Su paso por la Universidad dejó profundas huellas. Setenta años después, Asela de los Santos, su amiga y compañera de entonces y de siempre, evoca aquel tiempo y las luchas de una mujer imprescindible en la historia patria.
«Vilma ingresa en la Universidad en 1948, a estudiar Ingeniería Química. Refiriéndose a la carrera decía que le gustaba esa ingeniería porque tenía en su plan de estudios mucha carga de matemática, que era una de sus aficiones y además, no quería estudiar fuera de su Santiago.
«Vilma fue una de las jóvenes estudiantes más brillantes, no solo porque era estudiosa, sino también porque era integral: deportista, capitana del equipo de volibol, solista de la coral universitaria, entusiasta organizadora de actividades de extensión universitaria, tales como fogatas, excursiones, En todas estas actividades ella se distinguía, era iniciadora. Traía de su hogar una educación esmerada de padres cultos en el centro de una familia ejemplar.
«Ella disfrutaba realmente la vida universitaria por las múltiples actividades en que participaba y en sus relaciones con profesores y compañeros de todas las carreras. Y aquí me detengo para destacar rasgos de su personalidad:
- Tenía un elevado sentido de lo justo, de lo correcto
- Rechazaba la mentira
- Sus amistades lo eran más por afinidad de valores que por posición social
- Le gustaba rodearse de personas de pensamiento e ideas progresistas».
Asela, protagonista ella misma de las luchas revolucionarias en la clandestinidad, combatiente del II Frente Frank País y con una larga hoja de servicios a la Revolución después del triunfo de 1959, no olvida a profesores como Herminio Almendros y como López Rendueles, con quien Vilma se identificó mucho y a quien tenía en gran estima, por sus vastos conocimientos y su actitud patriótica.
«El profesor López Rendueles contribuyó a formar en Vilma el amor a la verdad, a la justicia, a vivir en una sociedad sin prejuicios», enfatiza Asela, quien añade que en la Universidad de Oriente existía un grupo homogéneo: profesores y alumnos de todas las especialidades.
«Esa rica vida universitaria y las actividades clandestinas contribuyeron a que se creara un sentido de solidaridad muy grande entre todos nosotros».
La Universidad de Oriente fue uno de los escenarios de luchas de Vilma, combatiente de la clandestinidad, de la Sierra. Después del primero de enero de 1959 se entregó con todas sus fuerzas a las tareas de la construcción de la nueva sociedad. La constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, y la creación de los círculos infantiles son solo dos de sus grandes obras imperecederas.
Vilma es y seguirá siendo inspiración permanente.