embarazo", señaló.
Más allá de los datos e indicadores de salud y fecundidad, especialistas se interesan por un análisis más cualitativo que ayude a prevenir las fallas en la educación sexual y la planificación familiar, que están en la base de las malas decisiones.
Los estudios han explorado también qué ocurre al interior de esas familias donde las jóvenes se embarazan demasiado temprano.
Además del inicio anticipado de las relaciones sexuales, las investigaciones dan cuenta de que estas muchachas tienen una percepción inadecuada de sus condiciones económicas y de vida, la mayoría son amas de casa y en sus familias prima el canon del hombre como figura principal, una escasa comunicación sobre temas de salud sexual y reproductiva, así como posturas educativas reglamentadas, principalmente, por figuras paternas.
La permisividad, el autoritarismo y la inconsistencia suelen primar como métodos educativos en su seno familiar, donde se reproducen patrones de baja escolaridad, relaciones consensuales, inicio temprano de relaciones sexuales, escaso o ningún uso de métodos anticonceptivos y una historia familiar de embarazos adolescentes.
Lo que sucede después del parto, en no pocos casos, es que esas jóvenes madres se mantienen en el hogar después de dejar la escuela, no se vinculan laboralmente ni mantienen una pareja estable y la mayoría de sus hijas e hijos están siendo criados y atendidos por las abuelas.
